La belleza y la precisión tienen cuerpo y sonido

La belleza y la precisión tienen cuerpo y sonido
La belleza y la precisión tienen cuerpo y sonido

No sólo se trata de pericia técnica, que la tienen y de modo incuestionable; tanto el Ballet de Danza Contemporánea Fusari -dirigido por Lucía y Valentina Fusari-, como The League of Crafty Guitarists -el ensemble internacional de guitarras creado por Robert Fripp-. Se trata también de poder, con ese dominio de la disciplina, gestar la emoción.

Y, claro, en el espectáculo que ofrecieron ambas compañías -con el Ballet de Ciudad de Mendoza como invitado- el prodigio perceptivo tuvo sede y aval para invadirnos a todos. Fue en el Teatro Independencia, donde el diseño de luces y la calidad del sonido también garantizaron el éxito.

El ensemble internacional de guitarras, dirigido por Hernán Núñez, presentó un repaso por sus obras referenciales; algo que ya habíamos podido disfrutar en este mismo teatro. Pero lo cierto es que la potencia escénica y visual que le entregó el cuerpo de danza, a algunos de estos pasajes musicales, permitió que la música ganase dimensión y espesura.

Fue durante las obras “Sirius”, “Visiones distantes” y “v.1311” de la Liga que las coreografías finamente planeadas por Valentina Fusari conquistaron el espacio. El vestuario, diseñado por Lucía, completó la estupenda puesta; con el semicírculo de los 19 guitarristas en vivo.

“Más es menos”, una de las premisas básicas para la eficacia del lenguaje artístico, se adueñó de esta puesta de danza y música.

La pureza de la geometría, ganando el diseño escénico, logró el flechazo al corazón perceptivo de la platea: que aplaudió en cada uno de los momentos de silencio, entre obra y obra.

Mientras que el sonido hipnótico y expertísimo del ensamble dirigido por Núñez, que además tuvos sus instantes únicos sobre el Independencia, fue el mullido colchón musical para que los cuerpos en movimiento gestaran situaciones de altísimo impacto: apenas un elemento, como un abanico o las enormes faldas de papel de las bailarinas, se convirtieron en certeros señuelos para la pulsión viva del espectáculo. La calidad expresiva de los bailarines fue también un aporte para la composición visual de toda la obra.

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