“Quiero llevar este canto amigo, a quien lo pudiera necesitar...Yo quiero tener un millón de amigos y así más fuerte poder cantar...”. ¿Conoce la letra? ¡Seguro que sí!, ya sea para parafraserla o tomarla como inicio de alguna chanza, oración o preludio. Porque si hay algo que nos enseñó Roberto Carlos es que deseaba mucha gente a su lado. Posiblemente y después de tanto reclamo es factible que consiguiera ese millón amiguero, y más en estos tiempos de irrupción de redes, “modo selfie” y Snapchat a la orden del día.
En una fecha especial como la de hoy (ver recuadro aparte) vale la pena mirar más allá del festejo para preguntarnos por dónde pasa la amistad profunda para grandes y jóvenes, y cómo se vio permeada por las nuevas tecnologías.
¿Te sobran dedos?
“Los amigos verdaderos se cuentan con los dedos de una mano”, nos decía la abuela mientras tejía y sentenciaba casi proféticamente desde su hamaca lo que ella entendía por “verdadera amistad”.
Algo que según investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts se podría llegar a medir. ¿Se imagina? Una estrategia matemática que daría a conocer el número exacto de quiénes serían sus verdaderos amigos.
¿El resultado? Después de documentar y analizar las respuestas de 84 estudiantes de una misma clase a los que se les consultó acerca del grado de amistad que sentían hacia sus compañeros, los investigadores llegaron a la conclusión de que sólo en el 53% de los casos existía reciprocidad.
Pero lejos de las mediciones frías, y de estos “inventores” que cuantifican algo tan complejo como las relaciones, vale la pena saber de qué hablamos cuando nos referimos a “amistad”, cómo la viven las generaciones jóvenes y si existen diferentes “tipos”.
Según Gabriela Prats (médica psiquiatra y docente universitaria): “el concepto de amistad es probablemente el mismo que en otros tiempos, pero lo que sí ha mutado es el modo de comunicarse en esa amistad. Ésta última se sigue vinculando con cuestiones como el compañerismo, la lealtad, reciprocidad y confidencialidad; además del compartir momentos complejos y hermosos”.
En este sentido las redes sociales y las más variadas aplicaciones e internet cambiaron para siempre la manera de comunicarnos con los demás, con la posibilidad de tener a todo el mundo presente. “Las relaciones de amistad más profundas no son aquellas que se basan en la comunicación por las redes sociales que, aunque sean herramientas increíbles, no se vinculan con el desarrollo hondo del cariño y el conocimiento mutuo”, explica Prats.
Desde la perspectiva de la psicopedagoga Mónica Coronado “los chicos jóvenes le dan el mismo sentido a la amistad que los adultos. Lo que ha cambiado es el mapa de escenarios con los que cuentan para vivir esa amistad. El nuestro era el barrio y los amigos de la cuadra. Ahora se pierde la referencia geográfica por la inseguridad, que va limitando también ese encuentro más asiduo en la realidad”.
Al parecer las redes y aplicaciones nos sumergen en un cambio de escenario, que como herramientas para conocer personas resultan inigualables. “Los amigos reales son aquellos con los que nos comunicamos o que de alguna forma uno siempre desea ver a pesar del tiempo o la distancia”, pregunta Prats.
"Vos sos mi amigo fiel"
La de empatía y acompañamiento, en las buenas y malas, es lo que depositamos en quien tiene nuestra confianza. Claro que en cada etapa esa relación puede vivirse diferente, y más entre los jóvenes.
Según argumenta Coronado: “Se trata de una generación diferente y hay que comprenderlos. Nosotros pertenenecemos al período de la heladera que duraba 25 años. Ellos a la época de aspectos más ‘descartables’, que aligera el compromiso con las cosas y las personas”.
- ¿La amistad puede también volverse más descartable?
- No, pero sí se dan compromisos más inestables en esa etapa, en todas las relaciones. “Amor líquido” es un concepto creado por el sociólogo Zygmunt Bauman, desarrollado en su obra y se vincula con esto: la fragilidad de los vínculos humanos y el tipo de relaciones interpersonales que, según este autor, se caracterizan por la falta de solidez, calidez y una tendencia a ser cada vez más fugaces, y con menor compromiso.
- ¿El compromiso inestable lo generan las nuevas tecnologías?
