Julia Zuccardi: “Soy la única Zuccardi que no pensó en trabajar en la bodega”

A cargo del marketing turístico de la firma familiar, la mujer de 35 años cuenta que no siempre tuvo en mente trabajar donde ahora lo hace.

Julia Zuccardi: “Soy la única Zuccardi que no pensó en trabajar en la bodega”
Julia Zuccardi: “Soy la única Zuccardi que no pensó en trabajar en la bodega”

Es tímida y a contramano del resto de su familia -su mamá, Ana Amitrano, y su papá, José Zuccardi, de alto perfil-, Julia trabaja siempre en el backstage de una de las bodegas más exitosas de Argentina. 

Sin embargo, tras más de una década en el área de turismo y gastronomía de la bodega, su impronta se ve marcada en el despegue que ha mostrado esa unidad de negocios. Una de sus últimas conquistas probablemente fue el desarrollo en la bodega del Valle de Uco del festival Latinoamérica Cocina, donde reunió a la cúpula gastronómica del cono sur y contó entre los invitados al reconocido chef Gastón Acurio.

-¿Cómo fue tu decisión de entrar al negocio?

-En mi caso soy la única de la familia que no pensó desde un primer momento en trabajar en el negocio familiar. Cuando salí del secundario y empecé a pensar qué quería hacer con mi vida, para mí no era una opción trabajar en la bodega. Principalmente porque no me proyectaba en ningún área de la empresa. Entonces, estudié profesorado de Inglés y me recibí en la Universidad Nacional de Cuyo. Pero, la verdad es que soy tímida, hice las prácticas y me di cuenta de que la docencia no era lo mío. Ahí no sabía mucho qué hacer y me metí a hacer el traductorado de inglés. Estando en la universidad empecé en 2001 a trabajar con el turismo. De hecho, en los últimos años de universidad, en vacaciones, me venía a trabajar a la bodega como guía.

Fue ahí cuando comencé a interesarme y descubrí que me gustaba lo que hacía. Cuando terminé el traductorado, me decidí y comencé a trabajar en la bodega y me puse a aprender.

-¿Cuántos turistas reciben al año?

-En bodega Santa Julia recibimos cerca de 30 mil personas el año pasado. De las cuales, entre "Casa del Visitante" y "Pan y Oliva", comieron unas 22 mil personas. Y en Piedra Infinita (Valle de Uco) el año pasado tuvimos alrededor de 8.000 visitas. En Piedra Infinita el menú con vino sale 1.800 pesos. En Maipú el menú con visita sale 1.100 pesos.

-¿Cuál ha sido tu proyecto más exitoso?

-Mi proyecto más exitoso es el equipo que he formado. Hoy en turismo somos 40 personas y para un establecimiento de estas características es un proyecto muy grande. Hay personas que me vienen acompañando hace años y que han crecido conmigo, y eso para mí es un lujo. Y en lo personal, "Pan y Oliva" es un proyecto muy exitoso y que tiene mucho de mi impronta. Allí simplificamos la propuesta de la bodega. En la industria en general había un turismo enológico con foco en la gastronomía "muy formal". Es decir, del menú de pasos, maridado, donde de alguna manera el mendocino se sentía alejado y hasta no le era familiar. Con "Pan y Oliva" rompimos mucho esto y llegamos con una propuesta muy informal: tapas, ensaladas, pastas, huerta y un espacio muy familiar. Y esa fue una de las claves del éxito, porque no sólo nos convertimos en una propuesta para el turismo, sino una propuesta para el mendocino. Lo que nos da la ventaja de que no dependemos del turismo sino que nos va bien todo el año.

-¿Qué considerás un fracaso en tu gestión?

-Hace varios años en la "Casa del Visitante" hicimos el intento de abrir de noche y nos fue mal. Y no tengo problema en decir que nos fue muy mal. Aprendimos que el visitante quiere ver la bodega, el paisaje y la montaña y la verdad es que a la noche todo eso no está. Son cosas que uno tiene que ir probando y viendo cómo suceden.

-¿Cómo fue el desafío de desarrollar la gastronomía en Piedra Infinita?

