La bolsa de la unidad

La bolsa de la unidad
La bolsa de la unidad

Hace un par de semanas el justicialismo transparentaba su intención de marchar unido hacia el proceso electoral de 2015. Ese conglomerado surgió entre los sectores tradicionales del PJ y el Gobernador, que impuso su “paquismo” para ayudar a posicionar a colaboradores suyos que pretenden tener la chance de sucederlo al frente de la provincia.

Ayer, aquella intención hecha pública se concretó durante el congreso partidario realizado en San Rafael, en el que, además, se sumaron a la movida unificadora los sectores alineados con el kirchnerismo, hasta ahora bastante alejados de los acuerdos previos.

Con la nueva mesa de conducción, encabezada por el Gobernador y el vice, el peronismo mendocino pretende evitar que cada uno de los que aspiran a tener protagonismo en las próximas elecciones generales, juegue a su antojo.

Aseguran, en el núcleo cercano a Francisco Pérez que, además de buscarse el irrestricto respaldo público a la gestión de gobierno, la misión que tienen los número 1 y 2 de la provincia en esta conducción compartida es evitar posibles grietas de aquí en adelante.

También pretenden en el oficialismo que los precandidatos nacionales a las presidenciales tengan que caer inevitablemente en esa mesa referencial de conducción que se ha constituido cada vez que aterrizan en suelo mendocino con intenciones de promoverse.

Adversario a vencer. Hay una realidad. Las encuestas coinciden en que el radicalismo mendocino sigue siendo el mejor posicionado de cara a las elecciones provinciales del año próximo.

Números que manejan en el oficialismo dan cuenta de que Alfredo Cornejo aventaja por casi 10 puntos a los mejor posicionados del PJ.

Por lo tanto, no hay margen en el oficialismo para posibles desinteligencias y menos para fugas hacia otros sectores que lo terminen debilitando electoralmente el año próximo.

Sonrisas para Cristina. Cuando se acordó unir a todas las líneas internas del peronismo todavía no se percibía claramente si la relación con la Casa Rosada se iba a mantener tensa como producto de la discusión por la nueva ley de Hidrocarburos.

Por eso la idea inicial de Pérez y su gente era buscar reparo en la gran cobertura protectora del peronismo, siempre preparado para acomodarse a los tiempos políticos que van marcando el ocaso de sectores o dirigentes puntuales.

Pero en los últimos días hubo un brusco golpe de timón en la estrategia provincial. La pelea con el juez Griesa y con los fondos buitre permitieron a Cristina Fernández y a su gobierno levantar un poco su imagen y mejorar en los sondeos de opinión.

De ahí la decisión de que el kirchnerismo mendocino fuera invitado, a pesar de su relativo peso político aquí, a la mesa de conducción compartida junto a Pérez, Ciurca y los 12 “caciques” departamentales.

Es que parece quedar demostrado que el kirchnerismo nacional no pretende retirarse en silencio, derrotado. Aun con un panorama totalmente adverso, la Presidenta prefiere insistir con jugadas políticas riesgosas.

Con el confrontativo manejo de la crisis de la deuda elegido y el reciente envío del proyecto de cambio de jurisdicción del pago a bonistas, indudablemente pretende marcar la cancha y fijar su posición de poder, de su fortaleza política, a pesar del corto tiempo de mandato que le queda.

La unidad sellada ayer en el sur provincial la hicieron en el peronismo local con el convencimiento de que es la forma de conducir al partido hacia una fórmula de consenso que pueda competir con la UCR con posibilidades de éxito.

Esperan que quien encabece la boleta presidencial y la tracción de los intendentes departamentales apuntalen las chances de quienes sean candidatos a gobernador y vice, cargos para los cuales hay varios ya anotados en cada una de las líneas.

La inclusión de los sectores kirchneristas en el manejo del justicialismo mendocino da la esperanza, a la mayoría de la dirigencia, de que las PASO provinciales, si es que finalmente se realizan, sean un mero trámite de convalidación de las candidaturas. Por eso ayer se convino que no habrá internas. Cuanto más lejos de ellas mejor, parece ser el deseo mayoritario de la dirigencia en este momento.

De lo que nadie habla. En el plano nacional el principal referente, menos para los sectores más kirchneristas, sigue siendo Daniel Scioli.

El gobernador bonaerense viene pidiendo la unidad del peronismo, algo que se cumplió ayer en la reunión del PJ local, tal como se hizo en el cierre de autoridades del justicialismo nacional este año, en el que La Cámpora se integró y tiene su espacio. Sin embargo, de este tema nadie quiere opinar en voz alta. Por la unidad vale la pena cualquier esfuerzo...

De todos modos, siempre está latente la posibilidad de que Pérez compita por algún cargo nacional el año próximo. ¿En qué lugar de la boleta? No se sabe aún.

Desde el entorno del gobernador bonaerense se comenta que su candidato a vice deberá ser, en primer lugar, un dirigente del peronismo y “si es del interior, mejor”.

Argumentan que aquellos gobernadores que no tienen posibilidades de reelección, como Pérez, cuentan con alguna chance mayor por aquello de que el ex motonáutico no quiere interferir en las internas provinciales.

Igualmente sigue muy de cerca la política “doméstica” de cada provincia y está siempre pendiente de los movimientos que dan dirigentes y sectores.

Durante su última visita a Mendoza, Scioli logró que Pérez y Ciurca compartieran un acto, justo en momentos en que la relación no estaba para nada bien entre ambos por aquella declaración de emergencia en seguridad por parte del Vicegobernador.

En su constante trajinar hacia la anhelada candidatura presidencial, Daniel Scioli pretende, si es que el kirchnerismo lo termina aceptando como el hombre del oficialismo para las presidenciales, que Cristina Fernández deje resueltos la mayor cantidad de problemas que tiene en carpeta su gobierno, en especial en lo que tiene que ver con el frente externo.

Al amparo de algunas encuestas que lo siguen favoreciendo, el gobernador bonaerense pelea en el frente interno por subsistir sin dejar de tener en cuenta los asuntos coyunturales, que son graves porque afectan cada día más al grueso de la sociedad, y eso lo admiten en el sciolismo.

Comienza a oscurecer más de la cuenta el panorama económico, que pega fuerte en el bolsillo de la gente. La baja en el consumo, el desempleo, la pérdida de la competitividad de las economías regionales y el parate en sectores como la construcción y la industria automotriz, son indicadores inocultables del mal momento del país y de la tormenta con la que deberá lidiar cualquier dirigente peronista que quiera, como hace hoy en día Scioli, defender al cristinismo y a la vez proyectarse con algún aire de cambio.

En ese difícil contexto, el justicialismo mendocino decidió la unidad como tabla de salvación para la contienda electoral que se aproxima.

Por José Luis Toso - jtoso@losandes.com.ar

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