Llegó el día de las definiciones. Hoy, la Cámara de Diputados tratará la ley antidespidos. La sesión promete ser caliente y maratónica (más de 20 horas). El kirchnerismo y el massismo no llegaron a un acuerdo y ninguna de las dos fuerzas opositoras podrá bajar al recinto con la certeza de tener los números para imponer su proyecto.
Pero la gran novedad es que la puja entre los diferentes sectores del justicialismo podría ser resuelta hoy por el oficialismo. La hipótesis que tomó cuerpo ayer es que Cambiemos jugará tácticamente a favor del kirchnerismo y no de sus socios habituales del Frente Renovador (FR). ¿De qué manera? Permitiendo que el dictamen del Frente para la Victoria (FpV) sea sancionado, ya que es mucho menos lesivo para los intereses del Gobierno que el del massismo.
Bastará con que el interbloque Cambiemos -al menos 15 diputados- se abstenga para que el kirchnerismo (junto al PJ disidente) logre su cometido.
El proyecto del FpV y bloque de Diego Bossio repite la media sanción del Senado, que prohíbe los despidos por 180 días y restablece la doble indemnización.
Pero la iniciativa del massismo agrega dos elementos que irritan aún más a la Casa Rosada: la prohibición la hace retroactiva al 22 de abril y además suma un capítulo con medidas en favor de las pymes que el Ejecutivo considera “imposible” de solventar por un Tesoro que tiene un déficit alarmante.
Por eso ayer muchos oficialistas dejaron saber que preferían que hoy saliera aprobado el dictamen K. “Los dos proyectos son malos, pero el de Massa es mucho peor”, dijo un encumbrado legislador radical.
En Cambiemos creen que como cualquiera de las iniciativas opositoras terminará siendo vetada por el presidente Mauricio Macri, es preferible que el veto recaiga sobre la idea del kirchnerismo. Dicen que hay dos razones: porque es mejor sostener el enfrentamiento con el FpV (Macri habla de “la ley kirchnerista”) y porque el bochazo presidencial a una ley pro pymes, como propone Massa, sería mucho más antipático.
Esta opción por “el mal menor” que haría el oficialismo despertó especulaciones en la oposición. Al punto que el propio Massa decidió apersonarse en el despacho del jefe de la bancada K, Héctor Recalde. El ex alcalde de Tigre soltó su bronca por lo que luego sus voceros calificaron como un “pacto” entre el FpV y Cambiemos. “Impensadamente están juntos", dijo la massista Graciela Camaño en referencia a kirchneristas y macristas. “Sorpresivamente, los que se oponían a la ley ahora se quieren abstener”, agregó.
Para hacer más transitable la rabia que azotó ayer a los massistas, algunos denunciaron que a cambio de esta victoria del kirchnerismo “pactada”, Cambiemos no llevará hoy a la sesión el pedido de desafuero del ex ministro K, Julio de Vido. Recalde sólo admitió que le pidió no tratar el tema a las autoridades de Cambiemos. “No es oportuno”, consideró.
Pese a todas estas especulaciones, ningún líder parlamentario oficialista quiso anticipar qué carta jugarán a la hora de votar. "Estamos en contra de la ley, como siempre", dijo Nicolás Massot, presidente del bloque del Pro, cuando entró corriendo anoche a la reunión de Labor Parlamentaria.
Al cierre de esta edición, radicales, macristas y miembros de la Coalición Cívica mantenían una reunión de interbloque para pulir la estrategia.
Sin esta jugada sorpresiva del macrismo -que era la hipótesis más fuerte- será muy difícil que el dictamen del FpV prospere. Recordemos que la semana pasada, en la frustrada sesión especial, el kirchnerismo sólo consiguió sentar en sus bancas a 108 diputados y quedó muy lejos del quórum.
El otro escenario que ayer mantenía algunas chances es que el proyecto de Massa sea aprobado una vez que se caiga el dictamen K.
Para ello, el tigrense necesitará que el oficialismo no se abstenga cuando se vote el proyecto kirchnerista y que los miembros del FpV se avengan a aprobar la propuesta renovadora. Pero las caras del massismo evidenciaban ayer que el triunfalismo de la semana pasada viró en pesimismo.
Para reforzar su posición, ayer Recalde se reunió por unos instantes con el presidente del bloque de senadores del PJ-FpV, Miguel Pichetto. Del brevísimo encuentro se llevó un deslucido guiño en favor de sostener el plan A: intentar aprobar la media sanción de la cámara alta, sin permitir los cambios propuestos por el massismo, que obligarían a que el proyecto regrese al Senado.
Recalde también recibió el respaldo de Hugo Yasky y Pablo Micheli, de las dos CTA, tras reunirse con Pichetto. Pero el kirchnerismo tenía en frente un dato duro que no podía explicar: el silencio llamativo de Antonio Caló y, sobre todo, de Hugo Moyano, los dos pesos pesado de las CGT.
“Sin la movilización activa del movimiento obrero, el probable veto presidencial a la ley no tendrá costo político”, observaban los kirchneristas angustiados.
La sesion de hoy está citada a las 12. Primero se debatirá la ley de Acceso a la Información Pública y luego la devolución del IVA de la canasta básica a los sectores más vulnerables. Se estima que el tratamiento de la emergencia ocupacional no empezará antes de las 21. La votación, que se prevé llena de suspenso, será recién mañana a la madrugada.
Otro peronista en contra
El gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, advirtió que la ley antidespidos “no resuelve el problema del empleo” y lamentó que desde hace un mes se esté “perdiendo tiempo discutiendo” ese proyecto en lugar de debatir cómo generar puestos de trabajo a través del aliento a las pymes.
“Si hay crisis, lo que se debe hacer es poner en marcha un programa anticrisis que otorgue subsidios a la pequeña y mediana empresa, que permita que no se tenga que despedir trabajadores”, razonó el mandatario provincial.
Schiaretti criticó las tensas negociaciones que diputados de la oposición vienen realizando hace semanas para lograr aprobar una ley antidespidos que, a su juicio, “no resuelve el problema del empleo. Ya se experimentó antes -resaltó- y no dio resultados positivos”.
En declaraciones periodísticas, el gobernador cordobés advirtió que “lo único que estamos logrando es que no se discuta lo que es central que es cómo podemos generar empleo, y hacerlo a través de la pequeña y mediana empresa, que es la responsable del 70 por ciento del empleo en nuestra Argentina”.