A partir del 1 de setiembre el Gobierno provincial contrató un seguro agrícola que cubre por heladas tardías y granizo a más de 16.000 pequeños productores agrícolas mendocinos.
Después de varias temporadas sosteniendo el deficitario esquema del Fondo Compensador Agrícola, la Provincia ha decidido poner en marcha un sistema de seguro colectivo con reaseguro internacional, con el fin de dar mayor cobertura y previsibilidad a los pequeños productores agrícolas mendocinos.
La nueva propuesta toma de su antecesora el financiamiento compartido entre Estado y productor adherente, en una proporción 80-20, respectivamente, y avanza en los siguientes puntos:
-Brinda un mayor resarcimiento por hectárea dañada al 100%.
-El sistema “gatilla” cuando el daño supera el 50% de la producción de cada uno de los cultivos que posee el productor (antes disparaba cuando el daño superaba el 50% del promedio ponderado de la finca).
-Cubre el riesgo de helada sin límites (antes cubría hasta 10 hectáreas por productor).
-Las heladas tardías se cubren a partir del 1 de setiembre de cada año.
-El pago de los siniestros se realiza en un solo acto, una vez que termina la temporada (30 de abril), cualquiera sea el grado de siniestralidad de la misma.
-Se incentivan las adhesiones de esquemas asociativos con un 20% de descuento en la parte de la prima a cargo del productor.
Cada uno de estos puntos fue negociado férreamente por el Gobierno provincial ante el pool de empresas aseguradoras ganador de la licitación, de modo de favorecer lo máximo posible a los pequeños productores.
No obstante, para poder tomar una dimensión de lo que estamos exponiendo en estas líneas siempre es bueno conocer de dónde venimos.
Los memoriosos recordarán y algunos añorarán el sistema de seguro provincial estatal que rigió allá por los años 60´s, el cual terminó quebrado y pasaron muchos años sin una política de cobertura integral de los productores frente a las contingencias climáticas.
Ya en el siglo XXI se retomó la idea de volver a tener un sistema de seguro agrícola, pero esta vez prestado por empresas privadas, de modo de acotar el gasto presupuestario y dar mayor transparencia al sistema. Esto ocurrió durante la temporada 2004-5 cuando el Gobierno contrató un seguro colectivo que cubrió solamente los daños ocasionados por el granizo. Posteriormente, se incorporó la cobertura por helada, pero en forma condicionada a una cantidad máxima de hectáreas dañadas. Ambos mecanismos, tenían una franquicia que gatillaba a partir de un daño superior al 50% del promedio ponderado de los cultivos del productor y no tenía costo para el beneficiario.
Esta iniciativa tuvo su ocaso debido a que los productores se quejaban de los magros resarcimientos que percibían, como contrapartida de supuestas suculentas ganancias de las empresas que prestaban el servicio. Así fue como desembocamos en el sistema de Fondo Compensador Agrícola (también conocido como Fondo Solidario). Básicamente, este Fondo prestaba el mismo servicio descripto anteriormente, pero sin reaseguro y con aportes estatales y de los productores que se adherían pagando un aporte al mismo. Este mecanismo comenzó con una buena aceptación, pero al poco tiempo comenzó a mostrar sus debilidades, las que pueden resumirse en la falta de sustentabilidad económica y financiera. El sistema siempre fue deficitario y, por tanto, jamás contó con los recursos necesarios y suficientes para resarcir en tiempo y forma a los productores afectados por las contingencias climáticas.
Esta vez, consideramos que el avance es notorio desde el punto de vista histórico y se debió, fundamentalmente, a que por primera vez el Gobierno provincial elaboró un mapa de riesgo climático para cada uno de los cultivos ubicados en los departamentos productivos de los cuatro oasis productivos de Mendoza. Este estudio se hizo en función de las denuncias de daños relevadas y sistematizadas durante tantos años de vigencia de la Ley de Emergencia Agropecuaria Provincial N° 4304, lujo que otras provincias no pueden darse, sencillamente porque no tienen esa valiosa base de datos.
Con los resultados del estudio en la mano, el Gobierno pudo negociar con información precisa y detallada, que a la postre fue el "as bajo la manga" para que las empresas internacionales de reaseguro aceptaran cubrir, sin ningún tipo de límites y por primera vez en la historia, la helada en Mendoza. En este proceso hay que reconocer la pericia de la Dirección de Agricultura y Contingencias Climáticas de la provincia, entidad ejemplar a nivel nacional en materia de generación de estadísticas confiables.
Un párrafo aparte merece la voluntad política del ministro Martín Kerchner, que una vez asumido en la cartera de Economía, Infraestructura y Energía decidió “empujar” el proyecto para convertirlo rápidamente en ley con aval de la mayoría legislativa.
Mirando hacia adelante, por supuesto que hay materias pendientes; como aumentar las compensaciones por hectárea dañada, incrementar la base de productores cubiertos (la meta es superar el 90% de los agricultores de la Provincia), cubrir otros riesgos climáticos, etc. Sin embargo, para lograr esto había que encarar primero el cambio estructural que hoy estamos empezando, necesario para generar confianza en el sistema y facilitar que todo lo demás venga por añadidura, porque cuando el productor se concientiza de que algo funciona, lo toma como propio. Que así sea.