-Ya venía con la experiencia de haber desarrollado "Pan y Oliva", que fue como el primer hijo. Entonces ya tenía el entrenamiento de abrir un restó. El de Valle de Uco fue un proyecto en donde trabajamos mucho con Sebastián, que fue el alma del proyecto, y con mi papá. Fueron un par de años de mucho trabajo. El restó y el área de turismo fue tomando forma a la par del proyecto de la bodega. Fue un trabajo en equipo que se fue dando naturalmente. Creo que a la gente le gusta sentir que está dentro de la cocina. A mí me ha sorprendido cómo hemos crecido tan rápidamente.

-Trabaja toda la familia en la empresa, desde tu abuela Emma, pasando por tus hermanos Miguel y Sebastián, hasta tus padres José y Ana, que están separados. ¿Cómo hacen para que funcione?

-Funciona. Lo que a mis padres los une, y en ese sentido son muy parecidos, es que son dos personas muy apasionadas y les gusta muchísimo lo que hacen. Sus objetivos son parecidos por eso mismo, más allá de que como pareja no funcionaron, funcionan muy bien como socios comerciales, porque los dos tienen muy claro qué es lo que quieren, y en ese sentido comparten muchísimo, lo que resulta muy bien en el trabajo. La pelean todos los días, es admirable verlos y a mí me da mucho orgullo tenerlos como padres.

-¿Qué sensación te genera la participación activa de tu papá como referente gremial en la industria?

-En realidad, mi papá eso lo vive como parte de su compromiso con la industria. No se puede trabajar y cerrarse. Esto es una comunidad en donde hay que luchar por lo propio, pero también por lo que te rodea. Mi papá es una persona que todo lo que hace lo disfruta muchísimo. Por ahí desde afuera se lo ve como que trabaja muchísimo, pero él no lo vive así, es su manera de vivir. Y toda la energía que le pone a la bodega, en la misma intensidad se la pone a las actividades gremiales que realiza afuera. Al fin y al cabo todo está relacionado, y si a la bodega le va bien es porque a la industria en general le va bien. Lo hace porque es natural en él.

-¿Cómo creés que le va a la industria hoy?

-La situación es difícil, pero no es la primera vez que nos encontramos frente a una situación complicada. Nuestra política es seguir trabajando y seguir peleándola, encontrando lugares en el mercado y seguir adaptando nuestros productos. La verdad es que no estamos ante la mejor situación, pero hay que surfearla.

-¿Por qué no desarrollaron alojamiento? ¿Es algo pendiente?

-Durante unos años fue una idea muy firme que teníamos en la empresa. Pero con el tiempo no se concretó. Posibilidades de tercerizar un alojamiento tenemos, pero la verdad es que en la bodega todas las actividades que hacemos las encaramos nosotros, no nos interesa tercerizar. La hotelería es un mundo nuevo, desconocido para nosotros, no es una limitación, pero sí sabemos que hay que estar 24 horas, con una demanda especial. No lo descartamos pero no lo tenemos como idea principal hoy. La verdad es que Pan y Oliva y Casa del Visitante son como hijos que he desarrollado acá, entonces la hotelería capaz que en este momento es un desafío pero no lo veo en el futuro cercano.

“Más Julia que Santa”

El vino más vendido de la bodega y probablemente uno de los vinos varietales más difundidos del país lleva su nombre “Santa Julia”.

Julia cuenta que el nombre de ese vino y luego de la bodega lo gestaron sus padres, durante su infancia. “La idea original era ponerle Julia pero había una grappa italiana que se llamaba Julia y que estaba registrada. Esa es la razón por la que se le agregó el Santa. En ese momento se usaban mucho los nombres de Santos para los vinos. Y bueno, me santificaron”, destaca Julia, y agrega: “Como dice mi papá, más Julia que Santa”.

Reconoce que no se dio cuenta de la magnitud que iba a tomar la marca. “Es loco, el otro día, en una visita guiada, turistas preguntaron en qué año se había muerto ‘Julia’, la gente piensa que Julia es una señora. Es lindo lo que pasa cuando se encuentran con Julia, soy como un ícono más de la bodega”, destaca graciosamente.

Perfil

Julia Zuccardi, 35 años, casada y dos hijos. Es profesora de Inglés, egresada de la Universidad Nacional de Cuyo y traductora pública egresada de la Universidad del Aconcagua. "En mi tiempo libre, me dedico 100% a la maternidad. Algo que estoy disfrutando muchísimo". Y agrega: "Soy muy simple, me gusta mucho viajar, creo que es el dinero mejor invertido".

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