Las esperanzas de un paro a media máquina que abrigaba el Gobierno desde el miércoles parecían confirmarse con el correr de las primeras horas.
En la madrugada el movimiento era casi monopolizado por automóviles particulares, con casi nula presencia de colectivos y unos pocos taxis; a medida que el sol se elevaba en el cielo, la huelga empezó a mostrar su debilidad, con buena parte de comercios abiertos y empleados estatales en sus puestos.
Los datos oficiales indicaron que el presentismo en el Estado superó el 95%, con un pico en el sistema educativo del 99%. En la Justicia se informó que asistió el 96%.
Ayer la inactividad se manifestó más en los padres de los alumnos, quienes no mandaron a los chicos a las escuelas, que se mostraban casi vacías.
Desde el Ejecutivo exageraban un poco; el ministro de Gobierno, Dalmiro Garay, dijo a media mañana que "en Mendoza la actividad es casi normal", para luego asegurar que "el paro ha sido un fracaso". La exageración no es tan grave si se tiene en cuenta que también se practicaba desde las centrales sindicales.
El titular de la CTA de los Trabajadores, Gustavo Correa, aseguró que el paro había tenido un 90% de adhesión. Desde la central organizadora del paro, la CGT, el secretario general mendocino, Luis Márquez, se cuidó de dar porcentajes de adhesión, pero aseguró que el paro fue "muy positivo. Se paralizaron todos los servicios públicos de Mendoza".
El porcentaje que agitaban los gremios era el que ensayaba desde Buenos Aires otro hombre de la CTA, Pablo Micheli, quien también había afirmado que en promedio en todo el país el paro había llegado al 90%.
En Mendoza, los observadores más avezados decían que la actividad estaba resentida pero no tanto; ayer la provincia anduvo a media máquina.
En el sector estatal es donde más se notó la poca adhesión. Un dato extraño si se compara con huelgas de otras épocas, en las que este sector era en el que se hacía sentir más fuerte la inactividad.
En la era de Alfredo Cornejo es un hecho que las protestas estatales vienen resintiéndose ante la evidencia de que el Ejecutivo no negocia los recortes salariales por el ausentismo.
El director de Escuelas, Jaime Correas, aseguró que "el presentismo docente es de más del 99 %. Sin embargo hay pocos alumnos en las instituciones educativas". Una recorrida por escuelas confirmó los números del Gobierno: los docentes fueron a las escuelas, algunos con sus propios hijos; varios de ellos fueron a otras instituciones a dar el presente para no perder el ítem Aula. Los ausentes fueron los alumnos, que no fueron enviados por sus padres.
"No hay resentimiento en los servicios ya que no ha habido una adhesión importante de no profesionales al paro", señaló el director de Recursos Humanos del Ministerio de Salud, Pablo Pérez Diez. Los profesionales de la salud sí concurrieron, como estaba anunciado, y otra vez fueron los usuarios del sistema los que se extrañaron en centros de salud y hospitales.
En el Poder Judicial los pasillos lucieron con escaso movimiento. Algunos abogados del foro local señalaban que pudieron hacer los trámites sin problemas porque fueron atendidos por los empleados judiciales.
Lo que se notaba era la ausencia del mundo de gente que suele ser el Palacio de Justicia. Los que faltaron fueron los abogados y sus clientes.
Lo mismo pasaba con Casa de Gobierno, donde también faltaba el mundo de gente que suele pulular por sus pasillos. En la ATM se decía que ayer concurrió un 35% de la gente que suele acudir a chequear su situación impositiva pero las oficinas estaban con su personal de siempre, a media máquina, porque había menos gente que atender.
"El proceso de la construcción de este paro ha sido muy piola. Tiene que ver con lo que veníamos haciendo en la calle desde el año pasado, con construir esta unidad. Volvemos a estar las organizaciones sociales, las centrales obreras", dijo el titular de la CTA.
“Hay trabajadores que se quedan en la calle. Todos los días nos aumentan las tarifas; todos los días tenemos pibes en las escuelas que no comen. Si lo quieren negar, que lo nieguen”, agregó Correa, quien rechazó la acusación de que el paro es político.
Casi en sintonía, el secretario general de la CGT, Márquez, indicó que el paro era en "repudio total a la política económica del presidente (Mauricio) Macri".
A diferencia de lo que ocurrió a nivel nacional, la CGT sí organizó un acto en Mendoza, que compartió con la CTA y partidos de izquierda frente a la Legislatura, con unos 800 asistentes.
En otro lugar, el ministro Garay respondía al líder de la CTA: "Se trata de un paro con claras intenciones políticas partidarias. Estamos inmersos en una profunda crisis económica de la que nos está costando mucho salir. Un paro que le hará perder a la Nación 13 mil millones de pesos me parece que no tiene ningún sentido".
La gran pregunta era el papel del transporte público de pasajeros. Fuentes vinculadas a Autam aseguraban que las empresas cumplieron el acuerdo suscripto por los empresarios: 20% del servicio en la calle.
Desde el Gobierno, se deslizó que en realidad rondó el 35% de cobertura respecto de un día hábil normal. Otra vez, para quienes estuvieron en la calle, la presencia de micros no fue como un día hábil, pero sin duda tampoco fue como la de un domingo.