Parece reiterativo, pero los hechos determinan que hay que volver sobre ellos. El último fin de semana largo -el primero de este mes de diciembre- demostró que la cantidad de viajeros que decidieron cruzar la frontera superó ampliamente las posibilidades de atención por parte de los organismos respectivos. No se puede aceptar que a esta altura del siglo, con la incorporación de tecnología, con los acuerdos previos supuestamente alcanzados y con una infraestructura vial en muy buenas condiciones, la gente tenga que esperar 4 ó 5 horas en las proximidades de las aduanas y que las colas, como sucedió en el paso Los Libertadores, lleguen hasta el cobertizo, lo que significa aproximadamente 15 kilómetros.
Lo sucedido ha pasado tantas veces que resulta inexplicable que no se haya alcanzado una solución. Hubo decenas de reuniones previas, se conformó un comité de fronteras integrado por representantes legislativos de Mendoza y de la V Región de Chile, funcionarios provinciales y nacionales de los dos países conversaron sobre el tema y hasta lo hicieron directamente los jefes de Estado. Pero los hechos determinan que, por más buena voluntad que exista entre quienes supuestamente tienen el poder de decisión, es el personal de la frontera el que termina fijando las pautas definitivas. Y, en este sentido, sólo cabría recordar lo que en un momento dado señaló el ex mandatario chileno Sebastián Piñera, quien destacó que todas sus órdenes terminaban diluyéndose en los laberintos que conforman los organismos instalados en la frontera.
No se puede desconocer que a lo largo de los años hubo avances en los acuerdos alcanzados. Así por ejemplo, resulta interesante que los viajeros que van hacia Chile deban hacer una sola aduana, en Los Libertadores, y que quienes retornan desde el vecino país lo hagan en Los Horcones.
También el sistema digital permitió una mayor celeridad en las tramitaciones pero la realidad determina que las cosas no cierran. En Los Libertadores hay que pasar por diferentes organismos: Aduana, Migraciones y el Sistema Agrícola Ganadero (SAG) que generan demoras, especialmente este último. Nadie duda de que Chile necesita ejercer un control estricto en el ingreso de mercaderías y otros elementos, en razón de que quiere mantener la calificación de libre de plagas en los mercados internacionales. Pero también es cierto que esa situación genera demoras que muchas veces se convierten en un verdadero calvario para quien lleva varias horas esperando para cruzar. Debe advertirse también sobre la errónea ubicación del edificio aduanero del vecino país, ya que se encuentra en el lugar más alto del cruce, con los problemas que provoca la situación para niños y gente de edad que atinan a visitar el vecino país. Es más, cuando se habla de mejorar la situación se hace mención a una construcción más moderna, pero en el mismo lugar, siendo que podría muy bien instalarse una vez atravesados los Caracoles o en la zona de Guardia Vieja, ya que hasta esa última localidad no hay otro camino alternativo para dirigirse hacia cualquier lugar de Chile.
Algunos aspectos llevan a indicar que en el sector argentino han tomado nota de la situación y están en la búsqueda de una solución. Así se deduce de las declaraciones de los funcionarios aduaneros, quienes han anticipado que aumentarán de 16 a 21 el número de personas que atenderán en Los Horcones y que se habilitarán casillas externas, especialmente durante los dos próximos fines de semana y en días clave, como el cambio de quincena durante la temporada estival. Acelerar las tramitaciones es una necesidad urgente y como ejemplo puede señalarse que días pasados muchos mendocinos debieron esperar cuatro o cinco horas para realizar los trámites en el sector argentino.
Se ha hablado mucho durante las últimas décadas de los avances en la integración entre los países de la región. Es bastante lo que se ha avanzado pero es mucho más lo que hay que caminar para llegar a la solución que la situación exige. Es de esperar que en el lapso que resta hasta la apertura de la temporada estival las autoridades de ambos países logren aceitar los mecanismos correspondientes a los efectos de evitar las enervantes demoras que han debido soportar todos aquellos que decidieron disfrutar de las playas chilenas para pasar sus vacaciones.