Con el título de una de las canciones de su último álbum, el quinto de su trayectoria, "Recetas contra el olvido", el prolífico músico presentará este fin de semana un show que integra una mini-gira cuyana en la que presentará un espectro musical ecléctico y melancólico en un refrescante equilibrio emocional con el tango, la milonga, el folclore, la murga e incluso la rumba flamenca.
Es decir: la música fusión como un estilo de vida, en un viaje en el que nos describe los paisajes de su infancia, sus fotogramas urbanos de Buenos Aires y la impresión de sus idas y vueltas por la poesía.
En el repertorio del multifacético artista (trabajó en el periodismo, la publicidad, la escritura de libros humorísticos y de guiones para cine y TV), se alientan las influencias de Daniel Binelli, Osvaldo Fattorusso, Daniel Wirtz, Quique Sinesi, Raúl Carnota y mientras su obra fue creciendo desde lo autoral, sus álbumes fueron llenándose de invitados de lujo como Mariano Lucesoli, Pablo Fraguela, Víctor Carrión, Pablo Jiménez, Sergio Zabala, José Luis "Colo" Belmonte, María de los Ángeles Ledesma y Néstor Acuña, entre otros.
"Recetas contra el olvido" reúne temas del propio Muñiz, así como composiciones en cooperación con Pablo Budini, Alejandro Szwarcman, Diego Massimini y Fabián Fazio y arreglos de otros mendocinos como Marcos Di Paolo, Martín Morales y Martín Castro.
- Muchas personas de nuestra generación están muy decepcionadas por la música de hoy. ¿Esto sucede en otros géneros?
- Creo que la industria musical, los medios concentrados, han hecho que la música, como otros muchos productos culturales, se haya adocenado.
Crean formulitas que le garantizan vender, que en definitiva es el único objetivo que tienen esos aparatos comerciales. De todos modos, existe, al margen de eso, una gran corriente de música alternativa, que es lo mejor que se produce en todo el planeta. Como ando mucho por el interior, voy descubriendo gente con mucho talento que está haciendo una obra maravillosa.
El problema es que esa obra no tiene canales de difusión masivos. Por eso cuando uno prende la radio, lo que escucha es siempre lo mismo. ¡Es una porquería! Allí habitan cómodamente la cumbia, el regaetón, el pop muy boludo que sigue formulitas pero que no tiene nada que ver con la creatividad, ni mucho menos con el talento ni con la búsqueda de un producto artístico. Por otro lado están los que son como yo, los que se empeñan en crear una canción que respete a la gente. Estamos haciendo una obra grande pero no tenemos grandes canales de difusión, por eso trabajamos en los circuitos que podemos ocupar, que son proyectos autogestionados. Lo que veo que está cada vez más claro, es que la fusión se va imponiendo como una receta universal.
- Estos tiempos (político- sociales) son ideales para hacer humor sarcástico. ¿Siempre Argentina inspiró estos estados de ánimo en las sensibilidades musicales?
- Evidentemente el mundo de hoy nos lleva o al escepticismo, a la bronca o la ironía. Hay demasiadas injusticias. Demasiado reparto inequitativo.
Esto nos lleva a refugiarnos en la ironía como un paliativo de esta realidad. También hay que incluir al humor como un gran recurso defensivo. Pero eso no es obstáculo para que emerjan los sentimientos, la ternura. No quiero hablar por todos pero, al menos en mis canciones, intento rescatar los sentimientos más universales. Intento reflejarlos de una manera más original, esquivando los caminos transitados por otros, no repitiendo recetas sino tratando de hacer una búsqueda en la que uno pueda poner su toque personal, su impronta en las cosas que hace y que el producto sea original, una auténtica cocina de autor.
- ¿Cómo te has estado adaptando a esta transición entre lo analógico y lo digital?
- Para mí lo digital es una cosa maravillosa. Ha permitido que ahora la música se exporte más liviana. Que viaje a través de circuitos que ignoramos; incluso sirve a la gente como nosotros que, en esta transición, no entiende demasiado pero igual la está usando. Nos ha permitido que los músicos podamos comunicarnos desde diferentes partes del mundo. Me gusta que podamos hacer un disco a distancia, mandando todo como archivos. Lo digital para mí no tiene nada en contra.
En realidad es un gran aporte: a nivel de imagen, a nivel de sonido o a nivel de tecnología. En todos los renglones, el mundo digital significa una superación para el ser humano. Pero lo que veo en este momento, esta universalización de los sonidos artísticos que se transmiten por internet, hace que todas las formas clásicas y tradicionales de difusión de la música estén alteradas porque: ¿quién va a ir a comprar un disco si puede acceder a escucharlo gratis? Esto hace que todo esto se esté reformulando. Nadie sabe qué pasará en el futuro, pero nosotros seguimos grabando discos, aunque no sabríamos por cuánto tiempo más.
Los discos por ahora nos sirven para vender en los recitales, para sonar en alguna que otra radio, para promocionarnos, pero la inversión es muy alta. Es, sobre todo, autogestiva. Mientras tanto apelamos a continuar grabando el cd para regalárselo a los amigos.
- ¿En qué formato te presentás este fin de semana? ¿Qué música mendocina a vos te ha parecido interesante?
- Me presento como se puede (risas). Cuando las cosas dan para presentarnos en trío o cuarteto, se arma. También, si se da viajar solo con la guitarra. Lo importante es continuar teniendo contacto con los espectadores y tener el ejercicio de la profesión. Para mí viajar con tres músicos resulta difícil. Me encantaría, pero a veces no se puede.
Sé que Mendoza es un lugar especialmente prolífico para el surgimiento de músicos talentosos, sobre todo en el mundo de la guitarra cuyana. Es una escuela extraordinaria. Hay una forma de tocar, de armonizar, que es propia de Mendoza, más allá de las tonadas y las cuecas. En mi último disco, por ejemplo, han trabajado cuatro mendocinos; Pablo Budini, con quien compusimos un tema; Marcos Di Paolo, tremendo guitarrista que arregló y tocó en un par de temas y Martín Morales, otro talento de acá. Martín Castro grabó con capas de cinco guitarras.
La ficha
Juan Muñiz presenta "Recetas contra el olvido"
Hoy, a las 22, en Donde Duerme la Luna (Viamonte 3005, Chacras de Coria).
Entrada: $ 150.
Mañana, a las 13.
En: Pueblo Mío (Pérgolas de Vista Flores, Tunuyán).
Entrada: $ 150.
En San Rafael
Día: viernes 11 de mayo.
En: Plaza Mayor, Cantina del Club Español (Day 239).
Hora: 22.
Entradas: $ 150.