Juan Pablo Buscarini: “Soy un ávido lector de Fontanarrosa”

Es uno de los seis directores rosarinos de la película “Fontanarrosa, lo que se dice un ídolo”, que desde el jueves se exhibe en las multisalas locales. Aquí cuenta cómo hicieron el film de seis cuentos, que nació de una idea suya.

Juan Pablo Buscarini: “Soy un ávido lector  de Fontanarrosa”

"Fontanarrosa, lo que se dice un ídolo", la película estrenada el jueves en las multisalas locales, reúne a seis directores rosarinos que sumaron talentos para dar vida cinematográfica, en formato de cortos, a seis de los cuentos del autor fallecido hace 10 años, aniversario que se cumplió el pasado 19 de julio.

Juan Pablo Buscarini ("No sé si he sido claro"), Gustavo Postiglione ("Vidas privadas"), Néstor Zapata ("Sueño de barrio"), Héctor Molina ("El asombrado") y Hugo Grosso ("Elije tu propia aventura") se reunieron en un café y como primer dato positivo para ellos, ninguno eligió el mismo cuento que el otro.

A ellos se sumó el especialista en animación Pablo Rodríguez Jáuregui, quien propuso hacer uno de los cortos con tres semblanza deportivas hechas en dibujo animado.

Además, se pusieron de acuerdo en repartir por partes iguales el financiamiento, por lo cual debían exprimir al máximo no sólo el aspecto artístico, sino también el administrativo, debido a que los 800.000 pesos por corto es una suma exigua para el séptimo arte, según explicó Buscarini en esta entrevista.

“Si bien me parecieron buenas las aproximaciones de la TV Pública y la película ‘Cuestión de principios’ (que dirigió Rodrigo Grande en 2009), me quedaba la sensación de que el mayor respeto para con él era llevarlo al cortometraje. Tenía la sensación de que al estirarlo, tanto en la tele como en un largometraje, perdía efectividad”, indicó el también director de “El ratón Pérez” (2006).

Buscarini, que se definió como un “ávido lector” de Roberto Fontanarrosa, fue quien realizó la convocatoria al tomar conciencia de que, en julio, se cumplía un decenio de la muerte del gran escritor y humorista, aunque reconoció que era una idea que “rondaba” por su cabeza desde hacía 3 ó 4 años.

“Los cortos se filmaron en abril y usamos un modelo bastante cooperativo. Hay dos productores, uno de los cuales es una fundación que juntó a cuatro empresas grandes de Rosario, que financiaron la película, porque el ‘Negro’ es un orgullo local”, señaló el también productor de “Patoruzito” (2004), “Un cuento chino” (2011) y “Koblic” (2016), entre varias películas.

La cuestión presupuestaria y de gusto artístico también se unió en otro punto: si bien era muy costoso hacer un cuento sobre fútbol, ninguno de los realizadores lo tomó como una opción.

“Y Rodríguez Jáuregui, que es director de animación, propuso las semblanzas deportivas sobre fútbol. Si no, en la película hubiera habido ruido”, comentó entre risas sobre uno de los tips infaltables en el universo Fontanarrosa.

Por otra parte, Buscarini está produciendo actualmente con Pampa Films una serie de tevé y dos películas, una de las cuales rodará junto a Carlos Sorín en Ushuaia a fin de año.

-¿Por qué eligió el cuento "No sé si he sido claro" (acerca de una competencia de medición de penes en un club de barrio) para integrar la película?

-Primero, porque me hace reír y porque pinta el realismo mágico de un mundo muy nuestro, que me representa a mí y a Fontanarrosa como escritor. Por otro lado, me parecía un cuento con cierto riesgo y con giros, que en el texto no desbarranca y creo que en el corto tampoco lo hace. El tema es muy Fontanarrosa, también.

-¿A Dady Brieva lo llamó usted (representa al buffetero que narra la historia en un juicio)?

-Sí, lo busqué. El personaje es un tipo que se siente muy incómodo en una situación judicial. Es un tipo básico, al que le cuesta expresarse y Dady para eso es muy genuino.

No parece que actuara. Y si bien el guión es muy riguroso con respecto al texto, Dady le agregó cosas respetando el original. Era un cuento muy dependiente del actor.

-¿Hubo un acuerdo previo sobre el tratamiento de los cuentos?

-Sin proponerlo, salimos del facilismo del puro diálogo en la mesa de un bar. Cuando a Fontanarrosa le preguntaban por qué siendo tan conocido se quedaba en Rosario, él contestaba, con ironía, “porque es una ciudad que tiene buenas minas y fútbol, que más puede esperar un intelectual como yo”. En esas dos direcciones está gran parte de su producción literaria y creo que eso se refleja también en los cortos.

-Todos los cortos de la película están atravesados por una tensión sexual, explícita o no, pero que en cierto punto cosifica a la mujer.

-No creo que sea para nada machista. Es un gran espejo de nuestra forma de ser. Tenemos mucha herencia italiana y Fontanarrosa, que hoy tendría 74 años, pertenece a una generación.

Yo no lo definiría como machista. Es un gran amplificador honesto y brutal de la forma de mirar el mundo del hombre promedio argentino. Él lo describe, no hace apología.

-¿Cuál cree que fue la mayor virtud de Fontanarrosa?

-Que él pensaba en el lector, más que en sus colegas, los críticos o los editores. Siempre me dio esa sensación. Él salía de cualquier pose.

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