Después de Nochebuena se fue a dormir temprano. Es que horas después viajaba a Mendoza, punto de encuentro con su amigo catamarqueño Urbano Cardozo, para partir juntos, vía terrestre rumbo, a Ushuaia. Y desde el sitio más austral del planeta, el protagonista de esta nota empezó a darle forma al periplo que tiene como destino final, la lejana Bahía de Prudoe, Alaska (noroeste de Canadá). "La idea fue arrancar el primer día de año, porque es una fecha especial". Así, mientras la mayoría de los argentinos descansábamos en las primeras horas de este 2019, Juan Pablo Savonitti se focalizaba y concentraba en el tremendo desafío que tiene por delante. Unir corriendo el Continente americano. Una idea que para muchos puede sonar alocada, pero que tiene un fin solidario: recaudar fondos que serán destinados a la Federación Mundial de Sordos. Su bandera es, precisamente esa, el apoyo de la lengua de señas para favorecer la inclusión de las personas que padecen este tipo de problemas. "Mis padres son sordos, y luego de ver algunas travesías que se realizaron en el mundo para reunir dinero que sirva para diferentes tratamientos, decidí hacer algo parecido", nos contó Savonitti.
"Corro entre 50 y 60 kilómetros por día, después hago dedo hasta la ciudad más cercana para descansar en algún hotel u hospedaje, y al otro día lo mismo, a dedo regreso hasta el lugar donde me agarró la noche anterior y sigo corriendo. La idea es no dejar ningún metro sin recorrer", agregó Savonitti, quien se encuentra precisamente en Mendoza descansando unos días. El ultramaratonista llegó a tierras provinciales por Ruta 40 y por la misma se dirigirá al Norte argentino. "Corro con un GPS, con el cual se me puede seguir en tiempo real y ver donde estoy. El sitio es: www.niamalimits.com (live tracking)", continuó.
-¿Cómo nació este proyecto de recorrer todo el Continente?
-En marzo de 2017 estaba viviendo en Europa, y dije ‘mis padres son sordos, entonces tengo que ayudar a ellos y a las personas que son como ellos. En los lugares donde descanso me pongo en contacto con autoridades para dar charlas sobre la travesía, y el fin de la misma, y también hablo de la comunidad sorda.
-¿Cómo regulás el ritmo de la travesía y las paradas que hacés?
-Varía una cosa con la otra. A veces se puede hacer más kilómetros de lo pensado y otros no tanto. Ahora se me complicó un poco por la nueva Ruta 40. En cuanto a las paradas, descanso donde me agarra la noche. Ahí se hace difícil que alguien pueda acercarte hasta un parador, la seguridad no es la de antes. Por eso muchas veces antes que oscurezca debo saber donde voy a poder dormir para retornar al día siguiente.
-Tuviste que hacer alguna preparación especial
-Algo así. Siempre corro distancias largas, carreras de montañas, y como eso me cansó un poco, empecé a darle forma a esta idea. Todo depende de la cabeza y la voluntad que pongo de manifiesto. Soy consciente de lo que hago no es sano, porque sufre mucho el cuerpo. Igual me preparé mucho con atletas de elite de Europa, entre ellos, Maria Nikolova (entrenadora y quien fue octava en la ultramaratón de Alpes italianos).
-En lo que llevás de la expedición ¿te tocó afrontar alguna situación de riesgo
-Sinceramente no, la parte más difícil a nivel piscológico fue cuando mi amigo tuvo que irse. Dije ‘ahora qué hago’. Todos me decían renunciá, pero el deseo es más fuerte.
-El apoyo de tu familia debe ser fundamental, ya que en tu trayecto te podés perder algún agasajo especial
-Al principio cuando les dije lo que iba a hacer me dijeron que estaba loco, pero cuando vieron que estaba encaminado, me felicitaron. Sin dudas que me pierdo cumpleaños, pero hice una excepción el 21 de julio para el cumple de mamá.
