Juventud K en un regimiento

Militantes de una agrupación ultra kirchnerista estuvieron en una unidad militar del Valle de Uco durante las elecciones primarias en San Carlos. El hecho llama la atención porque es precisamente el Ejército el que debe asegurar la imparcialidad y la tran

Juventud  K en un regimiento

La presencia de militantes de una agrupación política kirchnerista en las instalaciones del Regimiento de Caballería 15, de Campo los Andes, durante las elecciones que se realizaron días pasados en San Carlos, constituye un hecho más que preocupante en razón de que, como lo señaló el intendente de ese departamento, Jorge Difonso, la institución militar debe garantizar la imparcialidad de los comicios y no tomar partido por ninguna agrupación política, más aun cuando la misma responde abiertamente al oficialismo nacional.

La denuncia del jefe comunal coincide con lo señalado por representantes de otros partidos políticos, lo que hizo perder consistencia a la frágil explicación dada por las autoridades militares en un comunicado: “De ninguna manera se le dio alojamiento (a los militantes de La Cámpora)”, agregando que “ante un requerimiento ocasional, formulado por integrantes de la agrupación política, sólo se facilitó a los mismos el uso de los sanitarios” de la guarnición militar.

Si bien el hecho en sí es inquietante, también cabría preguntarse qué hacían allí. Porque si tuvieron necesidad de utilizar los sanitarios de la guarnición militar es porque no era gente de la zona sino trasladada hasta allí. ¿Qué fueron a hacer?

Deberíamos partir de una base: durante mucho tiempo la participación de los jóvenes en política había sido escasa. De allí que no resultó extraño ni tampoco mal visto que desde el kirchnerismo se abrieran las puertas para captar voluntades.

El problema central es la forma en que actúa la agrupación y los intereses y objetivos buscados por sus principales líderes. Porque el mensaje que interpretan los jóvenes es sectario y más cercano al autoritarismo que a una democracia que todos debemos defender.

Porque no admiten opiniones diferentes y el hecho más significativo lo constituyó la respuesta que uno de los máximos dirigentes, Andrés “Cuervo” Larroque, le dio a un periodista del canal oficial, cuando se le consultó sobre los motivos por los cuales, en las inundaciones de Buenos Aires, los jóvenes camporistas utilizaban pecheras con el nombre de la agrupación, siendo que las donaciones habían surgido desde todos los argentinos, más allá de banderías políticas. No sólo se trató de una respuesta prepotente y fuera de lugar de parte de Larroque, sino que el hombre de prensa, condenado al ostracismo, debió renunciar al canal que pagamos también todos los argentinos.

La restante inquietud pasa por los lugares que han ocupado los distintos integrantes de La Cámpora y otras facciones similares en el contexto político nacional.

Además de ocupar un gran número de bancas, especialmente en la Cámara baja del Congreso, dirigentes del sector mantienen la titularidad del Ministerio de Economía y el segundo cargo en importancia en esa cartera (Axel Kicillof y Augusto Costa); Juan Ignacio Forlón es presidente del Banco Nación; Mariano Recalde es titular de Aerolíneas Argentinas, y quizás el cargo más emblemático es el del recién nombrado secretario general de la Presidencia, “Wado” De Pedro,  entre centenares de cargos más.

Todos ellos, además de percibir suculentos salarios en la función pública, han incrementado superlativamente sus patrimonios en los últimos tiempos.

Vamos a partir de una base: bienvenida sea la participación política de los jóvenes siempre y cuando se realice a través de los canales democráticos y no autoritarios o fanáticos, como quedó evidenciado en un video realizado por jóvenes que estudian en el secundario.

Tampoco se puede aceptar que esos jóvenes con buenas intenciones sigan trabajando para un centenar de dirigentes que utilizan la política en beneficio propio.

Y mucho más preocupante es que esos mismos dirigentes tengan el suficiente poder, otorgado por la propia Presidenta, para incidir en las decisiones de autoridades militares que durante los actos eleccionarios tienen la obligación, en un marco de imparcialidad, de asegurar que los comicios se desarrollen con absoluta normalidad.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA