Como otros lugares en la Ciudad de Mendoza, el Paseo de La Alameda encierra una historia rica en las siete cuadras de extensión, a un costado de la avenida San Martín, entre Córdoba y Ayacucho.
Allí se encuentran la calle Remedios de Escalada, la Biblioteca Pública General San Martín (junto al museo homónimo), algunas casas históricas y el legendario canal Tajamar.
Estamos frente a un lugar de raigambre sanmartiniana, ya que el Libertador, cuando fue gobernador de Mendoza en 1814, dispuso prolongar el sector, forestándolo con álamos traídos desde Europa. Sin embargo, el origen del lugar se remota más atrás en el tiempo.
Hoy esta parte de la ciudad no se encuentra en su mejor expresión, aunque sin llegar a la condición de irrecuperable.
Los árboles que embellecen el recorrido -las tipas- se aprecian bien en general, de acuerdo a la observación hecha por ingenieros agrónomos, aunque siempre corren el riesgo de no contar con el riego adecuado que necesitan. Hay algunas plantas jóvenes que se ven lozanas, aunque en la extensión de 700 metros aproximadamente faltan como ocho ejemplares que deberían ser repuestos lo antes posible. Por otra parte, el piso se ve deslucido y sucio, y en algunos espacios se han perdido piezas del revestimiento del piso, lo que confiere un aspecto deslucido.
Afortunadamente La Alameda sanmartiniana acredita en estos una buena noticia. A propósito del acontecimiento que estamos viviendo los argentinos y los mendocinos en especial -los 200 años de la partida del Ejército Libertador desde Mendoza-, la Municipalidad de Capital decidió el comienzo de los trabajos de arreglo y remodelación del paseo, en el marco del Plan de Renovación Urbana. Debido a que las tareas abarcarán el tramo en el que está ubicada la escultura en homenaje al General San Martín y su hija Merceditas, realizada por la artista Sonia López, esta obra escultórica será retirada para su preservación y llevada al taller de su creadora.
A lo largo del siglo XX y comienzos del presente, el Paseo de la Alameda recibió cuatro proyectos de transformación. El primero fue hacia 1912, cuando se le dio forma arquitectónica "a la francesa", con plataformas, balaustradas, escalinatas y canteros centrales con palmeras. El segundo se proyectó en las décadas del '30 y '40 y expresó los criterios paisajísticos de esa época para los espacios públicos. El tercero, en 1978, siguió tendencias formales en boga entonces y desvirtuó la linealidad tradicional del paseo, por lo que fue criticado. En 1999 el municipio capitalino emprendió una nueva intervención, culminada en 2003, dirigida a recuperar el Barrio de La Alameda de manera integral.
Es de esperar que la intervención que ahora anuncia el municipio capitalino vuelva a brindar el esplendor del paseo y reinstale sus potencialidades. Habrá que pensar cómo se podrá preservar todo lo que allí se ofrece, de manera preferente sombra y descanso para el caminante, poniendo freno al vandalismo que saquea obras de arte y equipamiento. Inclusive deberán preverse medidas de seguridad que permitan asegurar el uso nocturno del área, que en la actualidad es muy complicado por locales nocturnos, pensiones y alojamientos no siempre legales. Otro tema a tener en cuenta es el uso de las veredas para instalar con uso comercial mesas, sillas y sombrillas, las que, de permitirse, tendrán que estar en armonía con el diseño y modernidad de las reformas a realizarse.