Parecía que 1813 sería el año de la independencia, Mayo no había roto las cadenas con España y seguíamos en un limbo revolucionario. La Asamblea -donde estaban puestas todas las expectativas independentistas- se inauguró el 31 de enero, tres días más tarde San Martín venció a los españoles en San Lorenzo y un par de semanas después Belgrano obtuvo la gran victoria de Salta. Pero este organismo no cumplió su objetivo supremo: declararnos libres. Diversos historiadores -entre ellos Vicente Sierra- demostraron que se trata de una entidad sobrevalorada.
En febrero la Asamblea declaró libres a los hijos de esclavos nacidos en nuestro territorio a partir de cierta fecha. La resolución es conocida con el nombre de "libertad de vientres" y poco después fue ampliada: todo esclavo que ingresara a nuestro territorio sería libre inmediatamente. Pero es un error decir que la esclavitud fue abolida, se centró solo la introducción de esclavos. La verdad es que esta norma ni siquiera partió de la Asamblea, se trataba de una disposición decretada un par de años antes en España y aplicaba a todos los dominios de la Corona. Incluso, con anterioridad, el Primer Triunvirato acató la ordenanza ibérica, prohibiendo en mayo de 1812 la introducción de esclavos. Al respecto señala Sierra: "La Asamblea no hizo sino sancionar algo que ya existía, agregando la libertad de vientres a fin de extinguir sucesivamente la esclavitud "sin ofender el derecho de propiedad", como entonces se dijo, de manera que la compraventa de esclavos continuó en el país. Al amparo de la ley que declaraba libre a todo esclavo que pisara el territorio, se inició la huida hacia las Provincias del Río de la Plata de muchos del Brasil; el gabinete de Río de Janeiro se sintió lesionado (… ) hasta considerar que la liberación de los esclavos huidos de su jurisdicción constituía un acto de hostilidad. La economía brasileña se apoyaba en la esclavatura, de manera que Brasil reclamó". Nuestros asambleístas accedieron al reclamo "suspendiendo la vigencia de la ley protestada, la que fue abolida por la Asamblea el 21 de enero de 1814"
La esclavitud recién acabó en 1853 al sancionarse nuestra Constitución. Hasta entonces, cualquier intento por abolirla o eliminarla paulatinamente quedó solo en los papeles. Podemos corroborarlo a través de la prensa -donde abundan los avisos de recompensas por esclavos prófugos-, de los contratos de compraventa y de los testamentos. Por ejemplo, el caudillo santiagueño Felipe Ibarra, extinto en 1851, declaró a un par de esclavos entre sus "bienes".
Aunque no cumplió sus objetivos, la Asamblea dio claras señales a la población de que estábamos en un proceso independentista: adoptó el Escudo Nacional, el Himno y creó la primera moneda con la leyenda "Provincias Unidas del Río de la Plata". Además redobló las medidas antiespañolas. En vísperas de la Navidad de 1813, fueron ejecutados cuatro peninsulares y un negro, acusados de conspiración. También prohibió las reuniones de más de tres españoles y estableció que para montar a caballo cualquier peninsular debía pedir una licencia especial.