Kirk Douglas sigue siendo un romántico

El legendario actor de “Espartaco” acaba de cumplir 98 años, lleva 60 casado con su segunda esposa y hace unos días editó un libro de poemas que, asegura, es el mejor de los 11 que ha publicado.

Kirk Douglas sigue siendo un romántico
Kirk Douglas sigue siendo un romántico

Si algo le sobra a Kirk Douglas, una de las últimas figuras legendarias del viejo Hollywood, son sus ganas de vivir. Con 98 años cumplidos este 9 de diciembre y casi 90 películas en su haber, el actor también ha demostrado ser un consumado escritor y acaba de publicar su libro número 11: una colección de poemas en los que reflexiona sobre el amor, el dolor y la felicidad y que lleva por título “Life Could Be Verse: Reflections on Love, Loss, and What Really Matters” (“La vida podría ser poesía: reflexiones sobre el amor, las pérdidas y sobre lo que realmente importa”).

“Para mí este es mi mejor libro”, dijo el veterano actor en una entrevista ofrecida en su casa de Beverly Hills, días antes de publicar esta colección de poemas que vio la luz, precisamente, el día de su cumpleaños número 98. “Pero también será el último”, aclaró sentado junto a Anne Douglas, quien ha sido su esposa por 60 años, luego de que Douglas se divorciara de Diana Hill, la madre de sus hijos Michael y

Joel (con Anne tuvo otros dos hijos: Peter, nacido en 1955, y Eric, nacido en 1958 y fallecido en 2004).
Quizá el mundo crea que conoce a Kirk Douglas. Pero "Life Could Be Verse" es su obra más personal, con poemas de diferentes momentos de su vida así como ensayos y fotos privadas de su familia que ayudan a crear la imagen del actor como hombre, padre y esposo.

En una industria famosa por su poca estabilidad familiar, Kirk y Anne Douglas podrían ser uno de los más grandes romances de Hollywood. Sentados de cerca en un sofá acogedor en una casa elegante, modesta y largamente habitada, la pareja recordó que se conocieron en París. Él estaba filmando allí la película “Acto de amor”, un drama romántico sobre la liberación francesa que dirigió Anatole Litvak, y ella era la publicista de la cinta.

“Me pareció que era muy hermosa y yo bajé la voz y le dije ‘¿te gustaría ir a cenar?”, recordó. “Esperé una respuesta y ella dijo ‘no, creo que iré a casa y me prepararé unos huevos y después me voy a dormir”.

Anne Douglas (cuyo apellido de soltera era Buydens) tenía sus dudas sobre las estrellas de cine. Muchas de sus amigas salían con actores en ese entonces. “A mí no me gustaba mucho el ambiente. Yo quería hacer mi trabajo en la película para la que había sido contratada y nada de contacto con las estrellas de cine”, dijo ella.

Pero poco después asistió a un evento caritativo donde los actores interpretaban a artistas de circo. Kirk Douglas, con un esmoquin, pensó que su talento sería limpiar lo que iban dejando los elefantes.

“Me resistí hasta que levantó la popó de elefante”, dijo Anne riendo. “Eso me venció”.

Douglas bromeó: “Obviamente ella estaba buscando a un recolector de basura”.

Pero su tierno comienzo no es lo más notable. La longevidad de su relación sí lo es. “El romance comienza a los 80 y yo lo debo saber”, dijo el actor en referencia a uno de sus poemas.

“Soy un tipo romántico. Quizá pienses que siempre estoy con un revólver en la cintura y disparando con John Wayne, pero puedo ser romántico. Y, mira, estamos aquí. Hemos estado casados por 60 años. Unos cuantos poemas ayudan”.

Pareja filantrópica

El romance es sólo uno de sus secretos. A lo largo de los años la pareja también se ha dedicado a la filantropía. Apoyar causas ha sido una pasión que ha resistido a un derrame cerebral del actor en 1996 y a la muerte de su hijo menor, Eric Douglas, a causa de las drogas en 2004.

“Desde que lo podemos hacer nuestra meta ha sido ayudar un poco y compartir lo que tenemos con las personas necesitadas, eso ha sido algo que nos une mucho”, dijo Anne Douglas.

Incluso han llegado a vender piezas de arte de su colección para ayudar a financiar varias causas, incluyendo la restauración de unos 400 juegos infantiles en la zona de Los Angeles y el desarrollo de un albergue para mujeres sin hogar en el centro de la ciudad. En 2012 la pareja entregó 50 millones a cinco organizaciones caritativas.

La generosidad ha sido parte de Kirk Douglas desde su infancia. “Era un niño que no tenía suficiente para comer. Tuve seis hermanas y ningún hermano, vivíamos junto a las vías del tren y cada noche llegaban vagabundos a tocar en la puerta y, aunque no teníamos suficiente, mi madre siempre guardaba algo para cuando llegaran, ella tenía algo que darles. Me enseñó desde muy temprano que había que ayudar a otra gente”.

Ahora Kirk y Anne Douglas están enfocados en su hogar, su familia y en reflexionar sobre una vida muy bien vivida. Recientemente tuvieron una cena del Día de Acción de Gracias en su casa cerca de Santa Bárbara. Entre los 14 invitados estaban Michael Douglas, sus hijos, y la madre de Michael Douglas, la actriz Diana Dill, a quien Anne Douglas se refiere como “nuestra ex esposa”.

Una gran trayectoria

Su carrera queda en segundo plano cuando reflexiona sobre su vida, aunque Kirk asegura que fue un rebelde dentro y fuera de la pantalla y dice que darle crédito al guionista Dalton Trumbo en “Espartaco” (1960, Stanley Kubrick), entonces prohibido por izquierdista, fue una movida arriesgada. “Yo era mucho más joven en ese entonces, era mucho más inconsciente”, dice el actor nominado tres veces al Oscar, pero que nunca lo ganó por sus conocidas tendencias izquierdizantes.

Sus candidaturas las obtuvo por “El ídolo de barro” (1949, de Mark Robson, donde interpretaba a un boxeador), “Cautivos del mal” (1952, de Vincente Minnelli, donde era un inescrupuloso productor de cine) y “Sed de vivir” (1956, Vincente Minnelli, donde se puso en la piel del pintor Van Gogh), pero en 1996 recibió un Oscar honorífico por sus 50 años de trayectoria.

“Vivimos en una ciudad de fantasía. He hecho unas 90 películas, eso quiere decir que cada vez he pretendido ser otro. Hay momentos en la vida en los que me he preguntado ‘¿quién soy yo?”, dice el casi centenario actor, quien también asume que “escribir libros es un buen sustituto a hacer películas. Cuando uno escribe un libro puede elegir libremente qué papel interpretar”.

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