La Corte Suprema de Justicia empezó a desandar ayer el camino para volver a su composición de cinco miembros con la jura de Horacio Daniel Rosatti, que completará el mes próximo Carlos Rosenkrantz, designados ambos por el presidente Mauricio Macri y ratificados por amplias mayorías por el Senado.
“Por Dios y por la Patria”, fue el juramento de Rosatti, ex ministro de Justicia en los primeros años de la Presidencia de Néstor Kirchner, ante el titular de la Corte, Ricardo Lorenzetti, santafesino como él, quien buscó aflojar el protocolo con un comentario de ocasión: “¡Qué emoción!”
También estuvieron en el estrado de la Sala de Audiencias del cuarto piso del Palacio de Tribunales porteño, donde se hizo la ceremonia, los dos restantes ministros del máximo tribunal, Elena Highton de Nolasco y Juan Carlos Maqueda.
Con el cordobés, Rosatti tuvo un prolongado abrazo que acompañó de un reservado comentario jocoso; peronistas ambos, se conocieron en la Convención Constituyente que reformó la Constitución en 1994.
Entre los asistentes estuvieron la vicepresidenta, Gabriela Michetti; el ministro de Justicia, Germán Garavano; y la gobernadora fueguina, Rosana Bertone. También el titular del Consejo de la Magistratura, Miguel Piedecasas; la procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó, y el titular de la Cámara Federal de Casación Penal, Alejandro Slokar, estos dos últimos integrantes de la agrupación “Justicia Legítima”.
Sorprendió, en cambio, la ausencia de los jueces federales, quienes, según una versión, no fueron invitados; pero, según otra, “no lo hicieron por estar muy ocupados con todas las causas de corrupción”.
Ni bien finalizó la ceremonia, Rosatti, de 59 años, quien hasta su renuncia en 2005 fue primero procurador del Tesoro de la Nación y luego titular de Justicia con Néstor Kirchner, tuvo un conjunto de definiciones ante los periodistas.
Puso énfasis en “el combate a la corrupción” como política de Estado y puntualizó que “en lo que hace a la Justicia, la no impunidad es fundamental”. Reconoció que “la Justicia está en deuda con la sociedad”, antes de llamar a “saldar esa asignatura pendiente con un trabajo con los otros poderes del Estado. La población no tiene confianza en los poderes del Estado, en términos generales”.
Rosatti respaldó también la iniciativa que en los últimos tiempos empezó a impulsar el presidente de la Corte con relación a que los jueces paguen el impuesto a las Ganancias. “Se está trabajando en este tema. Hay que hacerlo tal vez gradualmente, pero el objetivo hay que concretarlo”, dijo.
Se rehusó, en cambio, a pronunciarse sobre los tarifazos en los servicios públicos porque es un asunto sobre el que la Corte tendrá que expedirse ante un recurso de per saltum que presentó el ministro de Energía, José Aranguren, ante la multiplicación de los amparos dispuestos por la Justicia.
El flamante ministro insistió, en cambio, en el comportamiento que deben tener los funcionarios. “Deben manifestarse en lo que hacen, dejan de hacer y el valor del no”, dijo, y agregó en referencia a su renuncia en 2005: “Dije ‘no’ porque no me cerraban los precios (en un programa para la construcción de cárceles, cuyo financiamiento provenía de la Secretaría de Obras Públicas a cargo del hoy detenido José López) y me parecía que había que verlo un poco más. Esa licitación no se concretó y se cayó porque faltaba una firma”.
Rosatti, cuyo despacho será el que ocupó el fallecido Enrique Petracchi, se convirtió así en el cuarto miembro de la Corte, al que seguirá Rosenkrantz el mes próximo.
De este modo el tribunal volverá a contar con sus cinco miembros originales, después de haber funcionado durante meses con sólo tres, tras los retiros de Eugenio Zaffaroni a comienzos de 2015 y del casi centenario Carlos Fayt, al día siguiente del final del mandato de Cristina Fernández.
Sobre el cupo femenino
Rosatti dijo estar de acuerdo con restablecer el cupo femenino que la Corte tuvo con las presencias de Elena Highton de Nolasco y la fallecida Carmen Argibay, pero consideró que tanto ese asunto como un eventual aumento de su número de miembros son competencia del Senado. “Requiere un debate profundo del Congreso”, aseguró.