- No. Tiene que ver con un cambio total vinculado a modalidades de consumo, de relación y contexto sociocultural. Lo que las redes les permiten a los chicos es construir una identidad. Pero para que exista amistad, lo que debe haber antes es un “yo genuino” que salga al encuentro del otro.
El ser auténtico en todo para preguntarse: “¿soy yo o lo que estoy produciendo en torno a mi ‘identidad virtual’?”. Pero cuidado, a no confundir ni demonizar las redes sociales, ya que no hay ningún instrumento “bueno” o “malo”, todo depende del uso que se le dé y de la personalidad de la persona.
- ¿Qué tipo de relaciones suelen preservar los jóvenes?
- Los chicos tienen y continúan con las relaciones de amistad cuidada, sobre todo aquellas que tienen que ver con los grupos de pertenencia como la escuela, el club o la infancia.
Si de opiniones en primera persona se trata, desde su mirada, Bruno Parlapiano, joven profesor de 26 años y preparador físico sostuvo: “Las amistades más fuertes y duraderas son las que uno forma cuando está en la infancia y adolescencia.
Actualmente el concepto de amistad sigue estando, pero la gente no tiene el mismo compromiso de antes. Los verdaderos amigos se cuentan con la mano”.
¿Vale preguntarse en qué consiste la llamada “verdadera” amistad? Según Coronado “hablar de ‘verdadera amistad’ no sería el término adecuado, sino más bien de ‘diferentes niveles de amistad’ existentes, que no por ser menos profunda implica que sea menos verdadera.
Todos tenemos entre nuestros amigos aspectos que podemos compartir con algunos de ellos, mientras que con otros, no.
Los secretos más íntimos y la desnudez más absoluta de nuestros sentimientos y vivencias los solemos compartir con escasos amigos. Pero podemos tener relaciones de gran amistad con diez personas más. Son como círculos concéntricos.
Podemos dejar de vernos con amistades que queremos y luego juntarnos desde un gran cariño y sentir que no ha pasado el tiempo, o salir y divertirnos con otros”.
Sin embargo la “prueba de fuego” para muchos es cuando la vida nos pone momentos difíciles o lindos por delante.
Según opina Camila Pérez, de 19 años, “los amigos reales y que quiero en mi vida, no son sólo los que me acompañaron cuando me accidenté jugando voley, y me fueron a ver al hospital, sino los que se alegraron como si se tratara de ellos cuando me gané una beca a Francia. Fueron pocos, pero suficientes para seguir sembrando con ellos el sentido de amistad recíproco que tenemos”.
Beatriz Goldberg, escritora y psicóloga: "El contacto interpersonal, es algo que se sigue buscando"
Hoy en día, con el tema de las redes sociales, se cuenta con una gran cantidad de ‘amigos’ y ‘conocidos’ virtuales poco cuantificable si de números se trata. Los saludamos, comentamos sus ocurrencias o apoyamos algunos de sus comentarios.
Sin embargo, a la hora de hablar de amistad profunda, el contacto interpersonal sigue siendo siempre el primer amor. Algo que se sigue buscando.
El cafecito con el amigo de la vida (o al menos de una etapa), la juntada amiguera, la charla con esa querida compañera de emociones continúa siendo esa salida que de alguna u otra manera buscamos.
Incluso no sólo nos juntamos con los mejores amigos de nuestra existencia, sino con aquellos que vemos de vez en cuando, pero que tienen un lugar especial en nuestras vidas; aunque no los veamos siempre: los de la secundaria, la facultad, el trabajo, o el gimnasio; por dar sólo algunos ejemplos.
Esto se pudo ver mucho en la etapa de crisis del 2001 cuando el encuentro con “ese otro” tan significativo en nuestras vidas se potenció, dejando en evidencia la importancia del compartir con el amigo, no sólo lo lindo sino los períodos duros, en donde también se sumaron más juntadas en las casas.
Hoy en día, con las redes sociales, si solamente nos basáramos en ellas, nos podemos quedar un tanto aislados. Sin dudas las nuevas tecnologías son estupendas herramientas que propician conocer a muchas personas, pero lo importante es que sean un puente que nos lleven hacia aquellas con las que realmente podamos entablar el sentido de amistad profunda en la que mirarnos.