La alianza frustrada en 2013 hoy domina la oferta electoral

Scioli, Macri y Massa, que hace un par de años casi conforman una alianza electoral para vencer al kirchnerismo, hoy marchan por caminos separados, pero eso no quiere decir que sean tan diferentes entre sí.

La alianza frustrada en 2013 hoy domina la oferta electoral
La alianza frustrada en 2013 hoy domina la oferta electoral

Por Rosendo Fraga - Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría. Especial para Los Andes

En junio de 2013, hasta dos horas antes del límite para presentar alianzas en la provincia de Buenos Aires, Sergio Massa, Daniel Scioli, Mauricio Macri y Francisco De Narváez negociaron para ir juntos contra el kirchnerismo.

La idea fue que Massa encabezara la lista, que el segundo lugar lo ocupara la esposa del gobernador de Buenos Aires, Karina Rabolini, y que en los lugares siguientes se ubicaran De Narváez e intercalados candidatos del Pro.

Si bien pertenece a la historia contrafáctica, con este armado la lista que encabezó Massa con el Frente Renovador posiblemente hubiera alcanzado dos tercios de los votos, y es posible que al kirchnerismo le hubiera sido más difícil mantener y ejercer el poder hasta entrado 2015, como está  sucediendo.

Entonces fue Scioli quien se retiró, haciendo fracasar la alianza. A partir de ello, Massa optó por no cerrar alianzas con los otros integrantes de la negociación y optó por polarizar la elección para quitar votos a De Narváez e incluyó candidatos del Pro en su lista, pero sin una alianza formal con este partido.

La paradoja es que hoy, casi dos años más tarde, los integrantes de esta alianza frustrada dominan las tres ofertas electorales más importantes para la elección presidencial de octubre, sumando entre ellos el 80% de los votos.

La alianza que fracasó en junio de 2013 hoy parece triunfante para las próximas elecciones presidenciales. Ello muestra que las diferencias políticas o ideológicas entre Scioli, Macri y Massa no son tan profundas como para impedir que en el futuro se formen eventuales alianzas o acuerdos, tanto electorales en 2015, como de gobierno en 2016.

A 23 días del plazo para el cierre de las alianzas y a menos de tres meses de las PASO, Scioli se ha consolidado como el candidato más importante del oficialismo y como la primera minoría electoral. La gira que realizó la semana pasada por el noreste del país, participando en un acto con el gobernador oficialista de Formosa (Insfrán) y en otro con el intendente de la capital de Corrientes (Camau), al igual que la adhesión que recibió del gobernador de San Juan (Gioja), lo muestran sumando apoyos en el interior del país.

Pero su contendiente más relevante en las PASO, el ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, lo criticó públicamente por su pasado “menemista”, buscando mantenerse como la expresión del kirchnerismo y recibiendo algunas señales de Cristina Kirchner, quien con rapidez y eficacia logró imponer que sólo él y el gobernador bonaerense queden para competir en las primarias presidenciales que se realizan el 9 de agosto.

Pero es en la provincia de Buenos Aires donde la acción política de la Presidente se está haciendo evidente para limitar a Scioli. Los 12 candidatos del FPV bonaerense de la semana pasada hoy están reducidos a 4. La clave es si la Casa Rosada logra excluir al intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, que es impulsado por el gobernador. Se trataría de impedir que un Scioli presidente, articulado con un Insaurralde gobernador bonaerense, constituyan un eje de poder que desarticule la influencia y el poder del kirchnerismo en el próximo período presidencial.

Macri, por su parte, parece dispuesto a profundizar su estrategia de polarizar con Scioli, buscando relegar a Massa y desechar la posibilidad de disputar con él en las PASO. Aunque siempre el electorado porteño ha votado en forma diferente al nacional -y la mayoría de las veces contra él-, el optimismo del éxito porteño en las PASO refuerza esta estrategia del Pro, aunque hace tres semanas que ha dejado de usar frases como “mi límite es Massa”.

En la Ciudad de Buenos Aires, si bien su  porcentaje en las PASO ha sido el mismo que en la primera vuelta de 2011 (47%), esta vez ganó en 771 de las 776 escuelas donde se votó, incluyendo todas las villas de emergencia (el kirchnerismo sólo ganó en las cárceles, donde ha realizado un trabajo “militante” sistemático).

Realizó un brevísimo viaje a Europa, donde obtuvo fotos con jugadores de fútbol populares (Messi y Mascherano) La idea de presentarse como lo nuevo frente a la vieja política es la estrategia de marketing central del Pro, la que se apresta a profundizar, al mismo tiempo que visita el Gran Buenos Aires para fortalecer su propuesta política en este decisivo distrito y cierra alianzas con candidatos radicales en el interior que lo resistían, como el caso de Morales en Jujuy.

Massa, a su vez,  ha demostrado que está dispuesto a resistir la polarización y es claro que, de quedar tercero en las presidenciales, gran parte de sus votos retornarán al peronismo, sobre todo si el candidato es Scioli. Su alianza con De la Sota apunta a que si en las PASO logran el 40% en sus respectivos distritos (Buenos Aires y Córdoba sumadas son la mitad del país) y en el resto tienen sólo 20%, esto les permitiría hacer una fuerza nacional del 30%, que pasa a ser competitiva. El relanzamiento realizado en el acto de Vélez Sársfield ha sido un mensaje de voluntad política.

El discurso de Massa como opositor es más directo que el del líder del Pro: anticipa que dejará sin efecto los nombramientos recientes de La Cámpora en la administración pública, se compromete a combatir la corrupción y a “terminar con el verso de la justicia militante”.

El ex intendente de Tigre viene sufriendo deserciones. Pero el debatido y comentado programa con el que Marcelo Tinelli retornó este año a la televisión mostró que, pese a ello, las opciones presidenciales siguen siendo tres y que Massa todavía no ha sido excluido de ellas.

Posiblemente la vía más efectiva para que la oposición le gane al kirchnerismo el 25 de octubre todavía es que Massa y Macri compitan entre sí el 9 de agosto.

Si bien sigue siendo improbable que ello suceda, el hecho más importante que ha tenido lugar en la política argentina en los últimos siete días es que delegados de ambos han comenzado a conversar la posibilidad de concretar esta alternativa por primera vez en la noche del pasado domingo 10 de mayo, justo un mes antes de que venza el plazo para constituir alianzas, que es el 10 de junio.

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