"Sé que estoy atravesando mi última etapa en el alto rendimiento, pero voy año a año, no tengo fecha para mi retiro. Estoy contenta con la carrera que hice y quiero cerrarla de la mejor manera”.
Jennifer Dahlgren transita un difícil año deportivo, con un par de lesiones que la tuvieron a maltraer, la última justo antes de lanzar en el Mundial de Londres que la hizo quedar rápidamente eliminada.
“Había llegado con mucha expectativa porque era mi séptima cita seguida, un récord para el atletismo argentino. Pero, en el último tiro del calentamiento, se largó a llover, me resbalé y caí sobre la muñeca. Intenté pero no podía sostener el martillo. Fue un gran dolor, pero lo tomo como otro aprendizaje”, cuenta.
Por suerte, la bronca ya pasó y, mientras programa su 2018 deportivo, Jenny impacta con una llamativa cantidad de proyectos y objetivos fuera del atletismo.
Dahlgren es multifacética y divide su tiempo entre varias pasiones: está escribiendo dos libros de cuentos más para transmitir mensajes, sigue dando charlas sobre bullying (fue víctima en su adolescencia, algo que se animó a contar con el primer libro), es protagonista de un hermoso proyecto de ayuda solidaria con su sponsor Weber Saint Gobain, desde diciembre será embajadora del Inadi y, por si fuera poco, le quedan horas para practicar otros deportes.
Dalghren, participante de cuatro Juegos Olímpicos, no cree en limitaciones físicas y, pese a su físico fornido (1 m 80 cm y 106 kilos), está motivadísima con el judo (desde hace 3 años), el jiujitsu y el golf. Y cuando ella se mete, lo hace a full. A tal punto que, en estos días, agarrará su bolsa de palos y participará en dos torneos, uno como invitada en la previa del famoso Abierto de la República y otro en Punta del Este desde el 17.
“Desde hace tres años que vivo una etapa muy linda. Siento que maduré mucho y que me vienen pasando cosas que ni soñé. Nunca pensé que podía dar una charla, escribir un libro o jugar un torneo de golf. Y lo disfruto mucho”, explica la atleta de 33 años que ahora, por caso, está de pretemporada pensando en el 2018 de la mano de su entrenador Marcelo Pugliese.
“Es un año atípico porque no hay mundiales ni Juegos Olímpicos. Tengo los Odesur en mayo, el Iberoamericano en agosto y también estaré un par de meses compitiendo para un club alemán (Eintracht de Frankfurt). Pero la clave es que pude armar el calendario a mi gusto para disfrutar de mis otras pasiones”, nos contó.
El libro de cuentos infantiles El Martillo Volador, presentado hace un año, fue un éxito y le abrió otras puertas. Como ser convocada por el Inadi para ser, desde diciembre, embajadora nacional de la lucha contra la discriminación. Motivada, se largó a escribir dos libros más.
“Uno se llamará el Capitán del Banco y tendrá cuentos de balonmano (inspirados en las experiencias del Chino Simonet y Fede Pizarro), tenis adaptado (Gustavo Fernández), gimnasia deportiva (en Fede Molinari), taekwondo (en Seba Crismanich) y natación (en Fede Grabich). Y el otro será La Cocina del Atleta, que estoy armando con mi nutricionista para difundir recetas específicas para el alto rendimiento”, explica con detalles.
Lo que no esperaba fue el llamado de Miguel Leeson, presidente de la Asociación Argentina de Golf, quien la contactó al enterarse de su nuevo pasatiempo.
“Me ofreció su ayuda y yo lo llamé para sacar mi hándicap. Cuando me vio, me dijo que tengo condiciones y me invitó al Pro Am que comienza la semana que viene”, dice Jenny, quien va seguido al driving para entrenarse con su profe, Daniel Dávalos.
“Tengo nivel inicial, con un hándicap de 30, pero en la previa de este torneo los profesionales se mezclan con los amateurs, en grupos de 4, y se juegan algunos hoyos. Vamos a ver cómo me va (se ríe), yo siento que tengo potencial. El primer día que me pusieron un driver en la mano ¡tiré 250 yardas! En el green me va bien y me gustan los bunkers… Siento que el golf tiene algunas cosas del martillo, aunque también debo sacarme varios vicios. Es un deporte que me encanta, puede ser mi cable a tierra luego que me retire del atletismo”, asegura.
Jenny hace todo con dedicación y compromiso. Y la ayuda social no es la excepción. Ella es protagonista de la Huella Weber, un programa que incluye a muchos de los mejores deportistas olímpicos del país.
“Cada uno elige un lugar para ayudar. Yo me quedé con la Granja Andar, un hermoso sitio en Moreno donde capacitan a chicos discapacitados para que puedan insertarse en el mercado laboral. Tiene una panadería, un vivero y también desarrollan actividades culturales, artísticas y deportivas. Y estas acciones de compromiso social representan un valor como el olimpismo, porque son más grandes que uno, que las medallas que uno consigue.... Es devolverle algo a mi país, a mi gente. Por suerte compartimos este lema con deportistas amigos y encontramos en Weber Saint Gobain un compañero ideal”, relata con emoción. Así es Jennifer. Una emprendedora, puro corazón y pasión. En la pista y afuera.