Sobrevivió a un accidente en helicóptero en 1991 y cinco años más tarde sufrió un derrame cerebral que le impidió seguir hablando correctamente, aunque gracias a meses de terapia logró recuperarse y hoy puede decirse que el gran Kirk Douglas ha llegado airoso a los 100 años de una vida tan larga como intensa.
“Siempre me piden consejos sobre cómo vivir una vida larga y saludable. No tengo ninguno, pero sí creo que tenemos un propósito aquí”, sentenció en una entrevista reciente el actor, quien ha visto reforzada su fe judía desde hace años y hoy es un dedicado filántropo que dona gran parte de su inmensa fortuna a distintas obras de caridad.
También considera que parte de esa longevidad se debe a su "maravilloso matrimonio" de más de seis décadas con su segunda y actual esposa, Anne, de 97 años, y a quien consideró en un ensayo especial que escribió para la revista Closer Weekly como su "verdadera inspiración" para superar las adversidades de los años.
“Ella es mi alma gemela -dice en ese escrito- y nuestras charlas a la hora dorada del crepúsculo me han ayudado a sobrevivir a todo”.
Su hijo Michael y su nuera, la actriz Catherine Zeta-Jones, le han organizado para esta noche una fiesta a la que asistirán casi 200 personas, entre familiares y amigos, y donde el veterano Kirk leerá un pequeño discurso que viene practicando desde hace días con su terapeuta del lenguaje.
Catherine también colgó en la red el pasado 24 de noviembre una foto en la que se ve al centenario actor sentado a la mesa mientras sus nietos Carys y Dylan lo besan en la mejilla y, parados atrás, están sus hijos Soel y Michael y la esposa de éste, Catherine.
“Agradecida por tantas cosas”, escribió la actriz en Instagram con motivo del Día de Acción de Gracias.
Nunca un Oscar
Desde su debut como el marido alcohólico de Barbara Stanwyck en "El extraño amor de Martha Ivers" (1946), Kirk Douglas trabajó en más de 80 películas, a menudo a las órdenes de grandes directores como Billy Wilder, Howard Hawks, Vincente Minnelli, Otto Preminger y Elia Kazan, entre otros, y en muchos casos en papeles de villano o de héroe sucio y atrevido (ver aparte).
Aunque estuvo tres veces nominado a un Oscar (en 1949 por su protagónico de un ambicioso boxeador en "El ídolo de barro"; en 1952 como el poderoso productor sin escrúpulos de "Cautivos del mal" y en 1956 por su intenso retrato del pintor Vincent van Gogh en "Sed de vivir"), Kirk Douglas nunca obtuvo la estatuilla y debió esperar hasta 1996 para que la Academia de Hollywood le entregara un Oscar honorífico por su extensa y reconocida trayectoria.
El camino
Nacido como Issur Danielovich Demsky, hijo de una pareja judía de campesinos rusos, el futuro actor se crió junto a seis hermanas en un barrio muy humilde de la ciudad industrial de Amsterdam, en el estado de Nueva York.
Empezó con trabajos de portero, vendedor callejero y hasta debió recurrir a la lucha libre y a la jardinería para costear sus estudios en la Universidad de Arte Dramático.
Tras la guerra tuvo suerte. Su ex compañera de clase Lauren Bacall, quien ya había conseguido pequeños papeles para Douglas en Broadway, lo recomendó a sus jefes en Hollywood.
Y así fue como debutó en el ya citado film "El extraño amor de Martha Ivers". Fue tan convincente que pronto siguieron nuevos papeles protagonistas que marcaron una carrera llena de recordados personajes emblemáticos y en la que, al igual que sus héroes, nunca se amedrentó ante las presiones de arriba, llegó a crear su propia productora y hasta se dio el lujo de compartir rodaje con su hijo Michael en la comedia autobiográfica "Cosas de familia" ("It Runs in the Family"), de 2003.
Su difícil relación de antaño -Michel a la sombra de su famoso padre- había mejorado tiempo atrás y en el film también participó su ex mujer Diana Douglas (1923-2015), relación que le dejó a Michael y a Joel antes de su divorcio en 1951.
Tres años después se casó con la belga estadounidense Anne Buydens, quien alguna vez escribió de Douglas: “Vivir con mi esposo es como sentarse en un lindo jardín al lado de un volcán que puede hacer erupción en cualquier momento”.
La pareja tuvo dos hijos: Eric (también actor, que murió a los 46 años en 2004 por sobredosis de alcohol y tranquilizantes) y Peter (productor de televisión, hoy de 61 años).
Aún con planes
Si bien el ritmo de sus actividades ha mermado un poco y ya no se deja ver en público (hasta hace 5 años, Kirk Douglas y su mujer Anne repartían pavo entre las personas sin hogar de Los Ángeles el Día de Acción de Gracias), el actor sigue trabajando en el libro que piensa publicar en breve, basado en las cartas de amor que desde hace 64 años le escribía a su actual esposa.
También continúa con su blog en el diario The Huffington Post, donde publica opiniones sobre distintos asuntos y no se calla absolutamente nada.
En su artículo de setiembre pasado se refería a las consecuencias que tendría para su país una eventual victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales y citaba uno de los discursos de campaña del entonces candidato republicano contra la población inmigrante.
"Estos no son los valores americanos que luchamos por proteger durante la segunda guerra mundial", decía en el texto. Según la estrella de Hollywood, jamás había sentido tanto pánico ante un candidato a la Casa Blanca.
Él mismo tenía 16 años cuando en la Alemania de 1933 llegó al poder un hombre al que antes nadie había mencionado. "Lo consideraron un payaso que jamás podría engañar a un pueblo culto y civilizado con sus discursos nacionalistas y llenos de odio", añadía.
Douglas sostenía en su artículo que siempre se había sentido orgulloso de ser estadounidense y, en el tiempo que aún le queda por vivir, rezará para que esto no cambie.
Michael habla de su padre
Cuando el Congreso Judío Mundial homenajeó a Kirk Douglas a mediados de noviembre en Nueva York por su compromiso con la cultura judía, el premio lo recibió en su nombre su hijo Michael como un "regalo de cumpleaños anticipado".
Poco antes, el protagonista de "Wall Street" había contado en el programa de televisión británico "The Jonathan Ross Show" que a su padre le iba "absolutamente fenomenal" y que con la ayuda de su andador, "más que caminar, vuela".