La segunda jornada del juicio por la tragedia de TurBus comenzó a las 10.20, oportunidad en que testificaron tres personas, dos de ellas ocupantes de aquel el micro (identificado por la patente CL LZ 38) y un tercero que perdió a su pareja en el trágico viaje hacia Chile.
Claudia Vila, hoy de 40 años, volvió a verle la cara a Francisco Javier Sanhueza, el hombre que estaba al volante del ómnibus TurBus, la madrugada del 18 de febrero del año pasado y que terminó volcando en la curva "del Yeso", en la ruta internacional a Chile.
Fue en el reducido espacio de la sala de debates que tiene la 8va. Cámara del Crimen, en el primer piso de los Tribunales, debido a la que no existen rampas para acceder al salón de acto donde se desarrolla este debate.
Claudia llegó, junto con su madre, en una ambulancia y hasta la sala en silla de ruedas y de frente a los camaristas, las partes y donde también estaba el chofer ahora acusado.
"Viajaba en el asiento número 3, cerca del conductor", dijo al comenzar su relato. Después recordó que "desde que salimos me preocupó la velocidad del micro".
Con un relato entrecortado por la emoción y con algunas "lagunas" sobre el trayecto recorrido, aseguró que "tras el vuelco desperté en el piso sin poder moverme".
El silencio de la reducida sala se interrumpió varias veces por el incontrolable sollozo de la madre de Claudia y los cuatro amigos que pudieron entrar al lugar.
Su testimonio, respondiendo preguntas principalmente de la fiscalía y la querella, se extendió por algo más de 15 minutos, tiempo suficiente para mirar a la cara al chofer (sentado a su izquierda) y decirle: "Los 25 años de condena no son nada; a mí me quitaron la vida".
Según se conoció ahora, Claudia había organizado ese viaje como "una escapada" de 4 días.
Después, con los ojos brillosos por las lágrimas, ya en el pasillo recibió el abrazo de sus amigos y acompañada por su madre y personal del Tribunal, fue llevada hasta la ambulancia y de ahí a una institución especializada en tratamientos de rehabilitación donde asiste después del accidente.
El principio
También se sentaron frente a los jueces Jimi Paul (33), peruano y que, por motivos laborales no se subió aquella noche al ómnibus de TurBus. En cambio sí lo hicieron su pareja, Linda (28 años, dos hijos) y su padre; todos nacidos en el Perú.
La joven murió, mientras que el progenitor (que fue el segundo testigo) sufrió lesiones en ambos brazos y la pérdida de algunas falanges de la mano izquierda.
También lo hizo Jorge Luis, un albañil sanjuanino que sufrió algunas lesiones en su cuerpo, pero que sumó la irreparable pérdida de su esposa (Eliana, de 27 años y embarazada), junto con otros familiares como como Fernanda (24) y Víctor (35), que viajaban en un asiento atrás.
Con diferentes matices, cada uno a su turno habló de los reclamos de los pasajeros al conductor por la velocidad e incluso algunos recordaron que no faltaron los insultos para que el chofer condujera con más prudencia.
Científica
Descartada la presencia de alcohol o estupefaciente en Sanhueza, chofer del micro, según se determinó en las primeras horas del viernes 18 de hace un año, las pericias sobre la unidad de transporte y la mecánica del siniestro quedó en manos de Policía Científica.
Fue la comisaría 11 de Luján la que aportó en la sala de audiencia el trabajo de planimetría -también se mostró un video- realizado en las cercanías de Horcones y que se pueden resumir en que el ómnibus después de derrapar por cien metros, terminó volcando sobre el costado izquierdo (en sentido oeste) al perder, por exceso de velocidad, la adherencia con el terreno.
El juicio tendrá hoy su tercera jornada de audiencia, que comenzará a las 8.
El accidente en imágenes