Una orquesta es una suma de voluntades. De voluntades con una extraordinaria precisión y entrega. Es un grupo complejísimo que entra en absoluta sincronización. Y además, unido por una tensión metafísica. Una orquesta no es un hecho sencillo.
Por esa complejidad, y el inevitable trasfondo económico que significa sustentarlas, es que hay pocas. Fueron algunos programas ambiciosos, como el Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles que José Antonio Abreu fundó en Venezuela en 1975, los que nos enseñaron que la proliferación de este tipo de ensambles no era algo imposible.
Hay que imaginarse entonces el desafío (y el amor por la música) que supone poner a trabajar una orquesta sin intervención estatal alguna. Independientes o autogestivas: la etiqueta que el lector prefiera.
Por eso la Orquesta Barroca y la Orquesta Académica, ambas nacidas en la provincia hace un par de años, son un ejemplo que debe irradiar a toda la región.
Contemos sus historias.
La "Barroca"
"Trabajamos de forma independiente", empieza relatando el actual director musical, Mariano Peralta. "Empezamos a trabajar a finales de 2016, poco tiempo después de que yo volviera de estudiar en Europa. Me vi con que había pocos espacios para tocar, entonces los músicos me plantearon empezar a hacer una convocatoria y ver qué se iba dando. Supimos que comenzar un proyecto sin un objetivo claro iba a morir al mes, por eso decidimos empezar a trabajar abocados al estudio de un compositor específico", amplía.
Así nació la misión de dedicarse completamente a la música barroca, aunque luego se expandieran (con cuidado y rigurosidad musical) a otros repertorios. Desde la primera convocatoria, para tocar las Suites Orquestales 1 y 2 de Johann Sebastian Bach siguieron muchas presentaciones en ese estilo (Vivaldi, Handel) y hasta otras fronteras, como la vez que la Secretaría de Cultura los convocó para tocar Queen en formato "sinfónico" en la explanada de Casa de Gobierno.
Empezaron con una veintena de músicos y hoy superan los 40.
¿Qué los caracteriza en la forma de trabajar? Musicalmente, se dedican al estudio intensivo de un compositor por año, desde su contexto social a los detalles de ejecución para enriquecer y dar con el estilo justo. El año pasado ingresaron en el terreno clásico con Mozart (llegaron a presentar el "Requiem" en San Luis) y este año es Beethoven, a través de quien se da el quiebre hacia la música romántica, un repertorio que la orquesta rechaza encarar, porque requiere mayores dimensiones orquestales, un sonido más robusto.
La Orquesta Académica ensaya en la Nave Universitaria y trabaja bajo una Asociación Civil. "De la recaudación de un concierto se reserva un diez por ciento que va a un fondo común y el resto se reparte entre los integrantes, apuntando de esa forma a generar un sostén económico para todos, aunque sea poco: lo fundamental es expandir la idea de que un músico no toca gratis, de que es un trabajo más", dice Peralta.
Tiene una comisión artística, una de finanzas y una dedicada a la logística del grupo. A veces tiene conciertos de forma totalmente independiente y otras actuaciones son rentadas (en ellas pueden llegar a tocar una parte de obras a pedido, pero sin resignar su identidad musical).
Para verla, esta noche la Orquesta Barroca actuará en la Nave Universitaria, a las 20.
La "joya" del programa es la presentación en sociedad de la primera sinfonía de Beethoven, una obra que vienen ensayando intensivamente y que enfocan desde un criterio historicista. También se interpretará la Obertura de "La flauta mágica "de Mozart y la "Romanza para viola" de Max Bruch, con José Guevara como solista.
Entradas: $150 general, estudiantes y jubilados $100. Se pueden conseguir en boletería de la Nave y por www.entradaweb.com.
La "Académica"
La historia de esta orquesta es similar y diversa a la otra. Comparten el sello autogestivo, como cuenta el músico y gestor cultural Lucas Vedia, quien coordina el ensamble. Él y Alicia Pouzo la fundaron en 2017 con la intención de abrir un espacio para la práctica orquestal, inexistente hasta entonces en Mendoza.
"La Orquesta Académica no es solamente música. Está articulada desde otro ángulo -explica Vedia-. A diferencia de otras orquestas (prácticamente todas) no pide concurso para ingresar. Ni Alicia ni yo creemos en los concursos, creemos que las oportunidades deben ser iguales para todos. Además es una orquesta de formación, que tiene profesores que les permiten nivelar hacia arriba a los músicos. Sí se les pide a los chicos un mínimo de conocimiento". Empezaron unos 11 y hoy son 62.
La necesidad era patente: "Si un músico no practica es como nunca haber entrenado y un día ir a probarte en River: nunca le va a dar el nivel para ingresar a una orquesta como la Sinfónica o la Filarmónica. La práctica incluye mucho más que tocar: conocer repertorio, manejar estilos...", explica.
La autogestión se plasma en cada ámbito: trabajan como una Asociación Civil sin Fines de Lucro y ensayan en un espacio cedido por la Iglesia de la Merced. Es, con pulmón y compromiso, que los músicos acuden a ensayar los domingos en la mañana, un horario del que todos disponen. "Verlos ahí habla de dos cosas: habla de una necesidad que había y de estar, al menos en mi criterio, en la senda correcta", asegura el coordinador.
Musicalmente, la Académica trabaja con cinco programas al año, que estrenan en el Gran Mendoza y replican en otras partes, con la idea de federalizar la música en los departamentos. Pero también ha tocado fuera de la provincia, como en el Auditorio Juan Victoria de San Juan.
Tampoco se restringen en el repertorio a tomar: el más ambicioso, hasta la fecha, fue el Concierto para piano Nº2 de Rachmaninov, que presentaron en el Independencia junto a Antonio Formaro, pianista de gran talento y proyección internacional.
Al momento de realizar esta nota, la directora Alicia Pouzo no estaba en Mendoza, porque había sido invitada a dirigir la Sinfónica de Entre Ríos y estaba a punto de ser reconocida por el Senado de la Nación con la Mención Eva Perón, a las mujeres que destacan por el compromiso y la solidaridad. En este caso, por tejer los lazos para que la música sea posible.
Para ver a la Académica, habrá que esperar hasta el 7 de septiembre, cuando lleven su último programa (con el irresistible Danzón Nº2 de Márquez y "Finlandia", de Sibelius, entre otras obras) al Cine Teatro Colón de Palmira. Los detalles del evento se anunciarán oportunamente.