Solo hasta la Bahía de Prudoe
A Savonitti lo acompañaba su amigo Urbano Cardozo, un catamarqueño de Andalgalá, quien lo seguía a bordo de una camioneta utilitaria. "Es un genio que decidió acompañarme, y que tiene experiencias en estas locuras, acompañó a mucha gente, a muchos 'locos', digamos. Me acompañó hasta donde pudo, porque debió regresar a su provincia por temas personales". dijo Juan Pablo. Por eso el ultramaratonista ahora recorre solo el Continente, aunque a veces se suman otros atletas para darle apoyo. "Siempre espero que corredores y ciclistas de los lugares por donde paso tengan la buena onda de acompañarme".
-Las personas que quieran sumarse ¿cómo se comunican contigo?
-A través de mis redes sociales, como por ejemplo, Instagram (@niamalimits). Ahora tenemos pensado hacer una entrada simbólica a la capital de Mendoza, pensamos recorrer desde Boedo y Acceso Sur hasta plaza Independiencia. Eso ocurrirá alrededor el 1 de setiembre, ya que por el momento aún me quedan muchos kilómetros para llegar a esta hermosa provincia, hasta el punto de encuentro que mencioné antes.
-Antes del atletismo ¿practicaste algún otro deporte?
-Sí, jugaba básquetbol en Ferro Carril Oeste. También incursioné en el voley, pero después me decidió por el atletismo, donde corría en 400 metros. Hasta que me fui a Europa y empecé con las ultramaratones.
Ayuda para la comunidad sorda
El proyecto de Juan Pablo se complementa con donaciones que el deportista destinará a la Federación Mundial de Sordos. "Mi padre es sordo, y mi madre, hipoacúsica, así que crecí con la lengua de señas. Tuve un encuentro con la Asociación Chen Haitken, de lenguaje de señas, que nos esperó a nuestra llegada a Río Grande. Fue una emoción muy grande", nos contó.
-Los interesados en colaborar con la causa ¿cómo deben hacerlo?
-la ayuda que recibo es Económica, ya que el fin es reunir dinero. Se puede hacer con tarjetas de créditos y los interesados se comunican conmigo por Instagram. Lo reunido una parte es para costearme esta travesía y el resto va la comunidad sorda mundial”.
-¿Tenés pensado cuánto tiempo te demandará en terminar el recorrido?
-Tres años. Tengo 37 y me gustaría celebrar mis 40 en Alaska. En total son 35 mil kilómetros lo que tiene el viaje y recién llevo cerca de 3.600.
-Antes de iniciar este viaje hiciste una travesía similar
-Sí, Uní Buenos Aires con Posadas (Misiones) y logré terminarla en 22 días. Con eso me medí para ver si podía soportar algo como lo que estoy afrontando, y la verdad que por el momento estoy muy bien. Fue una gran simulación. Me sirvió para organizar el tema comidas, hospedajes, descansos, entre otras cosas. Ahora estoy firme y pienso en llegar hasta Cafayate, pasar Jujuy y la Quebrada de Humahuaca, hasta La Quiaca. Después, por el Paso de Jama, cruzar el desierto de Atacama, y seguir subiendo hasta Canadá.
Una travesía parecida a la de "Juanpi"
Martín Echegaray Davies, oriundo de Trelew, también ideó hace un par de años un viaje parecido al de Savonitti, aunque lo hizo caminando. Esa travesía se denominó “Caminata Tres Américas”. Y al igual que la de Juan Pablo, tenía una razón detrás: el hombre buscaba dejar un gran legado. “Siempre caminé detrás de una persona o de una entidad, y ahora decidí hacer mi propia caminata. Quiero hacer una caminata trascendental”, contó en 2017.
La epopeya del Forrest Gump criollo
Rodolfo Rossi llegaba a su hogar y se ponía los cortos para ir a entrenar luego de una larga jornada laboral. Una rutina que impulsaba un fin solidario. Recaudar colaboraciones para tres ONG’s educativas: la Fundación Ruta 40, la Fundación Deportistas por la Paz y el Programa de Abanderados Argentinos de la Universidad de San Andrés. Lo hico, En 113 días y corriendo, unió una gesta suprema desde La Quiaca hasta Ushuaia. Fue pionero para otros atletas
