Intentar plasmar a
Juana Molina
en un papel es tan injusto como capturar un pájaro, y dibujarlo en una estampa. Ahí va ella. Un alma libre, que vuela, que siente y poco se detiene a pensar. Una mujer que sale de las formalidades y anda por donde el viento le indica.
Su voz, sus sonidos, el uso que hace de los instrumentos y recursos electrónicos, en conjunto con sus letras (simples a la vez que complejas), hacen que a ella sea mejor sentirla, que pensarla.
Esta noche se presenta en el Centro Cultural Julio Le Parc, en el marco del ciclo VeraNEO. La cita con la artista que se ha abierto camino en la escena indie mundial es a las 21.
Nos sumamos a su viaje...
-¿Por dónde va tu búsqueda musical?
-Es difícil responder. Siempre busco algo que no haya hecho antes. A veces me pongo a tocar y me parece que eso ya está, que lo distinto ya lo hice entonces busco nuevos caminos, siempre a partir de lo mismo, pero yendo un poco más lejos. Tal vez sea menos formal todo, ya sé que no soy muy formal en lo que hago, pero aún menos.
-¿Buscás la originalidad?
-No, no, no. Busco que a mí me parezca que es algo nuevo, y que me entusiasme.
-
¿Podríamos decir que te basta con que tu música te llene a vos?
- Sí.
-Y ahí te alejás de lo comercial...
-En consecuencia: no es una decisión a priori. Hay canciones, por ejemplo, que me gustan mucho una, dos, tres semanas y después me aburren; y ya está: las elimino aunque venga otro y me diga ‘no, eso está buenísimo’. Yo les digo ‘chicos yo ya me aburrí, ya está. A veces me pasa con canciones que podrían ser consideradas comerciales, pero tienen eso, que me cansan, como que tienen un atractivo pero no tienen profundidad, entonces me aburro y no quiero que a alguien le pase lo que me pasa a mí.
-¿Cómo hacés para que tus canciones se reinventen solas?
- No sé, no me doy cuenta de cómo lo hago. Tiene que ver con el proceso, se da cuando estoy metida en esa especie de túnel en el que ya no pienso lo que hago. En realidad, nunca pienso lo que hago. Las canciones que sobreviven son aquellas en las que no hubo pensamiento. Donde yo me metí, después de semanas de trabajo, de golpe entro en una especia de túnel en donde siento que los instrumentos me dictan que hacer. Suena un poco como ‘¡Ay! a ella los instrumentos le dictan que hacer’, pero es cierto
-Te convertís en un instrumento de la música...
-Claro. Es como cuando vas en un auto por una ruta y el paisaje cambia. En un momento, el camino dobla a la derecha y vos con el auto doblás y no pensás ‘ahora la rueda gira sobre el asfalto, el motor funciona’, es como que toda esa parte ya no la sentís, ¿no? Y me pasa lo mismo cuando escucho música. La música que más me gusta es aquella en la que los instrumentos desaparecen y no ves más al bajista tocando, o al guitarrrista haciendo no sé que. Sino que me lleva a sentirla como un todo que me sugiere imágenes que se forman a través de la combinación de todos esos ruidos. No hablo de instrumentos, por el hecho de ser tales, sino lo que él produce para llegar a otro lado, de un solo resultado final, interior.
-¿A la hora de tomar una decisión, también te dejás llevar por lo que te dicta tu interior o sos una mujer pensante?
-Sí, por lo que siento. Me equivoco. Muchísimo. O creo que me equivoco y al final digo ‘que suerte’. Siempre al final pasa lo que en el fondo deseaba que pasara. Por ejemplo, tuve la oportunidad de hacer algunos trabajos un poco tirados de los pelos, pero que me venían bien por la plata, y al final no salían. Siempre que no salieron, al final, fue un gran alivio; o porque eran cosas que no quería hacer o por la gente con la que no quería estar.
-¿En qué te inspirás?
-Me llené de inspiración ya de chica, a través de la música de mis padres (NdR: su padre fue el reconocido cantante de tango Horacio Molina que desde chica guió a Juana en la profesión y su madre fue ‘Chunchuna’ Villafañe, actriz y modelo, fervorosa amante de la música). También hay muchos grupos nuevos que al oírlos me dan una gran alegría, me parece que tienen algo que decir que no había escuchado antes. Por ejemplo, Django, Django.
Lo bueno tarda en llegar
El nuevo material de Juana Molina está “casi terminado” -según sus palabras- y saldrá a la luz este año. Ella todavía no sabe si lo lanzará bajo algún sello discográfico o de manera independiente. “Ahora cambió tanto el mundo discográfico que no sé bien como voy a hacerlo”.
-¿Un adelanto del disco?
- Siento que tiene algo distinto pero no sabría decirte qué. No sé todavía, no te lo puedo explicar.
Corazón de pulpo
“Yo siento que todas las canciones que hago tienen su origen en el disco “Segundo”, es como que ahí esta el origen de todo lo que hice, lo que hago y lo que haré. Se van desarrollando distintas semillas que fueron germinando desde mi segundo disco y que crecen en los sucesivos materiales. Hay canciones que se parecen más fónicamente y otras menos.
Si yo tuviera que elegir un disco que me identifique, que me defina
, sería “Segundo”, aunque “Son”, es una versión mejorada del disco anterior. Es como un pulpo que tira unos tentáculos para un lado para otros. Yo creo que mi universo es ese.
En la página web de Molina están las palabras de la artista sobre el proceso de creación de “Segundo”: “Cuando tengo una pequeña idea, antes de tocarla aunque sea una vez, pongo en marcha el grabador. Porque siempre sé que va a haber una cosa que va a ser un error, porque no sé muy bien adónde ir y por qué no sé muy bien cómo volver: y estoy segura que con todo eso se va a armar algo que me va a gustar. Y después trato de hacer que eso tenga una letra que le vaya a esa melodía, y que se enganche armónicamente con esto y con aquello. Pero prefiero que quede esa primera huella, que al final es la que brilla en el tema”.