Reemplazar la estatua de Colón por una de Juana Azurduy es incorrecto. Frente al río y mirando al mundo debería haber un gigantesco “Shaocai Mao”, el gato chino de la suerte. ¿Se lo imaginan, erigido por la grúa oficial? Estéticamente dudoso, pero acorde con la realidad argentina, un gato dorado de diez metros de alto mueve la mano para atraer plata. Si pueden ser 12.000 o 15.000 millones de dólares, mejor.
En la escena que le falta a la película de Néstor, su esposa precisa verdes para llegar bien a 2015. En esta secuela indeseada por los productores del film, la Argentina vuelve al Club de París, arregla con el Ciadi y con Repsol, arma un nuevo índice de precios pedido por el FMI, y les da la bienvenida a los democráticos presidentes Putin, de Rusia, y Xi Jinping, de China (con sólo cerrar la cortina, Azurduy no los ve).
-Doctora, nos quedamos sin nafta.
-Maldición. Andá con el bidón y pedile al chino.
Alguien calculó mal en la estación de servicio. O cargaron de menos o viajaron de más. Pero al kirchnerismo se le quedó el auto dos años antes. Es que el “modelo de acumulación de matriz productiva diversificada con inclusión social” es de motor grande, gastador. Por eso ahora, desde la banquina, el gato de la suerte le ronronea en la bocamanga al presidente chino, que no sólo viene a financiar las represas de Santa Cruz Néstor Kirchner y Jorge Cepernic y que va a pagar el arreglo del tren Belgrano Cargas, sino que también -si fuera tan gentil- quizás apruebe líneas de crédito por 12.000 millones de dólares, a ser empleadas en casos de apuro, por ejemplo, para combatir potenciales corridas cambiarias que pudieran ser generadas si el diablo Griesa mete la cola y el acuerdo con los “buitres” se complica.
(Inicio del párrafo paranoico: ¿qué querrán a cambio los chinos? Si no pudimos evitar que Repsol se lleve los barriles, ¿podremos con los simpatiquísimos orientales, que en algunos países africanos pasaron la aspiradora y los dejaron sin una miga? Luis D'Elía le cortó los candados del campo a Tomkins, pero ¿se animará a ir con el alicate a la tranquera del emporio chino Heilongjiang Beidahuang, que hoy tiene 200.000 hectáreas en Río Negro? Fin del párrafo paranoico.)
Dos polillas, la de la inflación y la del gasto, le van comiendo la frazada al Gobierno, que, necesitado de plata, empieza a destapar a sus aliados históricos. Obsesionada por aumentar la recaudación, Cristina no excluyó el aguinaldo del pago de Ganancias y quedó enfrentada a los pocos gremios oficialistas de la CGT y la CTA.
Hugo Yasky, histórico aliado del Gobierno, confirmó que el 4 de agosto marchará al Congreso para reclamar por Ganancias y por una reforma tributaria integral. Y Antonio Caló, después de un arduo trabajo de fonoaudiología, pronunció un párrafo entero: “La economía está muy complicada -balbuceó-. Los muchachos están preocupados y algunos enojados y nos pidieron que le pidamos una reunión a la Presidenta para definir de una vez por todas qué va a hacer con el impuesto a las Ganancias, amén del problema automotriz. Empezó a faltar trabajo, ya tengo casi 10.000 suspendidos”.
Así es el Gobierno. No te aumenta, pero te enseña a hablar.
Río Gallegos. Estratégicamente colocado en la estantería del consultorio que mira hacia Buenos Aires, el gato de la suerte de la odontóloga Rocío García, pareja de Máximo Kirchner, sube y baja su manito, indiferente al sonido del torno. Funciona el gato: Rocío acaba de ser nombrada “coordinadora de articulación local de políticas sociosanitarias, en el ámbito de la provincia de Santa Cruz”. Ahora la odontóloga tiene un cargo dependiente del Ministerio de Salud de la Nación.
Andá a sacar esa muela.