Poco antes de la Olimpíada en Sochi, el presidente ruso Vladimir V. Putin jugó en esa ciudad un amistoso de hockey. En retrospectiva, era claro que se estaba calentando para su toma de Crimea. Putin no me parece un jugador de ajedrez, en términos geopolíticos.
Él prefiere el hockey, sin árbitro, así que se permite todo: codazos, meter el pie y golpes con el palo. Nunca vaya a un juego de hockey con Putin y espere jugar siguiendo las reglas del fútbol americano tocado. La lucha en torno a Ucrania es un juego de hockey sin árbitro. Si vamos a jugar, nosotros, los europeos y los ucranianos a favor de Occidente, necesitamos ir en serio. Si no lo hacemos, necesitamos decirles a los ucranianos ahora: Cierren con Putin el mejor trato que les sea posible.
¿Estamos hablando en serio? Depende del significado de la palabra “serio”. Empieza con reconocer qué gran empujón será ayudarles a los ucranianos que quieren liberarse de la órbita rusa.
¿Estamos preparados nosotros y nuestros aliados -a través del Fondo Monetario Internacional- para financiar la masiva reconstrucción de Ucrania y necesidades de combustible, casi 14.000 millones de dólares para empezar, a sabiendas de que ese dinero va a un gobierno ucraniano que, antes del derrocamiento del presidente anterior, calificó en 144 de 177 en la lista de Transparencia Internacional de países más corruptos en el mundo, en el mismo lugar que Nigeria?
Lo que es más, no podemos ayudarle a Ucrania a menos que nosotros y la Unión Europea tengamos una seria estrategia de energía renovable y sanciones económicas -lo cual requiere que nos sacrifiquemos- para socavar a Putin y el ‘putinismo’, debido a que Ucrania nunca tendrá autodeterminación si Putin y el ‘putinismo’ siguen prosperando.
Tanto la política exterior como interna de Putin están vinculadas inextricablemente: su política interna de saquear Rusia y mantenerse en el poder de manera permanente con ingresos del petróleo y el gas, pese a una economía que se debilita, parece que requiere de aventuras como Ucrania, que generan nacionalismo y sentimiento antioccidental, para distraer a la población rusa.
¿Además, estamos preparados para jugar sucio también? Putin está atareado usando representantes ucranianos a favor de Rusia para que tomen el control de edificios en el este de Ucrania; a fin de sentar las bases ya sea para una invasión rusa allá o el control de facto de aliados de Rusia.
Finalmente, ir en serio con respecto a Rusia significa ir en serio con respecto a aprender de nuestro gran error después de la caída del Muro de Berlín. Y eso era creer que podíamos expandir la OTAN -cuando Rusia estaba en su punto más débil y más democrático- y que a los rusos no les interesaría.
Era pensar que podíamos tratar a una Rusia democrática como a un enemigo, como si la Guerra Fría siguiera viva, y esperar que Rusia cooperara con nosotros como si la Guerra Fría hubiera terminado, y no producir una repercusión en contra de Occidente como el putinismo.
Como lo expresó el historiador Walter Russell Mead en una publicación de blog: “El Gran Blini que Occidente nunca ha enfrentado (es): ¿Cuál es nuestra política hacia Rusia? ¿Dónde ve Occidente a Rusia encajando en el sistema internacional? Desde que se tomaron las decisiones de expandir la OTAN y la UE en la administración Clinton, la política occidental hacia Rusia tuvo dos grandes proyectos para el espacio post soviético: la OTAN y la UE se expandirían hasta áreas del Pacto de Varsovia y a la ex Unión Soviética, pero Rusia misma estaba vedada de ambas. Como mucha gente destacó en los años ’90, esta estrategia era pedir problemas”.
Uno de quienes destacó eso fue George Kennan, el arquitecto de la contención y oponente de la expansión de la OTAN. Lo entrevisté al respecto en esta columna del 2 de mayo de 1998, justo después de que el Senado ratificara la expansión de la OTAN. Kennan tenía 94 años. Había sido embajador estadounidense en Moscú. Él sabía que no estábamos hablando en serio.
“Creo que es el comienzo de una nueva Guerra Fría”, me dijo Kennan sobre la expansión de la OTAN. “Creo que los rusos reaccionarán gradualmente y de manera muy adversa, y eso afectará sus políticas. Pienso que es un trágico error. No había razón para esto ni en lo más mínimo. Nadie estaba amenazando a nadie más.
Esta expansión haría que los padres fundadores de este país se revolcaran en sus tumbas. Nos hemos unido para proteger toda una serie de países, aun cuando no contamos ni con los recursos ni con la intención de hacerlo de ninguna manera seria. (La expansión de la OTAN) fue meramente una acción alegre por parte de un Senado que no tiene interés real en los asuntos del exterior”.
“Lo que me molesta es cuán superficial y mal informado fue todo el debate del Senado”, agregó Kennan. “Me molestó en particular las referencias a Rusia como un país muriendo por atacar Europa Occidental. ¿No lo entiende la gente? Nuestras diferencias en la Guerra Fría eran con el régimen comunista de los soviéticos. Y ahora estamos dándole la espalda a la misma gente que montó la mayor revolución sin sangre en la historia para remover a ese régimen soviético.
Además, la democracia rusa es tan avanzada, si no más, que la de cualquiera de estos países a los que nos hemos sumado para defendernos de Rusia. Esto demuestra muy poca comprensión de la historia rusa y la historia soviética. Por supuesto, habrá una mala reacción de Rusia, y después (los proponentes de la expansión de la OTAN) dirán que nosotros siempre les dijimos que así son los rusos; sin embargo, todo esto simplemente está mal”.
Necesitamos una estrategia para ayudar a Ucrania, y para socavar al putinismo hoy y para reintegrar a Rusia mañana. Es un enorme peso. Así que seamos honestos con nosotros mismos y con los ucranianos. Si Putin juega hockey y no así nosotros, los ucranianos necesitan saberlo ahora.