La escuela secundaria 4-181 Guillermo Morán, está a unos pocos kilómetros de la ciudad de Junín, sobre la ruta 60, a la salida del pueblo de Philipps si uno viaja por ese camino hacia el Este.
En la madrugada de ayer, un grupo de delincuentes entró al lugar y se alzó con más de media docena de netbooks y otros elementos de valor; se llevaron lo que encontraron, hasta las golosinas para los alumnos guardadas en un pequeño quiosco.
Hasta ahora no hay detenidos aunque las sospechas caen sobre un grupo de ex alumnos. No es la primera vez que roban en la Guillermo Morán y, hace sólo dos semanas, los ladrones entraron a la escuela primaria que queda a pocos metros de allí.
"Entraron al predio en la madrugada y al interior de la escuela accedieron luego de forzar la puerta principal", explicó Sergio Berrocal, el director del lugar.
A esa puerta de ingreso los ladrones la abrieron de una patada y ya adentro de la escuela tuvieron tiempo de ir a las distintas oficinas administrativas, ya que no hay sereno ni vecinos cerca que puedan haber escuchado ruidos.
Los directivos y el personal coinciden en que los ladrones conocían bien la disposición de las instalaciones.
"No perdieron tiempo tratando de forzar la puerta de reja de la sala de informática, porque fueron directamente a buscar las computadoras que hay en la dirección, en la secretaría y en la biblioteca", explicó una docente que, al igual que la mayoría de sus compañeros, cree que fue obra de ex alumnos.
La banda se llevó ocho netbooks, dos máquinas fotográficas, un equipo de música, un ventilador y algunas otras cosas, como las golosinas de un pequeño quiosco escolar.
"Sabían dónde buscar", resumió Berrocal y contó que no es la primera vez que roban en la escuela Guillermo Morán.
"Hace algunos meses se llevaron parte del cierre perimetral. Parece de locos pero un día llegamos y nos encontramos con que no teníamos el alambrado del fondo", contó el director con algo de resignación y mientras mostraba los palos pelados donde antes estaba sujeto el alambrado de cierre.
Dicen en la escuela que la comunidad de Philipps está atravesada por el problema de la droga y el alcohol. Pese a los esfuerzos del equipo de directivos, profesionales y docentes, los resultados con los alumnos más problemáticos no siempre son positivos.
"La droga es un trastorno grave en Philipps y los muchachos que han caído en eso roban cualquier cosa para poder comprarla. El otro día a una vecina le ofrecieron una computadora por 200 pesos", contó alguien en la escuela.
Los ladrones se llevaron las netbooks porque las computadoras que había se quemaron este año por un problema en la tensión. Fueron 16 máquinas las que se dañaron y quedaron inservibles.
El director hizo el reclamo ante la cooperativa eléctrica Rivadavia, que es la que cubre la zona con el servicio pero no tuvo respuesta positiva. Tampoco ha tenido ayuda suficiente de la Subsecretaría de Infraestructura, que analizó el cableado eléctrico de la escuela y concluyó que es necesario poner una línea trifásica, obra que no se ha hecho.
Los vecinos cuentan que el municipio de Junín tampoco hace demasiado por la juventud de Philipps y así, con pocas perspectivas y actividades en las que ocupar el tiempo fuera de la escuela, algunos terminan arrimándose al alcohol y las drogas.
Ayer robaron en la Guillermo Morán y hace un par de semanas en la escuela primaria que queda al lado. Son, sin dudas, tiempos difíciles.