En un momento preciso el devenir de los hechos pueden provocar un cambio vertiginoso del destino, al menos aquel chico menudo que corría siete kilómetros, dos veces al día, para llegar hasta la escuela lo afirmaría un tiempo después.
En 2004, durante la prueba de tres los mil metros con obstáculos, en los selectivos de Kenia para el Mundial de atletismo juvenil, Julius Rono realiza los ejercicios precompetitivos.
Sabe que es una oportunidad inigualable, ha realizado una gran campaña en los clasificatorios provinciales y tiene en su poder la marca ‘A’ para pelear un lugar en el equipo swajili.
“Los primeros tres en llegar ganarían el derecho de correr en el Mundial, para el resto todo habría terminado”. Julius, de 19 años, observa la pista y espera la señal de largada.
“Mi entrenador me había convencido para que compitiera en esta distancia, había tenido muy buenos resultados y logré muchas victorias y también la marca para llegar al selectivo”.
“Pero llegué cuarto, estuve muy cerca de poder cumplir con mi objetivo, era muy difícil clasificarse entre los primeros tres lugares porque allí estaban los mejores atletas de Kenia”, cuenta el corredor que en 2011, con un tiempo de 9’04”, se impuso en la décima edición de la Carrera Nocturna Vendimia y ganó la Copa Más Deportes.
“En Kenia, el que tiene dinero vive en la capital, aunque no son muchos. Los trabajadores es gente humilde, nosotros Ibamos a la escuela corriendo y volvíamos corriendo. Estábamos a siete kilómetros y repetíamos el viaje dos veces al día, porque volvíamos al medio día a nuestras casas a comer. Si llegabas tarde a la escuela, los maestros te castigaban", contó sobre su vida en África.
Terminada su colegiatura, Rono recibió una invitación para convertirse en profesional. Probó suerte en Italia y no le fue mal, sus registros en pista en 1.500 m fueron de 3’43” (+17” del récord mundial de Hicham El Guerrouj, de Marruecos) y en 5.000 m de 14’05”, (plusmarca en poder de Kenenisa Bekele -12’37”35-, de Kenia).
Luego llegó a Sudamérica, para correr en pruebas de calle, y tras su paso por Venezuela, Brasil, Paraguay, Bolivia llegó a la Argentina en 2004. Le faltan dos años para lograr la ciudadanía, “Dejaría todo, hoy mi sueño sería entrenar en los tres mil metros en pista para representar a la Argentina”.
“Han pasado diez años desde que inicié mi carrera profesional, ahora tengo 29 y si tuviera que decidir dejaría las carreras de calle y me entrenaría en la pista para un campeonato internacional. Esa es una de mis grandes aspiraciones, poder representar al atletismo de este país”, cuenta -con un español impecable- Julius Rono.