Su figura se destaca por haber tomado como propia la causa revolucionaria que más tarde permitió la liberación del Cono Sur de la opresión del Virreinato del Río de la Plata.
Fue una defensora de la libertad y la igualdad, luchó en pos de la defensa de los pueblos sojuzgados, tomó las armas y luchó hasta el final para defender su causa. Juana Azurduy, de hecho, fue admirada y respetada por los grandes militares del siglo 19 y su imagen aparece realzada en la historia como la "mujer guerrera".
El miércoles, en el marco de un acto oficial que tuvo como escenario la plaza ubicada detrás de la Casa Rosada, la heroína latinoamericana fue homenajeada con una estatua en su honor. Fueron los presidentes Cristina Fernández de Kirchner y Evo Morales quienes presidieron el descubrimiento de la imagen que desde ahora permanecerá expuesta para quienes deseen visitarla.
La importancia de revalorizar su figura no es menor y de hecho, desde distintos sectores se busca destacar su obra entre los grandes hacedores de las revoluciones que se dieron en el Cono Sur a principios del siglo 19.
En las escuelas mendocinas, por ejemplo, si bien aún no existe una disposición que establezca que Juana Azurduy debe aparecer entre las currículas, cada colegio elige desarrollarlo más bien por voluntad de los propios docentes.
Alejandra Olaiz, profesora de ética, filosofía y ciencias sociales del nivel secundario, destacó que aunque no esté en ninguna resolución la consigna de explicar a los alumnos quién fue y qué hizo esta luchadora, ella ha incorporado herramientas para incluir a la figura de la mujer dentro de la historia.
"Lo que se busca es lograr un revisionismo histórico que tenga una perspectiva de género", comentó la docente que además integra un colectivo de mujeres que trabajan en la defensa de los derechos femeninos.
Sobre todo en los últimos años ha habido autores que investigaron sobre la vida de Juana, pero sin embargo en las librerías mendocinas las obras donde se la menciona no están disponibles.
"No tenemos ningún libro que hable de Juana Azurduy", indicaron desde Rayuela en coincidencia con lo mencionado por los empleados y dueños de otros comercios del rubro. "Han venido clientes a consultar si tenemos algo, pero no hay nada. Ya hemos hecho los pedidos para poder reponer algunos ejemplares", agregó un empleado de García Santos. En Simoncini y Gómez, por su parte, destacaron que "hace mucho que no tenemos nada sobre Juana Azurduy".
Lo cierto es que más allá de esto, su rol militar ha sido admirado desde el punto de vista histórico. "Ella fue de las pocas mujeres que adopta la bandera revolucionaria desde el punto de vista bélico, militar", destacó la historiadora Adriana Micale.
Juana Azurduy fue para muchos una adelantada de su época. Nació en Potosí (actual Bolivia) en 1780. Hija de una mestiza y un hacendado, aprendió desde muy pequeña los secretos del andar a caballo, manejar las boleadoras y hablar el mismo idioma que las comunidades originarias de las cuales aprendió todas las habilidades que más tarde le permitirían desempeñarse en el campo de batalla.
En plena época de esclavitud y explotación, esta mujer supo enarbolar la bandera de la justicia y la igualdad social. "Ella pudo ver la opresión del sistema colonial encomendero y eso la movilizó para ir a la lucha", agregó una historiadora que prefirió resguardar su nombre. Fue así como junto a su esposo, Manuel Asencio Padilla Juana se unió al ejército patriota. Luego de la muerte de su compañero y sus hijos, ella decidió continuar participando de las guerrillas y se incorporó al Ejército del Norte.
Al hablar en idioma quechua y aimará ella podía por ejemplo, convencer a las tribus a sumarse a la revolución y se valió de herramientas simples para luchar contra los españoles. Cuenta una anécdota que en pos de rescatar a su esposo en una de las batallas, ella formó un ejército muy pequeño.
Para intimidar al enemigo ideó el plan de amarrar ramas de árboles a los caballos, de manera que cuando éstos comenzaban su galope levantaron tanta tierra que la tropa parecía mayor ante los realistas. Micale explicó que Azurduy fue una pieza muy importante del proceso revolucionario.
"Es una mujer que con el correr del siglo 19 y 20 se transformó en una figura emblemática en el marco de la historia de América Latina", dijo la especialista y agregó que en su época fue muy respetada, admirada y consultada por los grandes generales revolucionarios. "Ella supo tener voz durante el proceso revolucionario y esa voz fue escuchada y tenida en cuenta", relató la historiadora.
El monumento
El miércoles, los presidentes de Argentina, Cristina Kirchner, y de Bolivia, Evo Morales, inauguraron en Buenos Aires el monumento a Juana Azurduy de Padilla, heroína de la Independencia sudamericana, en el marco de una visita oficial del mandatario boliviano. Luego del acto protocolar, llegó el momento más esperado: develar el monumento a Azurduy, que fue financiado por el gobierno de La Paz y que se levanta en una plazoleta frente a la Casa de Gobierno.
La coronela, ascendida post-morten por Kirchner a generala, reemplaza a un gigantesco Cristóbal Colón que fue objeto de un controvertido traslado a la avenida que bordea el Río de la Plata. Luego de varios bailes típicos del antiplano, con bailarines enfundados en coloridos trajes, Morales manifestó su "enorme alegría por estar en Argentina y ver a una hermana, abuela, una guerrillera de la Independencia como Juana Azurduy de Padilla".