Lidera la entidad que nuclea a los productores y exportadores de frutas frescas de Mendoza, jaqueados en los últimos años por falta de rentabilidad, un creciente proceso de descapitalización y sus consecuentes problemas de competitividad.
Desde la Aspeff, Juan Riveira viene planteando la necesidad de abordar integralmente los problemas coyunturales y estructurales del sector. El sábado último participó, junto a otros directivos, de una reunión con el gobernador, Francisco Pérez.
El empresario confía que ese encuentro podría ser el punto de partida para la mejora de un sector que destina el 57% de su producción bruta al pago de sueldos y jornales.
-Hace una semana se reunieron con el gobernador Francisco Pérez y miembros de su gabinete. ¿De qué hablaron?
-De la necesidad de resolver algunas cuestiones coyunturales del sector, porque la actividad no podría resistir una temporada más trabajando con los números tan ajustados. También vimos la posibilidad de avanzar sobre temas estructurales, para pensar en el resurgimiento de la fruticultura.
-Fue la primera vez que los recibió el Gobernador…
-Es cierto; y vimos con satisfacción que se mostró muy interesado y expeditivo. Nos pidió que nos pusiéramos a trabajar con los equipos técnicos del Ministerio de Agroindustria y el Iscamen para tener respuestas en 15 días, porque la temporada la tenemos encima.
La idea es diseñar un programa que nos asegure llegar a la próxima cosecha con una producción suficiente, en volumen y calidad, para exportar 2 millones de cajas de peras. La manzana y las frutas de carozo del Este tienen más problemas estructurales, que se irán abordando para resolver en el mediano y largo plazo.
-¿Eso implica que seguirán trabajando, más allá de la coyuntura?
-De hecho, es de interés del Gobierno que armemos un plan estratégico para la fruticultura en general. Pero también es clara la disposición de las autoridades para buscar -en primera instancia- la forma de mejorar el negocio de la pera en esta próxima campaña.
Si en temporadas anteriores el sector no pudo llegar con volumen y calidad, fue porque los precios que ha venido recibiendo por la fruta no alcanzan a cubrir los costos de producción. En lo inmediato, habría que definir qué medidas podrían ayudar a resolver esa brecha.
-¿Hay potencial para producir ese par de millones de cajas?
-Las quintas de peras las tenemos; nosotros veníamos con un programa de trabajo que hace cinco años nos permitió llegar a ese número. Después fuimos bajando, hasta que este año fue gravísimo; sobre todo por los problemas climáticos, que nos impidieron superar las 600.000 cajas de peras exportadas. Esto es lo que queremos revertir.
-¿Qué está faltando recuperar de ese volumen de producción exportable?
-Lo primero es lograr que la fruta llegue a cosecha con buena calidad, y éste es el momento de hacer el esfuerzo, para que el productor tenga los recursos necesarios para hacer tratamientos sanitarios, fertilización y algunos trabajos culturales.
Después, hay que asegurarse de que los empaques estén en condiciones de procesar adecuadamente esa fruta.
-¿Cuántos fruticultores hay en condiciones de producir volumen y calidad como para alcanzar ese objetivo?
-Hay algo más de 100 productores de pera inscriptos en el Sistema de Mitigación de Riesgo para poder exportar a Brasil. Si no tenemos problemas climáticos, podemos llegar a esa producción. Estaríamos reuniendo entre 70 y 80 millones de kilos de peras. Para 2 millones de cajas, necesitamos 40 millones de kilos. Si logramos entre un 50% y un 60% de calidad de exportación, podemos alcanzar esa meta.
-¿Cuánto significan, esos 2 millones de cajas, en términos de fuentes de trabajo?
-En nuestro caso, la demanda de mano de obra tiene variaciones estacionales; por lo que es conveniente hablar de jornales. Si tomamos sólo 2 mil hectáreas, en la etapa de producción hay no menos de 400 personas trabajando en forma permanente en el negocio de la pera.
Eso equivale a 100.000 jornales. Entre poda y raleo se ocupan unos 75 mil jornales más en total; y la cosecha de esos 70 u 80 millones de kilos, unos 140.000. Después, los 40 galpones de empaque que procesan peras necesitan un total de 60.000 jornales para terminar esos 2 millones de cajas. No son menos de 375.000 jornales en total.
-¿Qué parte del valor bruto de esa producción terminada se destina al pago de jornales?
-Alrededor del 60%. Porque el valor final de esos 2 millones de cajas, más el del 20% de la producción que va a mercado interno, más otro tanto que tiene por destino la industria, debe rondar los $ 210 millones; y los 375.000 jornales involucrados en el proceso de producción primaria, de selección y empaque superan los 125 millones de pesos.