Becado, premiado y expulsado, Julio Le Parc pasó un año intenso durante el Mayo Francés de 1968, que lo tuvo como protagonista, gestor, agitador y creador.
Hace 50 años, cuando los franceses salían a la calle y ponían en jaque el poder de Charles De Gaulle, el mendocino nacido en Palmira acababa de recibir el primer premio de la Bienal de Venecia por su arte comprometido, novedoso, casi perfecto. París se había convertido en su hogar, pero terminó exiliado por participar activamente del movimiento de estudiantes, intelectuales, artistas y trabajadores que marcó un antes y un después en la historia de Europa y buena parte de Occidente.
Para él, la rebelión de 1968 no merece evaluaciones, a pesar de la catarata de libros con balances que salen por estos días y de las feroces críticas de intelectuales como Alain Finkiel-Kraut o Raymond Aron ("era niños de papá tocados por la gracia").
¿Qué quedó de aquel movimiento que le valió la expulsión de Francia, que le costó dejar solos en París a su esposa Marta y a sus tres hijos?
"Un sueño, un sueño compartido, un sueño sospechado, un sueño anclado en lo más profundo de cada uno, un sueño que iguala para arriba, un sueño que viene de tiempos olvidados, un sueño de deseos imposibles, un sueño que golpea desde adentro, un sueño de 'alguna voz'... Sentir que la vida puede ser de otra manera, caminar, ver, descubrir en los otros el espejo de uno mismo. Compartir a manos llenas, lo más hermoso, lo menos prosaico, lo que no tiene precio: una ilusión", reflexiona el artista plástico mendocino más célebre del mundo. Quedó viva la lucha contra "atropellos, injusticias, abusos de poder", afirma a Los Andes desde París. Porque a sus 90 años, no deja esos ideales y no cambia un milímetro su pensamiento.
Con 30 años y una carrera fulgurante en el Buenos Aires post Revolución Libertadora, partió a Francia con su familia. Fundó el GRAV (Groupe de Recherche d'Art Visuel, Grupo de Investigación de Arte Visual); expuso en Nueva York y en el entonces célebre Di Tella; sorprendió en Venecia y participó en los "ateliers" populares, donde la revolución se plasmaba en afiches que quedaron para la historia .
Cuando Francia expulsó a su becado, Le Parc tuvo que dejar a su familia en un exilio que duró cinco meses y del que pudo regresar gracias a la intervención de intelectuales de la talla del escritor André Malraux, por entonces ministro de Cultura de Francia.
Pero Le Parc siguió con su lucha: ni los premios, ni su contacto con celebridades del arte y de las letras, ni su fama mundial -que incluso ha llevado a firmas como Hermés a comprar sus diseños- lo hicieron cambiar de postura. Defensor de los derechos humanos toda su vida, denunció las dictaduras de América Latina, las torturas y las injusticias.
Y él cree que esa voluntad, ese animarse a romper con las estructuras, fue lo que quedó de aquel Mayo de 1968.
Ellos, los jóvenes de ayer, peleaban contra "atropellos, injusticias abusos de poder". El movimiento hizo que pudieran "reconocerse en los infinitos Mayos de los otros".
“Es como una iluminación: le damos todo, queremos todo. Es un momento mágico que da otra medida de cada uno, que nos reconcilia con uno mismo compartiendo anhelos, descubriéndose en una disponible rebeldía... y todo se pone patas para arriba, en un desorden con un hilo conductor que hace posible lo imposible, lo negado, lo prohibido”.
Los chicos y la SIDE
Cuando Julio Le Parc y su colega argentino Hugo Demarco fueron expulsados de Francia por sus actividades en el taller popular de afiches, se movilizaron por ellos artistas como Víctor Vasarely, mientras que residentes y no residentes en el Pabellón Argentino de la Ciudad Universitaria de París ocuparon el edificio para denunciar arbitrariedad y discriminación ideológica.
La "Maison de l'Argentine" era entonces una usina cultural rebautizada luego "Pabellón Che Guevara", donde se pintó un "fresco-panfleto" contra la dictadura de Juan Carlos Onganía, cuyos emisarios enviaban informes a la SIDE y al gobierno galo sobre "esos chicos revoltosos".
Julio Cortázar, el bandoneonista Alejandro Barletta, el artista plástico Antonio Seguí, el pintor chileno Roberto Matta, el peruano Mario Vargas Llosa y muchos otros formaban parte de un ambiente en el que, según cuentan los memoriosos, podían presentarse intelectuales como Jean-Paul Sartre o Nathalie Sarraute a dar charlas espontáneas.
