Juicio a las Juntas: el proceso que confirmó la democracia - Por Carlos Salvador La Rosa

Juicio a las Juntas: el proceso que confirmó la democracia - Por Carlos Salvador La Rosa
Juicio a las Juntas: el proceso que confirmó la democracia - Por Carlos Salvador La Rosa

A los pocos días de asumir, en diciembre de 1983, el presidente Raúl Alfonsín -en cumplimiento de promesas formuladas- firmó el decreto por el cual se iniciaría juicio a los integrantes de las juntas militares que habían gobernado el país desde 1976 a 1983. Algo que muchos pensaron no se animaría. Pero la cosa recién empezaba. Luego se pidió a un grupo de ciudadanos notables la confección de lo que se llamaría el "Nunca Más" donde se explicaba con lujo de detalle los crímenes de la dictadura. Y finalmente, en abril de 1985 se inició el juicio a los comandantes que finalizaría en diciembre de ese año con varias condenas ejemplares.

Hay pocos ejemplos en el mundo, si los hay, de acontecimientos como el ocurrido en la Argentina. Casi siempre los procesos democráticos luego de los golpes se reiniciaban con un borrón y cuenta nueva hacia el pasado. En particular en América Latina. La comparación con el Juicio de Nuremberg a los criminales nazis no es válida porque no fue el gobierno alemán quien los juzgó y condenó sino un tribunal internacional de vencedores de la guerra. Lo de nuestro país fue mucho más difícil porque lo hicieron las autoridades constitucionales recién asumidas en un momento en que todavía la amenaza militar de un retorno era más que factible a juzgar por lo ocurrido desde 1930 y la fragilidad democrática era inmensa. Como luego lo demostrarían los conatos golpistas de Rico y Seineldín. Pero el coraje cívico de Alfonsín y un grupo de personas dignas pudo más. Que si fracasaron los sublevados en gran medida se debe al juicio a las juntas que mostró al mundo entero el genocidio perpetrado.

Hay dos libros que hablan de situaciones muy diferentes pero que tienen un gran punto en común, como enseguida veremos. Hablamos de "Anatomía de un instante" de Javier Cercas. Y de "Los hombres del juicio" de Pepe Eliaschev.

El segundo es una serie de entrevistas a los jueces y al fiscal que condenaron a los militares argentinos, escrito muchos años después. Mientras que el primero habla del golpe de Estado que militares españoles intentaron en 1981 contra el gobierno de Adolfo Suarez, de la transición democrática. Ambos narran sucesos que constituyeron la confirmación definitiva de sus renacidas democracias, sucesos sin los cuales quizá ninguna de las dos republicas apenas reconquistadas hubiera sobrevivido, o tal vez se hubieran convertido en caricaturas de sí mismas, en más formales que reales, que es lo que querían los golpistas.

En España, en 1981, un grupo de militares tomaron a tiros el Hemiciclo del Congreso de Diputados en plena sesión. Con sus disparos hicieron que todos los legisladores se cobijaran debajo de sus bancas, pero hubo tres que se quedaron sentados en firma posición pese a que amenazaban con matarlos. Ellos fueron el presidente Adolfo Suarez, el vicepresidente, General Manuel Gutiérrez Mellado, y el principal dirigente de la oposición, el comunista Santiago Carrillo. Ese hecho de valentía exponiendo la propia vida ante los insubordinados quedó grabado en la historia de España como el momento heroico de la democracia, en el cual sus principales dirigentes demostraron estar dispuestos a dar la vida para defenderla.

En la Argentina el juicio a las juntas tiene un significado similar. Un presidente dispuesto a cumplir su palabra haciendo valer enteramente la ley frente a una oposición que quería un pacto espúreo con las fuerzas armadas, hizo que un grupo de ciudadanos ilustres y de jueces probos lograran -pese a todos los peligros que ello significaba- una condena ejemplar contra los que en 1976 se habían alzado contra la Constitución. Esa actitud tan audaz y recta fue el hecho que confirmó la democracia, consolidándola en ese año de 1985 para las décadas por venir. Luego vendrían claudicaciones y retrocesos, pero los golpes de Estado desaparecieron de la faz de nuestra nación. Lo cual en gran medida se debe a lo que ese el Juicio a las Juntas significó para la República de los argentinos. Por eso es tan valioso recordarlo. Como uno de esos hechos que, por su crucial significado simbólico, dividen la historia entre un antes y un después.

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