Desde que el presidente Macri asumió sus funciones, hace tres años, decidió romper el cerco ideológico que había generado el kirchnerismo en sus relaciones exteriores y así generar una mayor apertura en busca de ampliar mercados para la Argentina. En ese objetivo se planteó un acercamiento con la Alianza del Pacífico.
Esta Alianza es una zona de libre comercio que nació en 2011, conformada por Chile, México, Colombia y Perú, mientras los candidatos oficiales a incorporarse como nuevos miembros son Australia, Nueva Zelanda, Canadá y Singapur. Existen, además, varios países observadores. Ecuador y Corea del Sur figuran como Estados asociados.
En mayo del 2016, Argentina entró como observador del bloque, y en la Cumbre del mismo año en Chile, el gobierno de Macri mostró su interés en ingresar al bloque económico, y promover un tratado de Libre Comercio entre Argentina y los países miembros.
El Acuerdo del Pacífico nació con algunas reglas fundamentales como la vigencia del Estado de derecho, de la democracia, del orden constitucional y del libre mercado. Estas son exigencias básicas. Si bien no está claramente explicitado, existe una coordinación para manejar aranceles similares y situaciones fiscales que no generen riesgos de inflación. Uno se los primeros pasos ha sido la eliminación de las visas de turismo entre los cuatro países para que los ciudadanos de dichas nacionalidades puedan ingresar en todo los países.
Entre los cuatro miembros decidieron abrir embajadas y consulados conjuntos en varios países para servir, en principio, a los sus propios ciudadanos en viaje. Además, está en funcionamiento el Mercado Integrado Latinoamericano (MIL) integrado por Chile, Perú y Colombia, mientras México estudia las condiciones para su integración plena. Uno de los requisitos indispensables es la vigencia de Acuerdos de Libre Comercio entre los países integrantes.
Este acuerdo ha mostrado mucho más dinámica y simplicidad para poder avanzar porque, claramente, no está pensado como un sistema proteccionista sino como una forma de acceder a los mercados del Pacífico en forma complementaria, más allá de los negocios que hagan entre ellos. Hay que recordar que de los cuatro miembros, tres de ellos (Chile, Colombia y México) son miembros de la OCDE y son reconocidos por la seriedad y continuidad de sus políticas.
El objetivo de Argentina también ha sido seguido por Uruguay, que pidió su incorporación como miembro pleno y tiene mayores posibilidades que Argentina de ser aceptado dada su estabilidad política y macroeconómica. Esto implicaría un golpe para el Mercosur, pero también muestra las rigideces que no le permiten al acuerdo sudamericano poder negociar acuerdos con otros países o bloques.
La Alianza del Pacífico tiene un objetivo claro y es el de avanzar sobre los mercados del área Asia-Pacífico donde se concentran grandes mercados, con más de la mitad de la población mundial y ningún país solo, ni siquiera EE.UU., está en condiciones de abastecer una demanda que crece a medida que los países de la región van alcanzando mayores niveles de desarrollo.
En tiempos en que se comienza a hablar de una flexibilización del Mercosur, se puede avanzar en acuerdos de libre comercio con diversos países pero, para conseguirlo, Argentina debe entrar en un terreno de normalidad institucional, estabilidad económica y plena vigencia de seguridad jurídica.
Pero lamentablemente, aunque muchos países quisieran negociar con la Argentina por diversos factores objetivos que hacen atractivo a nuestro país, no avanzan porque tenemos una combinación de historias nefastas para la confiabilidad internacional y un presente donde aún siguen reapareciendo alternativas políticas totalmente divorciadas de la racionalidad y la seriedad que el mundo civilizado exige.
