El uso de juguetes sexuales no es algo nuevo. Desde hace muchos años se comercializan en el país cientos de accesorios para calentar la temperatura de las habitaciones argentinas. Ya sean vibradores, ropa íntima comestible, masajeadores, juegos de mesa con fantasías sexuales; entre otros, no cabe duda de que cada vez son más las parejas que se animan a probar diferentes formas de explorar y disfrutar su sexualidad. ¿Y esto significa que la relación está en crisis? ¡Por supuesto que no! Es importante acabar con esa idea de que aquellas parejas que acuden al uso de algún tipo de juguete sexual lo hacen porque la relación está perdida. Este tipo de propuesta es una buena señal de imaginación y, sobre todo, desinhibición que reanima la "chispa" amorosa y, además, garantiza prácticas eróticas más saludables.
Los juguetes sexuales son objetos que tienen como fin aportar placer y novedad a la actividad sexual. "Los hay para todos los géneros, por ejemplo un 'dildo' puede ser usado tanto por hombres como por mujeres. La elección depende siempre de qué genera placer a cada persona", plantea el psicólogo Claudio Pilot. Pero estos dispositivos no son "cosa nueva", existen en el mercado hace muchos años y han favorecido para mejorar la intimidad de millones de parejas en todo el mundo. Y, ha sido tanto que la industria dedicada a la producción de juguetes asegura ganar alrededor de 50 mil millones de dólares de cara al 2020 (Forbes). ¡Una suma sorprendente!
Cabe destacar que existen tantos juguetes sexuales como ideas tenemos en nuestra cabeza y muchos van más allá de simples dispositivos que simulan ser partes del cuerpo. Asimismo, abren el camino para el disfrute personal, así como también en compañía.
Actualmente se ha abierto mucho la mente de las personas en relación a estos temas, y las personas se animan a probar y experimentar cosas diferentes. "Sin embargo hay muchas tradicionales y conservadoras que temen probar algo distinto a lo convencional y hacen siempre lo mismo, cayendo muchas veces en la rutina y la monotonía para tener sexo: hacen la misma pose, a la misma hora, y en el mismo lugar. Por ejemplo, hay mujeres y hombres que no se animan a experimentar el placer anal. Muchas veces esto pasa por miedo y falta de información, y también por prejuicios derivados del machismo", añade el profesional. Si una pareja decide hacer uso de aditivos para disfrutar de su sexualidad, están en lo correcto ya que, "cuando una relación se basa en el respeto y la comunicación, la libertad de acción y de satisfacción se hace presente y esto torna la rutina más divertida. Además, evita que la relación se enfríe y comience a aburrir", comparte la psicóloga Laura Giménez.
Si hay algo que ofrecen los juguetes es creatividad, innovación y sobre todo, confianza. Del mismo modo "no se limitan a juguetes propiamente dichos, sino que existen juegos eróticos que profundizan aquello que creemos conocer de nuestra pareja y esto afianza la relación", añade la profesional. Son una buena opción cuando se quiere experimentar algo diferente y así salir de la monotonía. "No hay un momento puntual para comenzar a utilizarlos, sino que cada pareja decidirá cuándo implementar los juguetes y de qué tipo. Además, que los usen una vez no significa que tengan que usarlos siempre. Pueden ir experimentando con juegos por épocas, ir cambiándolos, renovándolos. Visitar un sex shop y preguntar todo lo que quieran sería una buena opción. No sólo hay objetos, sino que también se puede experimentar con disfraces, lencería, geles y lubricantes. También hay una amplia variedad de opciones en lo que respecta al disfrute del placer en base a los sabores y olores, por ejemplo, hay ropa interior que es comestible", comparte Pilot.
Existen alternativas que no necesariamente son juguetes: "Experimentar con distintas posiciones, cambiar el lugar del encuentro sexual: en vez de en la cama, hacerlo en un sillón, en la piscina o ir a algún hotel para realizar actividad sexual, jugar con sabores de comidas, helados, cremas, hacerse masajes, bañarse juntas/os y tener sexo en la ducha o bañera; no hace falta gastar dinero para utilizar la creatividad y disfrutar de la sexualidad. Pero es importante destacar que si se quiere experimentar con la penetración anal o vaginal, sólo hay que utilizar juguetes sexuales aptos para esos fines, nunca se debe usar botellas, desodorantes ni verduras -pepinos, bananas, zanahorias-, ya que por la forma que tienen pueden quedarse en el interior del ano o la vagina y esto es muy peligroso", añade Claudio Pilot. Con respecto a ellos, hay que recalcar lo imprescindible que resulta el uso de preservativos ya que, caso contrario, puede existir transmisión de infecciones.
El uso de juguetes sexuales va más allá de la propia práctica sexual, "estos son elementos y/o momentos indicados para avivar la relación de pareja y lo hacen de manera innovadora y anima a contar las fantasías más secretas" y qué mejor que hacerlo con la persona que se quiere. En aquellos casos en los que alguna de las partes sea algo reticente a sumar accesorios debajo de las sábanas se pueden ir "incorporando lentamente algunos juegos sexuales factibles que hagan del acto sexual algo más que penetración, ya que al fin y al cabo los momentos previos son más importantes aún", afirma la profesional. Luego, hablar sobre el tema para mostrar inquietudes y deseos de satisfacción sexual.
Lo que nos proponen -dispositivos, accesorios y juegos- es romper con comportamientos rutinarios y monótonos para transformarlos en un espacio donde la confianza, el respeto y la comunicación sean los pilares que permitan a la pareja navegar en sus fantasías más profundas de manera más divertida y placentera.
