La presidenta del Jurado le puso voz al fallo que, momentos antes y en reunión secreta, habían coincidido los doce integrantes: culpable del homicidio agravado de su pareja.
En una semana, supuestamente, el juez dictará la sentencia.
Así se cerró el simulacro de Juicio por Jurado organizado por el Poder Judicial y que, una vez puesto en vigencia marcará un antes y un después en materia judicial.
Tres horas
Atrás habían quedado más de 3 horas durante las cuales el juez federal Alejandro Piña, junto a los miembros del Jurado (seis hombres y seis mujeres, elegidos entre los anotados), escucharon los argumentos del fiscal, tarea a cargo de Darío Tagua y la defensa en manos de Ximena Morales (ambos integrantes del Poder Judicial).
Y así pasaron cuatro testigos (personificados por periodistas y empleados del Poder Judicial), tres de ellos propuestos por el representante público y uno aportado por la defensa.
El juicio trató sobre un imaginario caso de homicidio, ocurrido el año pasado en un departamento de calle Rioja, donde el acusado (Manuel Gómez) dio muerte a su pareja (Tamara Peña) de un disparo.
Cada testigo relató ante el jurado popular lo que pudo recordar de aquel hecho, aunque nadie haya estado en el lugar.
Se mencionó a una mujer violenta y celosa, en pareja con un joven que le había prestado dinero y, que al cabo de unos meses, reclamó su devolución sin éxito.
Así se habló de un intento de defensa a una intención de matar. Después fue el turno de los alegatos pero no hacia un Tribunal, sino a los 12 miembros del Jurado.
Y cada uno a su turno buscó impactar, o tal vez convencer sobre la culpabilidad o la inocencia del acusado, que a pedido de la defensa también había dado su testimonio.
La continuidad, como en las películas, estuvo en que los 12 integrantes del Jurado dejaron la sala y se dirigieron a deliberar (acompañados por una fiscal que sólo debía controlar el cónclave). Ahí, el grupo debió elegir un presidente, quien posteriormente fue el encargado de comunicar el voto unánime.
Previamente el juez (técnico) le recomendó al Jurado que "escuchara todas las opiniones, y deliberara con respeto", para llegar a un fallo, que debe ser unánime.
Es el futuro
Al final, la palabra culpable resonó en un salón repleto de público y que, a diferencia de lo que ocurrirá en el futuro, fue rubricada con un cerrado aplauso de beneplácito popular a una medida que, como la oralidad implementada en la provincia desde hace décadas, busca dar a la ciudadanía un poder de transparencia sobre una de las instituciones que rigen nuestros destinos: la Justicia.