Desde comienzos de marzo, "Pistoleros", la película escrita y co-dirigida por Nicolás Galvagno y Juan Palomino, va transitando las primeras luces del rodaje. Y para Palomino ("Kryptonita") es una satisfacción muy grande, tras más de tres años de producir el proyecto.
Para los mendocinos, la película tiene algo especial; gran parte de su rodaje se está filmando en el desierto de Lavalle, donde el equipo de producción se apostó hace una semana para continuar con las grabaciones.
“Estamos muy contento porque venimos gestando la película hace tres años, en Lavalle con la gente de cultura y el municipio. Nos llevaron a ver diferentes locaciones del secano en Lavalle. Y tuvimos la mejor recepción. Además resaltar la colaboración de la sanjuanina Daniela Laurencio, que gracias a ella conocimos esa parte de Mendoza y decidimos filmar ahí”, cuenta Juan Palomino que mañana llega nuevamente a Mendoza, para continuar con el rodaje que finalizará a mediados de abril.
Una de bandidos rurales
"Pistoleros" está basada en la historia real del último bandido rural en el litoral argentino, Isidro Velázquez. El relato principal, traza la historia de los hermanos Mendoza, enmarcado en plena dictadura miliar de Juan Carlos Onganía.
La historia escrita por Galvagno, cuenta con un elenco destacado, cuyos protagonistas son Lautaro Delgado (Isidoro Mendoza) y el boxeador Sergio "Maravilla" Martínez (Claudio Mendoza), quien debutará en la pantalla grande, con un personaje atrapante.
“Nos permite darle el marco ideal, a una historia basada en hechos reales, ocurridos en los ‘60, en la zona del Litoral. Pero que nosotros tomamos como referencia la historia de los hermanos Velázquez. Son los últimos bandidos rurales que conformaron parte de esa identidad de Robin Hood, que le sacaba a los ricos para darle a los pobres. Nosotros no solo rescatamos eso; es un análisis sociológico y poético, de lo que significa la violencia en épocas de la dictadura militar de Onganía”.
-El cine permite tomarse esas licencias, de ubicar a los personajes en otros espacios y revisar la historia.
-El cine siempre te permite esa posibilidad de rever la historia y recrearla, para que sirva a las nuevas generaciones o los que transitaron esa época, puedan visitarla nuevamente. Y me parecía fantástico sacarla de la zona del litoral, del Chaco y llevarla a un lugar más neutro, vinculado con el oasis, con ese sol abrazador, esa característica que tiene Mendoza que algunos no conocen.
Nos tomamos ese atrevimiento, no pensando en las historias de cowboy o western. Esto es un drama criollo, moderno, donde uno lo puedo relacionar con el western. Tomamos ese tipo de género y lo llevamos al desierto para contar un poco el pensamiento, no solo estigmatizar a ciertos personajes.
Queremos ser lo más objetivos posibles. Hay generaciones que crecimos viendo esas películas y es parte de la construcción de la realidad. El cine es parte de todo eso.
-Una de las grandes novedades, es la convocatoria de Sergio Maravilla Martínez.
-Todos se acercaron porque les interesó el guión y el relato. Que Sergio esté en nuestro proyecto tiene que ver con su personalidad. Porque no es solamente un referente del boxeo, si no que es un hombre con muchas inquietudes.
Por eso cuando le dimos el guión, él eligió el personaje que le interesaba. Interpreta a uno de los hermanos Mendoza, con una personalidad más simpática que Isidoro.
-Además de codirigir la película, sos protagonista. Contame de tu personaje.
-Es un policía. El policía que está persiguiendo a estos bandidos y en el contexto de la dictadura de Onganía. Mi personaje está transitando ese cambio de la democracia a una dictadura militar. Y como no lo ubicamos en un lugar determinado de la argentina, se producen una serie de levantamientos populares y las fuerzas policiales reciben las órdenes de reprimir.
Mi personaje que se llama Maidana, está en ese trance y él afirma que es policía, no represor. Se muestra ese rol del policía que tiene como premisa cumplir la ley, también habla de una identidad. No hay policías buenos, ni malos. No es cuestión que cualquier persona que tenga un fusil, salga a matar a cualquier persona. También hay un análisis de lo que significa la violencia por mano propia.
-Los bandidos rurales son personajes contradictorios...
-Tampoco uno puede ser tan ingenuo. No hubo dogma, si no personas que se dieron cuenta que algunas personas la pasaban muy mal, entonces se encargaban de tener ese tipo de vínculo.
-Al margen de los atrapante del género, hay una crítica a la violencia de esos tiempos.
-Es un trío que pretende patear el tablero en una época compleja, como fue la década del ‘60 y el principio de la violencia armada de América Latina.
Logra que podamos hacer un pequeño análisis u homenaje a los hombres que se han atrevidos a investigar temas como el padre de Albertina Carri con el libro "Isidro Velázquez. Formas revolucionarias de la violencia". Un análisis del contexto y el rol de los bandidos rurales.
Del valor intrínseco que tiene, sin dogmas, un referente como lo puede ser Isidro Velázquez. Pero fundamentalmente, hablar del origen de la violencia. Vivimos diferentes formas de violencia en toda América Latina, con el sometimiento de los pueblos originarios, las luchas por la Independencia; e incluso en estos tiempos. Nos parece interesante contar una historia que nos emparente con los tiempos que estamos viviendo.
-¿Cuáles son tus expectativas en cuanto a la recepción del público?
-Creo que estamos haciendo una película que no es pretenciosa, si no que quiere aportar algo, a lo que ha sido y es nuestra historia de grandes intolerancias en la vida política. Me encantaría estrenar la película en Mendoza. Pero cuando encarás un proyecto así, hay un engranaje importante para hacerlo.
Espero también que se nos puedan abrir las posibilidades de mostrar esos paisajes y el desierto de Mendoza al mundo, a través de festivales. Espero que podamos participar del Festival de Mar del Plata. Uno tiene la mejores expectativas, pero no todo depende de uno.
