Las escuchas telefónicas y los policías que las realizaron fueron el centro de atención del juicio por comercialización de droga que ayer comenzó contra Sandra "La Yaqui" Vargas (39) y otros 7 integrantes de su familia que, según los investigadores, habrían formado una banda dedicada al comercio de estupefacientes y, también, al blanqueo de dinero proveniente del delito.
Con un vistoso trenzado en su largo pelo, Sandra Vargas se sentó ayer en la sala de debates de Tribunales federales, rodeada de sus hijas Silvina Jaquelina Gelvez (23) y sus hermanos Patricia Mercedes (44); Carlos Damián (35); Silvana Natalí (31) y Romina Noemí (28), además de su suegra Nora Carmen Gatto (65) y su sobrino Jonathan Daniel Brizuela (22).
Todos son juzgados en el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 2 por los delitos de tenencia y comercialización de estupefacientes y también por lavado de activos.
Llama la atención el desbalance que, a simple vista, presenta la investigación y también que entre los cargos no se haya incluido la asociación ilícita. Al respecto hay que decir que "La Yaqui" es juzgada porque se encontró solamente un kilo de marihuana y 241 porros en una de su casas; en tanto que este "clan" que habitaba los barrios del norte de Godoy Cruz tenía en su poder unos 25 vehículos y seis propiedades.
Los hechos por los que se juzga a los Vargas fueron brevemente reseñados ayer el comisario Marcelo Rivera, quien llevó adelante una larga de pruebas (o indicios) de escuchas telefónicas donde aparecen casi todos los imputados.
Prueba principal: las escuchas telefónicas
Según el uniformado, todo comenzó en setiembre de 2013, cuando una llamada anónima que ingresó al servicio Fonodrogas, alertó sobre una mujer que regenteaba un kiosco de drogas en el barrio Campo Papa, en Godoy Cruz.
El mensaje dejaba el celular de "La Yaqui", lo que le permitió a la policía de Mendoza ir tejiendo una red de teléfonos que fueron "pinchados" y por los cuales se logró establecer que, presuntamente, se estaba sobre una banda dedicada no al tráfico, sino a la venta -a través de distintos quioscos- de marihuana y cocaína.
Con la muerte de Cristian Gelvez -pareja de "La Yaqui"- en enero de 2014, Sandra Vargas "emigró" con parte de su familia a San Luis, mientras que en Mendoza se producían algunos enfrentamientos entre bandas.
Ayer, el comisario Rivera, repasó el resultado de algunos escuchas telefónicas registradas por los investigadores. En una ocasión, desde la cárcel Jonathan Brizuela habla con su tía sobre una pelea con su madre por un asunto relacionado con el negocio.
En otra, Vargas recomienda a todos que se compren propiedades en San Luis. En otra grabación se escucha que hay que comprar una playa de estacionamiento y un minimarket.
Para el uniformado resultó importante la declaración periodística de Silvina Gelvez donde afirma que todos vivían de la rotisería de Nora Gatto, cuando este negocio facturaba 144 mil pesos al año.
"Por los registros de la Afip se determinó que no tenían trabajos fijos y por las escuchas tampoco", afirmó el comisario, aclarando que cuando hablaban de "eso", "cosa", "alita" o "frasquitos acrílicos" debe traducirse como "droga". El debate continuará hoy, cuando se tome testimonio a nuevos testigos.