México. El gobierno de México propinó un tiro de gracia al sanguinario cártel Los Caballeros Templarios con la ansiada detención de su último líder, Servando Gómez “La Tuta”, pero no puede cantar victoria ante los grupos armados que inevitablemente surgen tras la captura de capos, opinan expertos.
Las autoridades ya tenían otros trofeos en la bolsa, como la captura de Joaquín “El Chapo” Guzmán, líder del cártel de Sinaloa (oeste) y entonces el capo más poderoso del mundo, así como la de Miguel Ángel Treviño alias “Z-40”, que encabezaba a Los Zetas, principalmente en el este del país.
El arresto de “La Tuta” -un excéntrico ex maestro de 49 años que burló a las autoridades durante meses escabulléndose en las montañas michoacanas- es como un “tiro de gracia” a los hoy debilitados Templarios, pero tiene “un valor más simbólico que real”, dijo Jaime Rivera, investigador de la Universidad Michoacana.
Las caídas de grandes capos pueden convertirse en una oportunidad para que se pase “de un verdadero imperio criminal con penetración en el gobierno a una diseminación de grupos de delincuencia”, advirtió el experto.