Mucha alegría me produjo que el diario Los Andes, que alcanza a un amplio y diverso público, haya dedicado una columna a la primera mujer que votó y se presentó como candidata en Argentina: Julieta Lanteri Renshaw.
Sin embargo, difiero de la mirada, porque considero que omite el contexto histórico en el que la protagonista desarrolló su vida política.
Lanteri fue la fundadora del Partido Feminista Nacional. La constitución de esa fuerza fue informada por la revista Nuestra Causa el 10 de mayo de 1919. Es decir por el mensuario del movimiento feminista de la época, del que Lanteri fue una de las principales impulsoras. Desde ese partido, de acuerdo a la biografía publicada por la escritora Araceli Bellota, Julieta Lanteri, La pasión de una mujer, luchó por los derechos políticos de las mujeres. “Que el partido durará mientras haya conseguido el sufragio universal para la mujer”, fue la principal premisa de la plataforma electoral. Los principios se incorporaron a fuerzas políticas nacionales en San Juan y Mendoza.
El feminismo es un movimiento que nace para luchar contra un sistema que establece roles estereotipados asignados a las personas según su sexo biológico. Cuando hablamos de personas, nos referimos a los distintos géneros y grupos de edades. Pero como denuncia Lanteri, las mujeres estábamos –y seguimos estando- subordinadas en distintos ámbitos. Por ejemplo, ganamos menos que los hombres por igual tarea, de acuerdo a los datos oficiales.
Ese mismo feminismo, haciendo una simplificación de los estudios de género, está dividido en “olas” según el devenir histórico tanto en nuestro país como en el resto del mundo. Lanteri, junto a otras mujeres como la primera médica argentina Cecilia Grierson (Julieta fue la sexta en graduarse), Alicia Moreau o Elvira Rawson, forman parte de la primera ola. Se trata de un grupo de mujeres de clase media alta, con acceso a la educación, que lucha por los derechos políticos y civiles de sus pares. Después vendrá la segunda ola, que mirará la vida cotidiana, nuestros roles en los hogares y fuera de los mismos. Décadas después una tercera ola, que incluirá la diversidad de razas, de género, que volverá a mirar a la maternidad.
Tampoco hay que dejar de lado que la primera candidata argentina muere víctima de un dudoso accidente de tránsito el 23 de febrero de 1932. ¿Se trató de un femicidio? Poco se conoce al respecto. Lo que sí sabemos es que Lanteri Renshaw no actuó sola sino que lo hizo junto a otras mujeres que empezaron a cambiar nuestras historias.