Aunque algunos sostengan que la bisexualidad no existe, y otros alcen su estandarte, lo más importante es tener en claro de lo que se habla, desde la mismísima base conceptual.
“Cuando uno habla de hétero, homo, o bisexualidad, en realidad lo que hace es aludir a la orientación sexual, la cual no tiene nada que ver con una identidad, sino específicamente de quién nos enamoramos, y sentimos atracción”, argumenta el psicólogo y sexólogo Germán Gregorio Morassutti.
Para salir de los umbrales de la ambigüedad, tampoco hay que confundir la experimentación sexual con la orientación (como muchos piensan). Esta última está impulsada por los sentimientos (además de lo sexual) hacia otra persona, sea de igual o distinto género y una elección de vida. Tampoco se trata de una moda como las posturas de muchos famosos, que ya sea por marketing o publicidad, muestran su supuesta orientación de último segundo, antes del estreno de su película de turno.
- ¿Qué condiciones entonces se tendrían que dar para que una persona sea bisexual?
- Cuando ese sujeto puede enamorarse, o estar enamorado al mismo tiempo tanto de un varón como de una mujer. Para que se dé este concepto de la bisexualidad, la persona debería estar enamorada de dos personas al mismo tiempo, ya que no hay que perder de vista el concepto de que la sexualidad es variable, no fija.
- ¿Porqué la sexualidad es variable?
- La sexualidad es constructiva y uno la va conformando de acuerdo a la experiencia que también varía, porque todo en la vida puede variar. Desde nuestra historia, hasta las experiencias que no son fijas, sino que fluctúan.
Cualquier persona puede enamorarse de sujetos diferentes en el transcurso de su vida. De la misma manera en que esto ocurre, también puede enamorarse de personas de diferente o igual sexo. Esta posibilidad de las distintas orientaciones sexuales existe, y tiene que ver con el nivel de apertura mental que tenga la persona en sí. Lo que actúa como barrera en este punto son las prohibiciones sociales que operan como un freno en sociedades más conservadoras como las nuestras.
- ¿Qué pasa en una pareja cuando una de las personas decide hacer visible su orientación frente al otro?
- Para el receptor es un balde de agua fría porque hay dos mensajes: por un lado que su pareja está enamorada de otra persona (que a cualquier pareja le puede pasar), pero además, que esa otra persona es completamente diferente a su género. Lo que le quita internamente, desde su mirada, la posibilidad de “competir”, dejándolo/a fuera de carrera.
Esto tiene que ver con la capacidad de enamorarse o no, y darse cuenta de que las personas pueden siempre tener la libertad de elegir algo diferente a lo que tiene.
- ¿Cómo se trabaja esta novedad ?
- Antes que nada hay que poder eliminar los sentimientos de culpa por parte de quien recibe esta novedad, pensando tal vez que se hizo algo para que esto ocurriese en su pareja. En realidad siempre está la posibilidad de que la persona elija algo que no tenga, y que no seamos nosotros.
Lo importante es el diálogo, para que si la pareja lo desea hayan negociaciones, o decisiones, respecto a lo que cada uno pretende de ese vínculo. Ya sea seguir juntos, o no.
- ¿En consultorio ves muchos casos?
- Sí. Hay mucha consulta indirecta, se viene por otros temas que decantan en esa incapacidad de hacer visible una orientación como la bisexualidad. En muy pocos casos se blanquea.
Esto tiene que ver mucho con la cultura. Nuestra sociedad es mucho más conservadora, con estructuras muy lineales. Pero en las culturas europeas uno puede observar otra mirada respecto a estos temas, en donde es mucho más visible esta posibilidad de fluctuar, lo que no implique que acá no exista, pero de manera más oculta.
El glamoroso marketing bisexual de Hollywood
Nadie recuerda quiénes fueron los premiados en la gala MTV de 2003, pero pocos han olvidado el beso húmedo con el que Madonna y Britney Spears obtuvieron una atención que fue más allá de su talento musical y que sobre todo sirvió para convertir a la pudorosa Britney en un producto mucho más transgresor.
Un guiño hábil como campaña marketinera con efectos mediáticos rentables. No es casual que desde entonces esos mensajes cargados de ambigüedad, siempre entre mujeres, sean frecuentes en esto del “show business”; así lo afirma el diario El Mundo de España, en una nota que hizo al respecto.
La misma intención tuvo la sesión fotográfica de Mario Testino con Kate Moss y Rihanna, o el video que esta cantante protagonizó con Shakira. En este contexto mercantil, una legión de famosas de diferente condición han abierto su intimidad para develar una bisexualidad militante; reivindicando una tercera vía natural entre las tradicionales etiquetas de ‘hetero’ y ‘homo’.
Miley Cyrus, Kristen Stewart, Lady Gaga, Lindsay Lohan, Fergie, Michelle Rodríguez... y la lista sigue por más. Algunos medios hacen otra interpretación de esa explosión “bi” insinuando que con frecuencia, y en el contexto hollywoodense, sirve para enmascarar una homosexualidad que podría dañar carreras. ¿Será?