Pasaron tres años, para que Kevin Johansen y Liniers volvieran en yunta por Mendoza. El espectáculo que los reúne en el escenario desde 2008 (Johansen canta y Liniers dibuja) está en plena gira por Latinoamérica. Este show que imprime música, dibujos y humor ya es su marca registrada.
Y entre medio de los conciertos, la dupla se traslada de una ciudad a otra junto a la banda The Nada. En medio del camino, que los lleva desde Temuco y Concepción en Chile, esperan el llamado de Estilo para hablar de la visita que se concretará esta noche en Le Parc.
Con una experiencia similar a su anterior trabajo “Vivo en Buenos Aires”, un DVD y CD registrado en 2009 en el Teatro El Nacional, los artistas ahora viaja con “(Bi)vo en México”, un material grabado en los estudio de Sony en tierra azteca en noviembre del año pasado.
El octavo disco de Johansen es una especie de renovación de votos artísticos junto a su amigo, que reúne sus temas más destacados, y cuenta con la colaboración de Natalia Lafourcade (“No tiene nombre”, es el primer corte de difusión de la placa que comparte con la artista mexicana), Rubén Albarrán, Leonel García y David Aguilar.
El teléfono del otro lado de la cordillera lo atiende Kevin Johansen. Relajado como quien disfruta del paisaje tomando mates, inicia la charla.
“Hace mucho que venimos acá, van a ser 10 años y afortunadamente encontramos un público muy lindo que nos sigue, que nos quiere, es una fiesta”.
-Es rescatable que con este formato, los reciban en otros lugares de la misma manera que aquí en Argentina.
-Esa es la idea, por suerte conectamos, y tenemos un público que nos interpreta. Y eso es lo más lindo que te puede pasar, te sentís como en casita casi en todos lados.
-Ustedes se divierten muchísimo, ¿el humor es lo que prima entre ustedes?
-Totalmente. Creo que tenemos naturalezas bastante parecidas, y por ende sería muy extraño que hubiera algún tipo de conflicto por algo.
Afortunadamente tenemos como prioridad el hecho de pasarla bien, tanto arriba como abajo del escenario, y conectar con el público que es nuestro anzuelo, con carnada y todo. Vamos por eso, tratar de emocionarlos y hacerlos reír, movilizarla de algún modo.
-¿Como fue el proceso de grabación de este último material grabado en México?
-Fue un resultado de ir para allá seguido y las casualidades de la vida de encontrar gente que tenía ganas de hacer algo en un estudio. Fue un show íntimo en los estudios de Sony en el D.F.
Fuimos con el formato actual, que antes no pudimos mostrar porque aún estaban los albores de nuestra dupla. Antes Liniers estaba de espaldas, y en este formato es más activo, conversamos entre nosotros, él está con un escritorio de dibujante, asique se hace mucho más dinámico el show, y pudimos plasmar eso en "(Bi)vo en México", y en el segundo libro “Bis” que acabamos de presentar.
Uno canta, el otro dibuja, y se toman varias licencias; se ríen entre ellos y hasta cambian de roles. “La gente por suerte no se queja demasiado. Le mostramos lo bueno que somos cada uno en lo suyo”.
-La libertad y la complicidad que tienen ¿creés que es la clave para que el público los siga? Inclusive muchos artistas en menor medida toman este formato.
-Creo que encontramos una forma nuestra y única de hacerlo. Tampoco creo que inventamos la pólvora China ni mucho menos, pero encontramos una cosa original mezclando disciplinas, y yo siempre digo que yo hago algo que no se ve, y Liniers hace algo que no se escucha.
La música es invisible, y el arte pictórico no se puede escuchar, entonces ahí es donde nos complementamos. Ver gente que hace cosas parecidas es como el dicho de las hinchadas: “Podrán imitarnos, pero igualarnos jamás”, (ríe). Podrán superarnos, pero imitarnos jamás.
-¿Te sentís un músico de culto?
-No, la verdad que me tiene sin cuidado si soy de culto o popular. Creo que las canciones hacen camino al andar, y lo más gratificante para mí es eso; que la gente donde vaya, sea Chile, Brasil, Estados Unidos, te pidan “La cumbiera intelectual”, “Sur o no sur”, “Desde que te perdí”. Te piden las mismas canciones en todos lados. Las canciones han hecho su trabajito, que es intentar perdurar en el tiempo.
Luego de unos minutos, es tiempo de que Ricardo Siri tome el teléfono: “¿Cómo anda?”, exclama con total frescura Liniers, el primer artista argentino que ilustró la tapa de la publicación The New Yorker en marzo pasado.
El mismo hombre, que como Enriqueta (uno de sus personajes), contempla la ruta trasandina. “Me encanta el viaje, es una especie de Road movie constante, y es medio surrealista, porque ahora estamos haciendo ocho shows en ocho días. Pero lindo, peor es trabajar (ríe pícaro)”.
-Has cambiado un poco el look, ¿estás más serio?
-Ahh... me corté el pelo. Si estoy madurando, cumplí 40. Primero me agarró como una crisis y me compre un skate, y después me fui para el otro lado y me corté el pelo. Es un momento de mi vida muy confuso (ríe).
Además de su tour con Johansen y sus historietas en el diario La Nación, Liniers tiene un proyecto a largo plazo; filmar una película sobre Olga, uno de sus personajes de la historieta Macanudo.
Quien tuvo la iniciativa fue el director Ariel Winograd (“Vino para robar”), y ahora se encuentra en proceso de producción de la cinta infantil que estrenará en 2016.
Sin precisar detalles del film, se dedica a develar una técnica efectiva para obtener alguno de los dibujos que realizará en el concierto de esta noche.
“Todos los dibujos que hago los regalo. Las canciones de Kevin quedan ahí, y me gusta esa sensación de que hicimos un trabajo y lo dejamos ahí. Hacemos avioncitos y los tiramos al público.
Hemos visto gente arriesgar la vida por alguno, lo cual no es muy recomendable. Pero hay un sistema que no falla, la típica jugada que hace un jugador de rugby cuando los levantan. Entonces tenés que tener a alguien que te levante y ahí seguro que agarrás uno”.
-Tu trabajo cada día tiene más reconocimiento, se puede decir que sos el historietista del momento...
-Es como una exageración (risas). Lo que hacemos con Kevin, lo que hago yo lo hacemos con mucho cariño, nos gusta decir lo que decimos, le ponemos mucho trabajo para que salga lindo, y cuando del otro lado se recibe con entusiasmo es como el fin de círculo.
A mí me gusta mucho cuando vienen chiquitos y me dicen que leen mis trabajos, porque me acuerdo de lo que leía cuando era chico y el cariño que siento por eso; Mafalda por decirte algo, y es lindo verlo del otro lado.
Trato de hacer algo que genere algún tipo de empatía en la gente, y si uno tuviera una fantasía es esa, generar un poco de mirada más simpática entre todos nosotros.
La ficha
Kevin Johansen + The Nada + Liniers.
Día y hora: hoy a las 23.
Lugar: Hall central del Espacio Julio Le Parc (Godoy Cruz y Mitre, Guaymallén).
Entradas agotadas.