No será una noche fácil de olvidar. Todo indicaba que así sería, por el simple hecho de ser la última con Kobe Bryant adentro de una cancha. Sin embargo, nadie podía imaginar lo que el 24 tenía guardado, con una actuación y un acto de coraje, digno de una leyenda de su estatura.
Desde un principio, la idea de los Lakers fue clara y esperada: darle la bola a Kobe, y dejarlo disfrutar de su noche. El escolta arrancó lento, fallando sus primeros cinco lanzamientos, pero poco a poco fue calentando la mano y haciendo explotar al Staples Center.
El trámite del encuentro fue similar hasta los últimos minutos: Bryant tomando prácticamente cada ofensiva de su equipo, pero Los Ángeles no pudiendo realizar las suficientes frenadas defensivas como para remontar el liderazgo del Jazz.
Entrando al último período, la duda pasaba por ver con cúantos puntos terminaría Kobe. Los 40 llegaron rápidos y la expectativa se depositó en ver si alcanzaría los 50 tantos. Sin embargo, su equipo seguía abajo por doble dígito y el reloj corría amenazante.
Con algunas ayudas de los jugadores de Utah, cometiendo errores infantiles, los Lakers por fin consiguieron un par de recuperaciones y en ataque, Bryant no sólo pasó los 50, sino que además clavó una terrible bomba que dejó a los suyos abajo por uno, con un minuto por jugar.
El Jazz falló en el otro costado y la pelota del partido sólo podía quedar en una manos: las de la “Black Mamba”. Como en sus mejores años, el escolta se levantó a media distancia y anotó el doble largo para pasar al frente, creando un verdadero descontrol en un Staples colmado y exultante.
La visita siguió fallando y Bryant, autor de 23 puntos en el último período, le agregó un hito más a una noche inolvidable por donde se la mire: llegó a los 60 puntos y aseguró el triunfo por 101 a 96.
El último cuarto superó a cualquier ficción hollywoodense, con un Bryant anotando lanzamiento tras lanzamiento, a pesar de lucir agotado y con sus últimas energías. Pero su fuerza de voluntad, la misma que lo guió durante estos 20 años, lo levantó y le permitió irse de la mejor manera posible.
Todo el dolor de una temporada lejos de las expectativas quedó atrás, en una actuación legendaria y digna de su carrera. Y ahora sí, como dijo el propio Kobe luego del partido, el 13 de abril del 2016, Mamba Out.
Decir Kobe Bryant es sinónimo de éxito, de emoción, de ganador. La estrella de Los Angeles Lakers le puso punto final a su carrera en la NBA después de 20 temporadas y fue despedido de la mejor manera con una ovación digna de un fenómeno de su talla.
