Julio Guido Díaz: “Sentí que debía quedarme”

Con 20 años llegó a Mendoza para jugar en Gimnasia, club donde conoció a su esposa y del cual hoy es dirigente.

Julio Guido Díaz: “Sentí que debía quedarme”

Ya no es el chico tímido que con 20 años se subió a un colectivo en Santiago del Estero y llegó a Mendoza buscando triunfar en el fútbol. 
Sentado en Las Terrazas del club Gimnasia y Esgrima, su casa desde hace 31 años, Julio Guido Díaz se siente feliz rodeado de amigos que pasan y lo saludan permanentemente, más allá de que sus ojos no esconden la emoción que le causa repasar su trayectoria.

"En febrero del '86, llegué con Domingo Salvatierra (una gloria de Huracán), quien habló con Jorge Julio. Me compraron a préstamo en ese momento y a los dos meses decidieron comprar el pase definitivo. Yo venía de jugar en Unión Santiago. La verdad que tuve un gran año en el que salí goleador y fuimos campeones invictos”.

“Creo que ese fue el mejor equipo que integré. Jugaba el Gato Ramírez al arco, Montivero, Sosa, Rojas y Morán en la defensa, el mediocampo era el histórico Quintana. Zolorza y Olguín y arriba estábamos el Mudo Castellino, Walter Maladot y yo”.

-¿Pensaste que te ibas a quedar a vivir en Mendoza cuando dejaste Santiago?

-Cuando Gimnasia me compró sentí que ya me debía quedar. Porque siempre digo que a Gimnasia le debo no solamente lo que fui futbolísticamente, sino también el haber conocido a mi señora (Alicia Riveros), quien era médica del club.

Yo siento que tengo un sentido de pertenencia hacia Gimnasia. Es como que estuve acá toda la vida.

-En qué edad debutaste en Primera División?

-Muchos creen que mi carrera deportiva la inicié en Gimnasia, pero ya había sido campeón con la Liga Santiagueña de un torneo del Noroeste argentino que le ganó la final a Tucumán en el '83, donde fui goleador, En ese mismo año también salimos campeones con Unión Santiago de la Liga y eso me llevó a ir como refuerzo de Güemes en un torneo regional.

Se acomoda en la silla y no deja de mirar a su nieto Benjamín Amaro, de quien asegura que “me cambió la vida”. La emoción llega a su punto máximo cuando repasa los primeros momentos en el Mensana.

“Al principio vivía en la pensión del club (dice mientras señala hacia la calle Lencinas). Eran tiempos difíciles. Estaba con Carlos Rodríguez y Marcelo Castañares. Marcelo un gran jugador que no pudo triunfar en Gimnasia porque se vivía lesionando y Carlitos, una gloria de Gimnasia, aquel del gol de taco con Funes a Huracán en el Malvinas, para quienes no lo sepan. La verdad que ver lo que el club era antes y lo que es ahora, es un cambio de 180 grados.

Después se fueron ellos y quedé solo. Yo digo que siempre tuve fortaleza mental. Había que tener agallas para caminar desde la calle Boulogne Sur Mer hasta la pensión en la noche. Me acuerdo que todos nos poníamos contentos cuando venía un circo o un parque de diversiones al predio de los militares. Eran los momentos en los que había más movimiento y seguridad en el barrio", risas.

Gimnasia entró por aquellos finales de los '80 en una crisis y varios jugadores debieron irse. Julio no fue la excepción y fue prestado a Guaymallén.

“Sí fue en el '88, año que conseguimos una clasificación histórica al Regional. El mediocampo estaba integrado por Emeterio Lucero, Jesús Alegre y Hugo Pavez, Arriba yo, Walter Cuvertino y Carlos Cipriano Mansilla. Dejamos afuera en un hexagonal a Independiente. El campeón fue Gutiérrez y nosotros salimos segundos. En el '89 pasé a Talleres y en el '90 volví y salimos campeones con Enrique Fernández como técnico".

Otra vez el recuerdo familiar aparece cuando le preguntamos hasta que año jugó. Mirá como cómplice y rememora “me retiré en el '95 cuando todavía no había cumplido 30 años. La verdad que la que pesó en la decisión fue mi señora. Yo ya trabajaba en la telefonía celular y Carlos Montagnoli me llevó a Talleres y llegamos a estar tres meses sin cobrar. Un día volviendo a mi casa, Alicia me dijo que quería hablar conmigo y me hizo ver que ya teníamos ‘tres hijos (Carla -27-, Natalia -25- y Facundo -24-). Una familia que mantener y hace tres meses que no cobrás. En la vida no siempre se hace lo que a uno le gusta. Estás perdiendo la tarde en ir a entrenar cuando podés usar ese tiempo para tu trabajo’. Dejé el bolso y no lo agarré nunca más. Yo siempre digo que yo dejé el fútbol antes que el fútbol me dejara a mí. Y soy un convencido que mi señora tenía mucha razón en ese momento”.

Ese trabajo del que Julio habla es el sustento familiar hasta la actualidad. “Soy subagente oficial de una Claro y tengo un stand en Palmares que actualmente lo atienden mis hijos”.

Después llegó el tiempo de probar como técnico en dupla con Omar Olguín, "pero los dirigentes de Gimnasia no dijeron que no podían pagarnos y nos fuimos después de trabajar 50 días. En el 2004, llegó como técnico Walter De Felippe (hermano de Omar) y yo quedé como su ayudante de campo, pero también tuvo problemas con el contrato y cómo el se fue, yo decidí dar también un paso al costado".

Llegó entonces el tiempo de ser dirigente. “Sí, fue mucha casualidad. La verdad que cuando descendimos de la B Nacional en cancha de Argentinos, hubo gente allegada a Porretta que me dijeron que el presidente había llorado mucho ese día. Me ofrecieron si quería sumarme y acá estamos. La verdad que nunca pensé que Fernando (Porretta) delegara tanta responsabilidad en mí. Por ahora, las cosas están saliendo bien”.

-¿Y volvés a Santiago?

-Sí. Tengo toda mi familia allá. Afortunadamente tengo una casa en Potrerillos y cuando allá se hace insoportable el verano, se vienen para aquí. Y yo voy muy seguido, cada tres o cuatros meses. Perdí a mi viejo el año pasado y eso me hizo tener un poco de nostalgia y volver permanentemente. Tengo a mi mamá que ya tiene 82 años.

-Tus tres hijos son fanáticos de Gimnasia...

-Sí. Pero no tanto por mí, sino más bien por la madre. A veces yo no estaba en la cancha, pero mi señora venía con ellos. En otras oportunidades yo jugaba en otro club y mi señora no me iba a ver a mí sino a Gimnasia.

La emoción volvió a escena. Alicia ya no está pero le dejó tres ángeles que lo cuidan y hacen que nunca se la olvide.

Ficha personal

Julio Díaz

Edad: 51
Hijos: Tres. Carla de 27 años, Natalia de 25 y el más chico, Facundo de 24.
Nietos: Uno.Benjamín Amaro.
Profesión: Comerciante
Estado civil: viudo.

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