Por segunda semana consecutiva, un jurado popular deberá definir el futuro de una pareja juzgada por el crimen de su hijo. El jueves pasado la madre y el padrastro de Giuliano Ibáñez (2) fueron condenados a perpetua por la muerte a golpes del pequeño, misma suerte que podrían correr los nuevos sospechosos por un caso del Valle de Uco.
En el banquillo de los acusados se sentaron este lunes Sebastián Tizza (24) y Celeste González (23), un joven matrimonio imputado del delito de homicidio agravado por el vínculo y que, de ser encontrados culpables, podrían recibir la pena de prisión perpetua. La víctima fue su hijo Valentín, de un año y 10 meses, asesinado en abril del 2018 en Tupungato.
En el comienzo del debate, por la mañana se terminó de confeccionar el jurado y por la tarde llegaron los alegatos iniciales del fiscal Javier Pascua y las defensas. A González la representa Maximiliano Legrand-el abogado de Gil Pereg- y a Tizza el defensor oficial Federico Alicciardi. El juez técnico es Ramiro Salinas.
Luego de que alegaran las partes, la jornada terminó con tres personas que habían llegado de Tupungato para declarar como testigos. El juicio se extenderá durante toda esta semana y es el primero bajo la modalidad de juicios por jurado que tiene involucradas a personas del Valle de Uco. Se realiza en la ciudad de Mendoza ya que los abogados defensores pidieron, amparados por la ley, que sus clientes no sean juzgados por individuos de la misma zona.
Una denuncia previa y la golpiza fatal
En la madrugada del 15 de abril del año pasado, Tizza y su mujer llevaron a Valentín a la guardia del hospital Las Heras. Los médicos que lo atendieron establecieron que el menor ya había muerto y que evidenciaba signos de haber recibido golpes: presentaba lesiones en el abdomen y en la frente, además de hematomas en un ojo y en otras partes del cuerpo.
Ni bien se dio intervención a la fiscalía del Valle de Uco, los padres fueron llevados a la subcomisaría de Cordón del Plata, donde permanecieron detenidos hasta que pasaron directamente a la penitenciaría de Mendoza tras ser imputados.
Como defensa y durante la instrucción, la pareja dijo que el niño estaba enfermo y fue llevado una semana antes a un curandero que le habría “recetado” una cataplasma que le comprimió la zona abdominal.
El hombre tenía una prohibición de acercamiento al pequeño que no respetó. La medida había sido dictada porque, cuando el niño tenía 9 meses, había ingresado al hospital también luego de ser golpeado.