“Yo, Daniel Blake”, un implacable alegato contra la injusticia social en Inglaterra del director británico Ken Loach, se alzó ayer con la Palma de Oro, máximo galardón del Festival de Cannes. “¡Otro mundo es posible y es necesario!”, dijo el director de 79 años al recibir la recompensa, la segunda Palma de Oro de su larga carrera dedicada al cine social.
En su discurso de agradecimiento, Loach aprovechó la oportunidad para lanzar un vibrante alegato contra los peligros del neoliberalismo. “El mundo en que vivimos está en un punto peligroso, al borde de un proyecto de austeridad que llamamos neoliberal, que corre el riesgo de llevarnos a la catástrofe”, declaró.
La clase trabajadora en caída libre es la protagonista del inquietante espejo que tiende a nuestra época la cinta de Loach, que muestra el calvario cotidiano de buscar un empleo o conservar la ayuda social en una Inglaterra en crisis.
Daniel Blake (Dave Johns) es un carpintero de 59 años de la ciudad inglesa de Newcastle que se ve obligado a recurrir a esa ayuda tras padecer problemas cardíacos. Aunque su médico le prohibió trabajar, el sistema lo obliga a buscar un empleo o exponerse a perder la escasa asistencia que apenas le alcanza para vivir. En su visita cotidiana a la oficina que atiende a los desempleados, conoce a una madre soltera (Hayley Squires) también en dificultades e igualmente atrapada, con sus dos hijos, en un sistema que la aplasta.
El director, que cumplirá 80 años en junio, y con una larga filmografía militante, ratifica así su postulado de base: el capitalismo salvaje hunde al individuo.
El joven prodigio, sorprende
Cannes coronó además a "Juste la fin du monde", la sexta película del joven prodigio del cine, el canadiense Xavier Dolan, que a los 27 años y contra todos los pronósticos se alzó con la segunda recompensa más importante del certamen, el Gran Premio.
El film, un drama familiar sobre un escritor homosexual que se entera que va a morir y decide regresar al núcleo familiar para anunciárselo a los suyos, había dividido a la crítica internacional.
“Mommy”, su primera cinta en competición en la sección oficial en Cannes, había recibido en 2014 el Premio del Jurado, aunque muchos habían apuntado que habría sido una buena Palma de Oro.
“Todo lo que uno hace en la vida es para ser amado, para ser aceptado”, dijo Dolan, entre lágrimas. “Haré películas toda mi vida, me quieran o no”, agregó.
“American Honey”, un film que retrata a una juventud estadounidense en busca de su sueño americano, de la directora británica Andrea Arnold, fue recompensado con el Premio del Jurado.
Protagonizada por Shia LaBeouf, esta road movie sigue el periplo de un grupo de jóvenes que recorre Estados Unidos vendiendo suscripciones a revistas, puerta a puerta, entre fiestas hasta el amanecer e historias de amor.
Por su parte, el rumano Cristian Mungiu por “Bacalaureat” y el francés Olivier Assayas por “Personal Shopper” se llevaron el premio a Mejor Director en el Festival de Cannes.
En “Bacalaureat” Cristian Mungiu retrata una sociedad rumana lastrada por la corrupción, mientras que “Personal Shopper”, firmada por Olivier Assayas, cuenta la historia de una joven que intenta entrar en contacto con el fantasma de su hermano.
Las actuaciones, otro tesoro
El premio a la mejor actriz se lo llevó la filipina Jaclyn Jose, de 52 años, por su papel en "Ma'Rosa", un grito contra la corrupción firmado por su compatriota Brillante Mendoza.
Del lado de los actores, el galardón fue para el iraní Shahab Hosseini, de 42 años, por su papel de un actor de teatro en "The Salesman".
Este drama del iraní Asghar Farhadi sobre la clase media de Teherán se llevó también el premio al mejor guión.
El francés Jean-Pierre Léaud, actor fetiche de François Truffaut y protagonista de “La muerte de Luis XIV” del español Albert Serra, fue galardonado con una Palma de Oro que recompensa su trayectoria. Y aunque Pedro Almodóvar se quedó por quinta vez sin Palma de Oro a la que aspiraba con “Julieta”, otro español, el catalán Juanjo Giménez, se llevó la Palma de Oro al cortometraje con su filme “Timecode”.
El brasileño Kleber Mendonça Filho, director del film “Aquarius”, protagonizado por Sonia Braga, fue otro de los que se marcharon de Cannes con las manos vacías, al término de este festival lleno de sorpresas.
Argentina se quedó con las ganas
La película “Hymyilevä mies” (“The happiest day in the life of Ollie Mäkki”), del director finlandés Juho Kuosmanen, se alzó con el premio “Una cierta mirada”, sección del Festival de Cannes paralela a la competición oficial, relegando a “La larga noche de Francisco Sanctis”, de los argentinos Andrea Testa y Francisco Márquez.
El jurado, presidido por la actriz suiza Marthe Keller y que también integró el mexicano Diego Luna, destacó que el film es “de una originalidad increíble, que muestra cómo se puede ser feliz sin necesidad de dinero”. La película aborda la vida de un boxeador a quien su entorno quiere convertir en una estrella, pero éste prefiere llevar una vida tranquila alejada de los focos junto a su novia.
Por su parte, el premio del jurado se lo llevó “Harmonium”, del japonés Koji Fukada, por “retratar una familia normal destrozada desde dentro por la culpa”. Pero los mayores aplausos fueron para el actor estadounidense Viggo Mortensen y el equipo de la película “Captain Fantastic”, dirigida por Matt Ross, quien se llevó el galardón al mejor director de esta sección.