Días pasados, un diario de circulación nacional publicó una nota en la que se hace alusión a que la Argentina ha sido calificada como un país "caro", con precios más altos que en el resto de América Latina, a excepción de Uruguay.
En ese esquema, no llama la atención entonces que los argentinos viajen a Chile y hasta a Miami para comprar generalmente electrodomésticos o tecnología de punta, aún a pesar de tener que pagar impuestos al ingreso al país.
Pero lo llamativo pasa también por el hecho de que, entre los productos que tienen menos valor que en el resto de América figuran el vino y las verduras, precisamente los que se envían desde Mendoza hacia el gran mercado consumidor.
La información indica que la última generación de iPhones llegó a la Argentina al doble de precio de lo que se consigue en Estados Unidos y que las propiedades, algunos servicios, los electrodomésticos y la ropa son más caros aquí que en cualquier país de la región, agregando que una agencia de información financiera reportó que el año pasado el costo de vida en la Argentina es mayor que en Israel, Francia o cualquier país latinoamericano.
Se advierte que no todos los estudios dicen lo mismo, en razón de que las metodologías cambian y destaca que el transporte público se encuentra entre los más baratos de la región y que hay rubros específicos, como el vino, la carne, las frutas y las verduras, que son los productos que Mendoza envía hacia el gran mercado, que son más económicos aquí que en otros países latinoamericanos.
También se hace alusión a que la salud y la educación pública son más incluyentes que en el resto y al hecho de que nuestro país cuenta con planes sociales y jubilaciones superiores a los demás países.
Reconoce que gran parte de la "culpa" puede ser atribuible a la existencia de un Estado grande y difícil o imposible de achicar pero también advierte que hay problemas estructurales que encarecen algunos productos, aspectos que han sido advertidos por los diferentes actores de la actividad productiva mendocina pero que no ha tenido la debida reacción de parte de las autoridades nacionales, a pesar de que lleva muchos años de existencia.
Si bien es cierto que distintos aspectos de la economía, como la inflación, han llevado a muchos comerciantes a cubrirse "por las dudas", observadores del sector coinciden en señalar que hay en el país una estructura de costos compleja y distorsionada. La Asociación Latinoamericana de Logística dice que en ningún país de la región los costos operativos para las empresas son tan altos como en la Argentina.
En el análisis realizado se indica que la Argentina tiene grandes extensiones, pero está concentrada en Buenos Aires y que el único medio de transporte que funciona por todo el país es el que más cuesta: el camión, agregando que existen costos burocráticos que responden a una historia de corrupción en los mercados y los entes reguladores.
Cada producto pasa por seis intermediarios, antes de llegar al consumidor y que el crédito a la producción es caro y limitado, mientras que la inversión financiera es cada vez más atractiva, a lo que se suma que hay rubros, como los textiles, en los que la materia prima está monopolizada y el Estado no regula los precios.
Los movimientos permanentes en el tipo de cambio promueven la especulación y la estructura de costos en nuestro país, más allá de los impuestos laborales, municipales y federales, es un laberinto que encarece todo por todos lados.
Debe advertirse que los estudios se realizaron antes de los incrementos en los servicios públicos que se han aplicado en los últimos dos meses.
Si nos atenemos a las denuncias surgidas desde las distintas actividades de las economías regionales durante los últimos años, podría decirse que lo que han hecho los investigadores es "descubrir lo obvio", con la importancia que la situación conlleva, pero también es un fuerte llamado de atención para la dirigencia política a los efectos de que busque los caminos que permitan modificar los aspectos negativos denunciados.