Le Parc, sin embargo, no quiere hablar de exilio, ni de fama, ni de famosos. De ese Mayo le quedan los ideales, los sueños y la lucha, que no abandona.
La imaginación al poder
Picante, críptico y sutil, cree que al mundo lo siguen gobernando "los que escriben la historia". Aunque ese espíritu del '68, de "imaginación al poder", donde está "prohibido prohibir", sigue y seguirá vigente.
“Un fugaz eterno que se fija en las neuronas, que transmite al porvenir antes de que venga la minoría de los que saben, de los que codifican, de los que ponen en orden, de los que dan normas, de los que racionalizan, de los que escriben la historia, de los que teorizan, de los que marcan el paso, de los que limitan, de los que se apropian, de los que mandan, de los que dominan...”, dice.
“Pero ahí está, ahí quedan junto a tantos otros, ese Mayo del ’68, subrepticiamente al acecho, a la espera, a la espera, a la espera...”.
La rebelión que irradió al mundo
El Mayo del '68 -conocido mundialmente como el Mayo Francés- comenzó con un movimiento de protestas estudiantiles que luego siguió con una huelga que abarcó a unos 11 millones de trabajadores y amenazó con derribar de su cargo al presidente galo Charles De Gaulle.
Sacudió el letargo de la posguerra y se caracterizó por las luchas de barricadas callejeras (una especie de reflejo de la Revolución Francesa) encabezada por movimientos de izquierda, en protesta contra el consumismo y políticas de derecha, oponiéndose a la vieja guardia y moral tradicional, particularmente en lo referente al sistema educativo y laboral.
Este evento tuvo fin con el llamado a elecciones parlamentarias adelantadas por parte de De Gaulle.
Si bien políticamente los que protestaron no ganaron nada, lograron un enorme impacto social, redefinieron la moral vigente de "religión, patriotismo y obediencia" y marcaron el camino para lo que vendría después en el resto del mundo.
El movimiento inspiró una ola de protestas en todo el mundo, desde República Federal Alemana, Suiza, España, Italia, la ex Checoslovaquia, Estados Unidos, México, Uruguay y también en Argentina. En nuestro país, un año después de estos eventos tuvo lugar el Cordobazo, insurrección obrera y estudiantil que estalló el 29 de mayo contra la dictadura de Juan Carlos Onganía y apuró su renuncia.
Perfil
Nacido en Palmira, San Martín, Julio Le Parc es un referente mundial del arte. Recibió el título de Commandeur de l'Ordre des Arts y de Lettres, del gobierno de Francia, donde reside desde 1958.
En 1960 fundó en París el Grupo de Investigación de Arte Visual (GRAV), en el que realizó experiencias innovadoras con el color, los efectos de la luz, el movimiento y, sobre todo, la participación del espectador, sacando el arte de los museos.
En 1966 ganó el premio de la Bienal de Venecia.
Tras las revueltas callejeras y la represión del Mayo Francés fue expulsado del país galo por 5 meses.
Siempre luchó contra las dictaduras y la injusticia. La primera retrospectiva de sus obras se realizó en Düsseldorf (Alemania Federal) a mediados del año1972.
En 1978 la BBC hizo un documental sobre su vida y su obra.
En 1982 recibió el Premio Konex-Diploma al Mérito, como uno de los artistas plásticos más importantes de Argentina.
Diseñó el sistema óptico especular de las Galerías Pacífico de Buenos Aires.
Tiene premios desde Nueva York hasta Tokio.
Mendoza bautizó con su nombre el espacio cultural de Guaymallén, el más vanguardista que se construyó en la última década.
Actos en Mendoza
- El próximo miércoles 9 de mayo, Día de Europa, en la Nave Universitaria del Parque Central, tendrán lugar una serie de actos y eventos culturales y gastronómicos en conmemoración de la fundación de la Unión Europea y del Mayo Francés del '68.
- Desde las 17, patio de comidas europeas
para disfrutar a precios accesibles y en familia.
- 19.30, cine con cortos europeos sobre el contexto de la época y testimonios históricos.
- 20, charla: "Estudiar en Europa", con testimonios de estudiantes argentinos.
- 20.30, apertura del mes de Europa, breve charla sobre las razones de la celebración.
- 20.45, Canciones de paz y lucha, a cargo del Coro de Cámara de la UNCuyo.
- 21.30, brindis, seguido de muestra de fotos del Mayo Francés, luego el espectáculo "En tiempo de fados" (mellizas Fusari), recital de la orquesta de rock "Mario Matar" de Guaymallén y cine europeo.