La Bomba de Chalub: el almacén donde el tiempo se quedó quieto

Este típico negocio de pueblo nació en los años ‘30 de la mano de inmigrantes sirios en La Consulta. Cerró en los ‘90 y ahora lo compró un hombre que lo quiere convertir en museo. Un lugar donde se respiran mil historias.

La Bomba de Chalub: el almacén donde el tiempo se quedó quieto

Al lado de un muestrario vacío de anilinas, una revista Para Ti de 1950 exhibe en su página central y amarilla a una esbelta mujer en bikini, que sonríe más de lo que muestra.

Desde la interminable estantería, botellas de ponche Cusenier, paquetes de jabón Federal y las tradicionales latas exhibidoras de galletas abren una ventana al pasado. La vieja caja registradora todavía suena al abrir. La derruida balanza báscula quedó marcando 50 kilos y una oferta todavía late en un cartel desarmado: “Ravioles de pollo, caja a $ 1,85”.

“Está todo igual a cuando yo tenía 7 años”, alcanzó a decir don Peterley antes de sumirse en el silencio de los recuerdos.

Es que los sancarlinos que hoy ingresan al almacén de ramos generales, que se alza sobre la vieja ruta 40 y la calle San Martín en La Consulta, sienten que el tiempo quedó atrapado allí, desde que el propio Benito Chalub salía a recibirlos detrás del mostrador con una sonrisa.

Esta porción de anécdotas locales y bienes patrimoniales bien podrían haberse perdido en las sombras, de no haber sido por Omar Bernáldez, un productor de azafrán que compró la propiedad hace 2 años y se enamoró del lugar y de la historia familiar que encierra.

“Si no tocan nada del almacén, se lo compro”, dijo el hombre oriundo de Buenos Aires a sus antiguos dueños. Entonces, no sabía bien qué iba a hacer y negoció movido más por su instinto que por la razón.

Ahora, que ha visto lo que genera el sitio en los mendocinos y turistas que lo visitan, quiere convertirlo en una especie de museo y lugar de encuentro y de intercambio artístico y cultural del Valle de Uco.

Con el simple gesto de volver a abrir sus puertas al público, el viejo edificio de la esquina fue recuperando relatos que enriquecen y completan su historia. Todo está atesorado en el gran “libro de visitas”.

Este emblemático almacén de pueblo -que fue declarado de interés turístico y cultural del departamento en 2005- es conocido como la “Bomba de Chalub”. Sucede que en la vereda funcionaba el surtidor de combustible que utilizaban las familias de agricultores de la zona y, aunque no recibía réditos por ello, don Benito también oficiaba de expendedor de nafta.

En el local se puede ver la gran tulipa de YPF que, con su luz, marcaba una parada obligada para los conductores de la vieja ruta 40.

Este típico almacén de ramos generales estuvo abierto desde 1930 hasta el 7 de abril del 1992, cuando los Chalub sufrieron un violento atraco y decidieron cerrar sus puertas para siempre.

Lo que cuentan estas altas paredes de ladrillos rojos es la historia de una familia siria, como la de tantos inmigrantes que apostaron a construir su vida en estas tierras.

“Aquí escucho opiniones de todo tipo”, cuenta el propietario, mientras disfruta del paisaje y la calma valletanas.

“Hay quienes no entienden el valor patrimonial que tiene este almacén ni por qué quiero conservarlo intacto. Otros se emocionan, me agradecen y hasta he recibido ofertas en dólares, de extranjeros que lo quieren comprar. Yo me encariñé, me gusta ver lo que les pasa a las personas aquí adentro”, confía Omar, que sueña con un museo.

Las reacciones al ingresar a este túnel del tiempo, que sale al paso en plena zona rural de San Carlos, son diversas. Vecinos del pueblo se han pasado horas revisando antigüedades.

Algunos terminan compartiendo anécdotas, lágrimas y risas entre mates y, cuando la ocasión lo amerita, hasta se arma un asado. Otros se sacan fotos frente a los carteles con ofertas o con la lechera o el tanque surtidor de aceite, o hasta se visten y calzan los atuendos de aquella época.

Pero la construcción -una de las pocas que quedan de su época realizadas con ladrillos y adobe- también ha sido inspiración de artistas. Por ejemplo, la banda Los Igualitos filmó parte de su nuevo videoclip (“Mi propia flor”) en las instalaciones mágicas del antiguo almacén de Chalub, durante marzo.

“Don Benito nos daba siempre el caramelo de yapa”, contó uno de los visitantes, ahora devenido en abuelo. “El tiempo dirá qué pasa con este lugar.

Por aquí han pasado tres o cuatro generaciones de sancarlinos y sería una gran pena que no conservaran esta parte de su historia”, sostuvo Bernáldez, quien llegó a La Consulta buscando un buen terreno para plantar azafrán y quedo hechizado por este viejo negocio de pueblo rural.

De Siria a La Consulta

Omar Bernáldez muestra las fotos de la familia Chalub como si se tratara de sus antepasados. Lejos del frenesí porteño y de las exigencias de su trabajo como asesor de transporte aerocomercial, el hombre se dejó seducir por la historia de estos sirios que llegaron a fines del siglo XIX provenientes de Maluba, y se instalaron en esta región del Valle de Uco.

Con ayuda de Marcela, la viuda de uno de los propietarios, Omar está reconstruyendo la historia del clan y reacondicionando el viejo salón.

“Don Benito nunca fue dueño del almacén. En realidad tenía el fondo de comercio y alquilaba el local a su cuñado David. Éste era un terrateniente, dueño de una aceitera en Luján y de una gran extensión de tierras en La Consulta”, relata con pasión y amplio conocimiento Bernáldez. Dibe, la hermana de David, se habría enamorado a los 16 años de su primo Benito Chalub y se fueron a vivir a Pareditas. Después, con sus cuatro hijos, se instalaron en este sitio y llevaron adelante el almacén.

“Todos cuentan que don Benito era un hombre recto, pero muy generoso. Solía prestar dinero, fichas y tachos a los productores y luego se los cobraba cuando tenían el dinero de la cosecha. También se acuerdan que repartía caramelos o refresquina a los niños. Debió ser un gran hombre, porque la mayoría guarda buenos recuerdos de él”, agrega pensativo Omar.

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