Sin la descomunal exposición de la que gozan los Juegos Olímpicos u otros eventos de menor magnitud, ayer por la tarde comenzaron los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro, certamen que a lo largo de doce días dará a conocer verdaderas muestras de valor y superación personal.
La ceremonia inaugural, que contó con la presencia de la delegación argentina, conformada por 85 deportistas y encabezada por el tenista Gustavo Fernández, tuvo como evento principal al encendido del pebetero olímpico, ceremonia que contó con la presencia de varias personalidades relacionadas al ambiente del deporte adaptado que completaron el recorrido hasta llevar la antorcha a su lugar de destino.
Marcia Marsal, primera atleta brasilera en obtener una medalla de oro en un juego Paralímpico (también consiguió una presea de bronce, ambas en atletismo y en los juegos de Nueva YorK/Stoke Mandeville 1984) fue una de las encargadas de transladar el fuego olímpico.
Con evidentes limitaciones físicas debido a la parálisis cerebral que sufre, Marcia sufrió un tropezón durante su marcha y cayó sobre la pista de atletismo desprendiéndose de la antorcha. Sin embargo, con la ayuda de dos asistentes y una enorme fuerza de voluntad, se reincorporó y completó su recorrido ante los aplausos de los miles de presentes en el estadio Maracaná. De inmediato, los usuarios de redes sociales convirtieron su caída y posterior recuperación en todo un símbolo de lo que representa el evento.