A 32 kilómetros al noreste de la ciudad de Malargüe y sobre la ruta provincial 183 se encuentra el paraje La Junta, un lugar que a mediados de la década de los 50 comenzó a poblarse de puesteros y hoy, gracias a su crecimiento poblacional, tiene aire de pueblo con sus espacios característicos como una plaza, un barrio, dos escuelas y una sala de primeros auxilios.
Sus habitantes destacan la tranquilidad del lugar, un paisaje único con cierto aire rural, grandes lotes donde muchos construyen el sueño de la vivienda propia, la principal vía de acceso pavimentada y el resto de las calles de tierra, donde los medios de locomoción se mezclan entre el caballo y los vehículos, ya que una parte importante de la población se dedica a la ganadería, otros al noble trabajo de la agricultura con la papa y el ajo y el resto se divide en empleos públicos, ya sea en reparticiones municipales o en algunas de las dos instituciones educativas que hay en la zona.
"En el pueblo de La Junta viven más o menos unas 60 familias. Algunas son pioneras y otras han llegado más tarde. Muchos también se fueron por falta de trabajo, pero se mantiene la cantidad de habitantes. Sin dudas que el hecho de tener a la escuela primaria Petroleros del Sur y la Hugo Pierini que es la secundaria le da más vida al pueblo, pero tenemos muchas necesidades, fuentes laborales, agua potable, alumbrado público, el gas, médico permanente", destaca la vecina Roxana Pavés, celadora en uno de los establecimientos educativos.
Quince kilómetros separan este conglomerado urbano de la ruta 40. En el ingreso, un pequeño cartel con el nombre de la localidad, un guardaganado sobre la ruta pavimentada y un par de álamos tornasolados, propio de la llegada del otoño, le dan la bienvenida.
En el corazón del pueblo solo una calle está identificada con su nombre, la misma que sirvió para que los funcionarios se fotografiaran el año pasado cuando se decidió darles una nomenclatura. El resto de las arterias solo los vecinos saben que se llaman El Altepe, El Junco, El Pichanal, El Zampal, La Jarilla, El Tomillo y El Coirón, porque los carteles brillan por su ausencia.
Este paraje, que tiene su nombre debido a la unión de los ríos Atuel y Salado, se caracteriza porque en el lugar se realiza todos los años la Fiesta Departamental de la Papa. "Hace unos años se trabajaba mucho cuando estaba la empresa Alguacil Hermanos y un grupo malasio que también tenían finca aquí, pero hoy esta actividad se cayó un poco", resalta Martín, vecino del barrio.
"Siempre este lugar se llamó así. Nosotros fuimos uno de los pioneros del lugar. Cuando nos vinimos a vivir acá había solo dos o tres puestos que eran la familia Sánchez Ripa, Pérez, Jaque. Pero cuando más creció La Junta fue cuando estuvo el maestro Beto Vargas en la escuela primaria. Él hizo mucho por la escuela y el pueblo", afirma doña Segunda Villar (75), conocida por todos como "La Juana", quien además fue la primera celadora y cocinera que tuvo; primero la escuela primaria y muchos años más tarde la de nivel medio.
Justamente, si hay algo que identifica a la comunidad es la lucha que desde hace más de 10 años viene realizando con el objetivo de que construyan un edificio acorde a las necesidades para la escuela Daniel Hugo Pierini, reclamos que en más de una ocasión, con sentadas en la escuela y cortes de ruta, fueron reflejados en Los Andes.
Antes de que se construyera la ruta Nacional Nº 40 por El Sosneado era el paso obligado para la comunicación entre Malargüe y San Rafael por la zona de El Nihuil. Si bien se encuentra en una posición estratégica el crecimiento del pueblo en los últimos años ha sido moderado, mostrando su mayor auge en la década de los 90 con la llegada de los principales servicios.
De todos modos la construcción de la plaza San José Obrero, el playón deportivo, la ampliación de la red lumínica y algunos otros logros hoy no consiguen todavía dejar satisfechos a los vecinos de La Junta. Hay servicios esenciales que no se prestan y otros a medias con perjuicios para los pobladores.
"Hoy no tenemos alumbrado público en todas las calles, el gas no llega porque dicen que hay que hacer mucha inversión, el agua que tomamos no es apta para el consumo y la obra que llamaron a licitación sobre ósmosis invertida todavía no la empiezan. En la sala de primeros auxilios sólo hay una enfermera medio día, pero no tenemos médico permanente. Hace mucho que pedimos por un destacamento policial y no tenemos noticias. La verdad que las necesidades son muchas", afirmó un integrante de la subcomisión vecinal.
Hoy parece ser el lugar elegido para la expansión de la ciudad de Malargüe ya que allí se pretende construir el puerto seco para la transferencia de cargas para el Paso Pehuenche y ser La Junta la conexión directa de la Ruta Nacional 188 con la 40. Esto, tal vez, es lo que ilusiona a los vecinos del lugar y lo que hace que no bajen los brazos en un pueblo que aún tiene muchas necesidades.
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La Junta: un pueblo en la unión de los ríos Atuel y Salado
Es un paraje que en la década del 50 comenzó a poblarse. Primero se establecieron crianceros. Hoy viven unas 60 familias.
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