La Biblia y el calefón

La renuncia de Messi, la aparición de Calu Rivero con la antorcha y una sociedad que se va banalizando.

La Biblia y el calefón

Por Maxi Salgado - Editor de Más Deportes papel - msalgado@losandes.com.ar

"Igual que en la vidriera irrespetuosa, vez pasar la vida y herida por un sable sin remache, ves llorar la Biblia junto a un calefón", escribía con una afiebrada, y cada vez más actual, pluma Enrique Santos Discépolo.

El deporte tiene hoy esas cosas que hacen que uno se asombre por lo bueno y lo malo de igual manera.

Fue una semana en la que nos olvidamos de quejarnos por las decisiones del gobierno de Macri o por la herencia que dejó Cristina.

Por primera vez, una derrota (la sufrida por la Selección argentina frente a Chile) pasó a convertirse en causa nacional, con todo lo peligroso que es eso.  Porque si lo más importante que tenemos es preocuparnos por la continuidad de un futbolista en el equipo nacional, más allá de que se llame Messi, Maradona o Pérez,  nuestra sociedad debería replantearse su futuro.

Mezclao con Stravinski va Don Bosco y "La Mignón", Don Chicho y Napoleón, Carrera y San Martín...

Qué bueno sería que la misma pasión que todos hemos puesto para defender o criticar a Messi se pusiera en cada una de las acciones de nuestras vidas, especialmente en las injusticias que vemos a diario.  Nadie se movilizó de la misma manera al ver a un chico abanderado en un acto escolar sin zapatillas, que despertó la alarma sobre la situación de las escuelas rurales en nuestro país.

“La lucha aquí es brindarles con mucho sacrificio alimentos, ya que todavía no contamos con comedor”, dijo una maestra del establecimiento. “Casi todos los niños están sin zapatos, sin una casa digna, sin agua y sin luz”, explicó.

Luego agregó: “Mi mayor preocupación no son los zapatos todavía. Cada día debo conseguir alimentos para el día siguiente”.

No miramos a esos chicos porque nos mostrarían nuestro propio fracaso, pero sí le pedimos a Messi que nos dé la posibilidad, aunque sea a través del fútbol, de sentirnos parte de un primer mundo del que estamos bastante lejos, más allá de que nunca vamos a admitirlo.

¡No pienses más, sentate a un lao, que a nadie importa si naciste honrao!

Ayer la noticia de la Eurocopa era un jugador de Gales, Hal Robson-Kanu, quien más allá de que no tiene contrato con ningún club, fue una de las figuras con la que su selección dejó afuera a Bélgica, que es el segundo del ranking mundial y gran candidato para quedarse con el título.

Robson-Kanu es inglés pero fue dejado de lado por la selección de su país y él, lejos de “renunciar”, redobló su apuesta. Seguramente la perseverancia le dará sus frutos.

Pero que el siglo veinte, es un despliegue, de maldá insolente, ya no hay quien lo niegue. Vivimos revolcaos, en un merengue, y en un mismo lodo todos manoseaos...

El márketing nos ha atravesado de una manera tal que cualquiera que tenga un poco de exposición mediática puede manejar la voluntad de miles de personas. Y eso quedó demostrado el viernes cuando la actriz y DJ Calu Rivero fue convocada para portar la antorcha olímpica sólo por su capacidad para aglomerar seguidores en las redes sociales.

El hecho despertó, con justa razón, el enojo de los deportistas nacionales que se sintieron menospreciados. Y más los enojó que Rivero asegurara que ella había sido convocada para poner de manifiesto los valores del olimpismo. Unos valores entre los que se destaca, entre otras cosas,  “que el deporte no es una ocupación para ociosos ni una compensación por el trabajo intelectual”.

Entonces no se entiende cómo alguien que es convocada por su actividad en redes sociales, como también lo fue el youtuber chileno Germán Garmendia, pueden hablar de esos valores.  Es lógico que un deportista que trabaja todo el año al aire libre, bajo el ardiente sol del verano o el crudo frío del invierno, vea que le han faltado el respeto.

Pero como hoy vivimos en el mismo lodo todos manoseados, ya nada nos parece mal. Desde la llegada del sponsoreo a los Juegos Olímpicos, las barreras son cada vez más difusas y a los valores se los vulnera con facilidad. Hay un libro de Vyv Simson y Andrew Jennings que se llama “Los Señores de los Anillos”, que explica esa prostitución y que vale la pena leer.

¡Todo es igual! ¡Nada es mejor! ¡Lo mismo un burro que un gran profesor!  

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