La escandalosa y accidentada votación de la ley que reforma el Consejo de la Magistratura, en la madrugada de ayer en la Cámara baja, dejó un clima de gran confrontación entre la oposición y el oficialismo.
Cuando el presidente de la Cámara, Julián Domínguez, tomó como válidas las reconsideraciones de sus votos que hicieron los legisladores Alicia Comelli (Movimiento Popular Neuquino) y Juan Carlos Forconi (neo kirchnerista, ex reutemannista), que dijeron que sus sufragios no habían sido computados por el tablero electrónico como afirmativos (estaban como abstenciones), el oficialismo logró superar la cifra de 129 votos positivos -exigencia que marca la Constitución para cambiar el Consejo de la Magistratura- y aprobar el artículo 2° de la norma, que eleva de 13 a 19 la cantidad de consejeros.
¿Qué pasó?
Hay que hacer una muy detenida lectura de la votación de esta ley para entender qué pasó. La clave está en las abstenciones cuando se votaron el artículo 1° y el 2° (que fue anulada y vuelta a votar al final). En la primera, la oposición tuvo 120 votos negativos y ninguna abstención pero en la segunda el tablero electrónico marcó 101 votos negativos (de la oposición y los rebeldes K) y 21 abstenciones de aquellos legisladores que no apretaron ni el botón rojo ni el verde. Entre ellos estaban Comelli y Forconi, quienes pidieron que se les reconsiderara su sufragio algo que, pese al pataleo de la oposición, Domínguez realizó.
Fue ahí cuando toda la oposición se fue del recinto legislativo al grito de "fraude" y el kirchnerismo logró imponerse no sólo en el resto de las votaciones del articulado (de hecho se volvió a votar el artículo 2° y obtuvo 130 votos positivos, como la ley en general y el resto de los ítems).
Como se sabe, no fue ni la primera ni será la última vez que se anula una votación o que algún legislador aclara el sentido de su voto. Sucedió en la aprobación de la re-estatización de YPF, cuando la kirchnerista Andrea García explicó que no se consideró su voto como positivo, algo que no logró hacer por falta de reflejos Estela Garnero (delasotista) y, cuando pidió la reconsideración, ya era tarde porque la sesión había finalizado.
Terreno allanado
La salida de las fuerzas opositoras de la escena le permitió al oficialismo y sus aliados aprobar sin problemas las otras dos leyes, la que crea tres cámaras de casación y la que pone grandes restricciones a las cautelares contra el Estado nacional.
Repasando los números de cada una de las tres votaciones en general, se puede observar que la oposición desperdició la oportunidad de bajar (o al menos estar cerca de hacerlo) la ley que regula las cautelares, que ayer quedó sancionada definitivamente. Esto es así porque en la primera votación todos los opositores más los rebeldes del oficialismo cosecharon en total 123 sufragios, contra los 130 del Frente para la Victoria y sus socios.
Pero luego, cuando llegó el turno de votar la ley de cautelares, el kirchnerismo tuvo más bajas ya que los 3 legisladores del Movimiento Popular Neuquino votaron en contra, lo que igual alcanzó para aprobar la norma con 126 votos ya que ésta necesitaba mayoría simple y no calificada como la de la Magistratura. Incluso no votó en esta ocasión Domínguez, reservándose su derecho.
Si la oposición se hubiera quedado, se supone que habría sumado a la cifra conseguida en la votación de la ley de Magistratura los 3 votos que se le fugaron al kirchnerismo y que llegaba a los mismos 126 conseguidos por los kirchneristas; claro que Domínguez podría haber usado su voto. Pero otro dato más indica que la oposición podría haber ganado si se lo proponía: tres legisladores no K faltaron a la sesión maratónica que arrancó el miércoles a las 12.07 y terminó ayer a las 9.
Se trata del cordobés Jorge Valinotto (Frente Cívico por Córdoba- FAP), la ex ARI Marcela Rodríguez y el sindicalista petrolero Alberto Roberti, quien dos días antes había acusado a su ex jefe político, Francisco De Narváez, de borrarse al final de las sesiones y no votar para favorecer al oficialismo. Hoy, Roberti trabaja para el intendente de Tigre, Sergio Massa.