La boda de Mercedes y Mariano

A punto de cumplirse el bicentenario del natalicio de la hija de José de San Martín, recordamos su trayecto europeo y el enlace con el joven diplomático que veló por su salud.

La boda de Mercedes y Mariano

Nacida en nuestra provincia un 24 de agosto de 1816, Mercedes Tomasa apenas vivió en Mendoza pocos meses; unos días antes de iniciarse el cruce de los Andes, partió con su madre Remedios hacia Buenos Aires y, años más tarde, hacia Europa.

Pero el destino hizo que sus restos (también  los de su esposo y los de una de sus hijas, María Mercedes) descansen actualmente en la Basílica de San Francisco de nuestra ciudad.

La historia de la infanta mendocina es muy poco conocida. Vivió en Londres, en Bruselas, en Francia. Allí,  con 16 años y  luego de un  fugaz noviazgo, contrajo enlace con Mariano Balcarce, hijo del general Antonio González Balcarce, amigo del Padre de la Patria.

Hacia tierras extrañas

Después del fallecimiento de su madre Remedios en 1823 y del encuentro con su padre, el General San Martín, ambos partieron en febrero del año siguiente desde el puerto de Buenos Aires hacia Europa.

En el viejo continente, se instalaron en Londres, donde Mercedes ingresó a un colegio como pupila en el norte de esa ciudad, al cuidado de Mrs. Heywood. Su estadía en aquel país duró hasta 1825, fecha en la que partió con su padre desde Gran Bretaña a su nuevo hogar en Bruselas. En Bélgica, residió en un edificio de dos pisos de la calle Rue de la Fiancée 14, lugar donde también vivía su tío Justo Rufino.

¿San Martín, general belga?

Cinco años después de su llegada a Bruselas, justo el día en que Mercedes cumplía los 14 años, el 24 de agosto de 1830, estalló una revolución de los Países Bajos contra el Reino Unido que concluyó con la independencia de Bélgica.

La chispa de la revolución prendió rápidamente entre el pueblo que destruyó fábricas y depósitos de alimentos. En los días posteriores hubo revueltas similares en Lieja, Verviers, Huy, Namur, Mons y Lovaina.

Ante estos  acontecimientos, el alcalde de Bruselas Barón Louis de Wellens y varios revolucionarios ofrecieron  al General José de San Martín el mando de sus tropas,  lo que éste rechazó.  Propuso, en cambio, a su camarada, el general español Juan Van Halen.

Los incidentes hicieron que padre e hija partieran hacia la capital de Francia para radicarse definitivamente en aquel país, mientras que Justo Rufino partía hacia España. Dos años más tarde, el tío de la infanta fallecería en Madrid.

Los San Martín se establecieron en una casa en calle Rue Providence 18, en pleno centro de París.

El amor en tiempos de cólera

En aquel momento, se produjo en Europa la epidemia de una rara enfermedad que venía de Asia, llamada cólera-morbo, que atacó a los centros urbanos  más importantes de ese continente.  La epidemia llegó a Gran Bretaña  y, a fines de marzo de 1832,  se extendió a Francia.  La muerte de miles de ciudadanos produjo pánico en la población.

Inmediatamente Mercedes y su padre partieron hacia una casa de campo en Montmorency (a unos 15 kilómetros al norte de París), pero ambos se enfermaron; la joven cayó primero y tres días después su padre, quien estuvo a punto de morir.

No existía un remedio efectivo para curar esta epidemia; generalmente, los médicos aconsejaban tomar calomel (un compuesto mercurial usado como purgante), aceite de ricino (para vaciar el estómago), y otros recetaban amoníaco, arsénico, fósforo, ruibarbo, opio y hasta caldo de carnero.

Padre e hija fueron asistido por un joven amigo de la familia, llamado Mariano Balcarce, quien cumplía funciones diplomáticas en la capital del Reino Unido.

Mariano llegó a París y se instaló para socorrerlos en aquellos difíciles momentos. Mercedes, con 16 años, se recuperó en poco tiempo, mientras que el Libertador estuvo más de siete meses para reponerse.

Los jóvenes se enamoraron. El general aprobó aquel noviazgo que se consolidó en boda en diciembre de ese mismo año.

París era una fiesta

En el otoño de 1832, Mercedes Tomasa de San Martín y Mariano Severo Balcarce Buchardo, de 25 años, se casaron. Como padrinos de la boda se encontraba el coronel peruano Juan Manuel Iturregui,  gran colaborador de San Martín durante la campaña en Lima, y  José Joaquín Pérez Mascayano, quien por ese entonces se ocupaba de las relaciones comerciales de Chile en Europa y posteriormente ocupó la presidencia de ese país (1861-1871).

Además, asistieron dos grandes amigos chilenos del Libertador: José Miguel y José María de la Barra, entre otras personalidades diplomáticas de Sudamérica.

Para festejar, los recién casados y el cortejo partieron hacia el restaurante Chez Grignon ubicado en pleno París. Allí los agasajados vivieron una ceremonia alegre pero sobria como le gustaba a San Martín.

Días después, los recién casados partieron hacia puerto del Havre en dirección a Buenos Aires.

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